—¡Que comience la diversión! —susurra Dmitri, al no poder hablar más fuerte por las garras de Eddie en su cuello.
Ambos gruñen fuertemente y empiezan a forcejear en el piso.
Áine se reincorpora y toma su arma nuevamente. A pesar de que, en su rostro, corren gotas de sangre por el rasguño en su sien. El coraje que siente por matar a Dmitri y esta vez sí salvar a Eddie, es más grande que el ardor de sus heridas.
Sabe que el chico no puede morir, pero no está dispuesta a dejarlo en estado de catalepsia por otros tres meses para recuperar sus heridas.
Eddie, por su lado, no parece necesitar mucha ayuda. La pelea con Dmitri es de lo más intensa, pero ninguno aparenta ir perdiendo.
Todos se mantienen a una distancia prudente.
—¡Esperé esta pelea por meses! —exclama Dmitri.
—¡No quería hacerte daño! Y me estás obligando a matarte —Eddie se pone de pie.
Dmitri también se levanta, pero con un semblante muy diferente. Está mostrando sus dientes y gruñendo constantemente.
—¡Ya basta! —Eddie intenta calmarse y razonar un poco para detener la pelea.
Su contrincante no opina lo mismo.
Se lanza sobre él y lo estrella contra una de las paredes de la casa. La madera es tan vieja y el golpe tan fuerte, que abren un hueco hacia el exterior.
El frío de la noche entra a la casa, mientras los dos lobos caen en la nieve.
Los tres espectadores se sobresaltan ante esto y se acercan para apuntar con sus armas. Ninguno se atreve a disparar, saben que es de lo más arriesgado hacerlo, teniendo a Eddie forcejeando cuerpo a cuerpo con el otro lobo.
El chico golpea a Dmitri con fuerza y se lo quita de encima, ahora para someterlo él. Lo vuelve a sujetar del cuello y entierra sus garras.
Dmitri comienza a jadear en forma de gruñido mientras rasguña el brazo de Eddie como defensa.
—¿Esto es lo que querías? ¿Pelear conmigo hasta la muerte? —el chico afloja su agarre para dejarle hablar.
Dmitri comienza a toser y a recuperar el aliento.
—Quería matarte una vez más, pero veo que el volver de la muerte te hizo más fuerte —gruñe mirándolo a los ojos.
Eddie le suelta el cuello y se pone de pie.
Quiere alejarse de la cabaña para poner a salvo a su familia, aunque también quiere terminar con todo.
Odia a Dmitri, pero lo vio crecer, lo salvó cuando era un bebé y no tiene el alma tan rota como para asesinarlo a sangre fría.
Lo hará sólo si ve en peligro real a las personas dentro de la casa.
Se pone en cuatro patas y comienza a correr hacia la montaña, lo hace de manera lenta para que Dmitri lo siga. Este no pierde la oportunidad y corre más rápido que él.
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El Lobo que soñó con ser Hombre - 1 y 2 ✔
Short StoryEn su regreso a Escocia, Áine espera encontrar un poco de calma. Contrario a ello, encuentra el amor de una manera tan peculiar que agita toda su vida. Termina enamorada de una criatura que ni en sus más recónditas pesadillas hubiera imaginado. Amb...