VII - La cena

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El día amanece mucho más hermoso que los anteriores

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El día amanece mucho más hermoso que los anteriores. La nieve ha dejado de caer y el sol ha salido para disipar la neblina del bosque.

Áine admira el paisaje desde el balcón de su ventana. Como ha sucedido últimamente, tiene muchas cosas qué pensar. Cedrick y Brigitte se han molestado bastante por haber ido con Eddie al bosque de noche y sin ningún arma para protegerse. Ella estaba consciente de las consecuencias desde un inicio. Al menos ha valido la pena. Eddie no logró recordar algo conciso, pero sus sentimientos hacia ella han regresado completamente y todos lo han notado.

Brigitte le ha preguntado si tuvieron sexo y Áine le ha vuelto a dar un manazo por ello. Mientras Cedrick, después de reprenderla por arriesgarse de esa manera, le ha dicho que le alegra ver que al menos las cosas entre Eddie y ella estén mejor.

Sus pensamientos son interrumpidos al escuchar que Eddie entra a la recámara, vistiendo una de esas grandes camisas a cuadros que se le ven ridículamente bien, aunque no sean de su talla. Trae unos pantalones vaqueros y unas botas militares negras.

Ella lo ve e inmediatamente cierra la ventana y le sonríe.

—¿Dormiste bien? —pregunta.

—Sí —él le sonríe en grande y se acerca a darle un beso en los labios.

La mente de la chica se esfuerza por comprender que las cosas cambian muy rápido y que todo eso que está sucediendo es completamente real. Aunque sería lindo que los recuerdos volvieran a él, por el momento ambos están felices de retomar su relación.

Se abrazan y los rayos del sol que entran por la ventana comienzan a iluminarlos un poco.

—¿Tú cómo dormiste? —inquiere Eddie.

Ella lo mira e ignora completamente esa pregunta al notar que los ojos de Eddie se ven más amarillos de lo normal. Ya no son de un color ámbar, ahora parecen dos esferas de fuego. Nunca los había visto sus ojos así.

Sin avisarle o decirle algo al chico, levanta su labio superior en búsqueda de algún cambio en sus dientes caninos. Deja su boca en paz y pasa sus manos por la cabeza de Eddie tratando de ver si sus orejas de lobo han vuelto.

—¿Qué haces? —pregunta él, con una sonrisa. Le parece gracioso lo que ella hace.

Áine lo suelta y suspira mientras se rasca el cuello.

—Estaba buscando algo —se limita a decir. Pasa por su lado y camina hacia el closet esperando que no haga más preguntas. Siente que aún no es el momento de contar la historia completa.

Eddie no le da mucha importancia y se pone a mirar más detenidamente la habitación de la chica. Encuentra en su mesa de noche la fotografía donde aparecen ella y sus padres, bastante felices.

—¿Quiénes son ellos? —pregunta él.

—Mis padres —responde, poniéndose una chamarra que ha sacado.

El Lobo que soñó con ser Hombre - 1 y 2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora