En su regreso a Escocia, Áine espera encontrar un poco de calma. Contrario a ello, encuentra el amor de una manera tan peculiar que agita toda su vida.
Termina enamorada de una criatura que ni en sus más recónditas pesadillas hubiera imaginado.
Amb...
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Áine comienza a llorar al ver al lobo perderse en la oscuridad de la noche. Se deja caer de rodillas sobre las hojas secas y se cubre el rostro empezando a sollozar.
Tiene fuertes sentimientos encontrados. No entiende porqué Eddie le ocultó la verdad si la conocía tan bien pero a la vez piensa en todas las similitudes entre él y el lobo hasta el punto en que se reprocha no haberlo intuido antes.
Se enamoró de una criatura legendaria y su mayor preocupación en ese momento es si lo volverá a ver y el porqué no le contó toda la verdad.
—Áine ¿Me escuchas? —le tocan el hombro.
Ella voltea asustada y se percata que es Cedrick en cuclillas junto a ella.
—Hija ¿Estás bien? ¿Qué te pasó? —inquiere mirándola de arriba a abajo.
Ella se lanza a los brazos del hombre buscando consuelo pero lo hace tambalear y caen al piso.
—¿Qué ocurre? Me estás asustando —le susurra.
—Un hombre intentó atacarme —explica finalmente con su rostro en el pecho de Cedrick.
—¡¿Qué?! —la toma de las mejillas y la mira asombrado.
—Un hombre me iba a lastimar pero el lobo me salvó —llora de nuevo.
—¿Cuál lobo?
—Nunca hubo ningún perro en el bosque —se pone de pie y limpia sus lágrimas—. Cada noche me veía con un hermoso lobo negro que me hacía compañía y el día de hoy me salvó de las garras de una bestia humana.
Cedrick la mira atónito aún desde el piso y se levanta lentamente analizando esa información en su mente.
—Dices que un hombre intentó hacerte daño pero tu amigo el lobo ¿Te salvó? —frunce el ceño.
—Sí —comienza a caminar en círculos.
—¿Te das cuenta de lo que me estas diciendo, Áine? ¿Te das cuenta de lo mucho que te pusiste en peligro sólo por tus caprichos? —la detiene y la toma de los hombros— ¿Qué habría pasado si yo no te hubiera seguido por el bosque? Apenas te pude encontrar gracias a tu llanto.
—¡El lobo ya me había salvado cuando tú llegaste! —le grita—. Le arrebató el arma al hombre y estoy bien gracias a él -camina hasta donde está el revolver en el suelo y se lo muestra a Cedrick.
—¡Wow! ¡Ten cuidado con eso! —levanta las manos y camina hacia la chica para quitarle el arma.
—Tengo algunas cosas qué decirte pero necesito que confíes en mí —dice ella rompiendo en llanto nuevamente y su cuerpo comienza a temblar.
El hombre le saca las balas al arma y la guarda en su chamarra.
—Primero hay que volver a casa, estás muy alterada. Vamos a casa, te preparo un té caliente y ya después podrás explicarme todo lo que pasó —se quita la chamarra y la pone sobre la espalda de la chica—. Prometo que escucharé todo lo que tengas que decirme.