FIN

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𝐀𝐛𝐞𝐫𝐟𝐨𝐲𝐥𝐞, 𝐄𝐬𝐜𝐨𝐜𝐢𝐚 - 𝐅𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟔𝟔

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𝐀𝐛𝐞𝐫𝐟𝐨𝐲𝐥𝐞, 𝐄𝐬𝐜𝐨𝐜𝐢𝐚 - 𝐅𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟔𝟔.

Las calles del pueblo se ven llenas nuevamente. Las festividades decembrinas han hecho que las personas dejen de lado el tema del hombre-lobo y se enfoquen en sus propias vidas. El turismo ha aumentado considerablemente y el pueblo vuelve a su ritmo habitual.

Han dejado de buscar al lobo, cuando en realidad ahora sí hay un Lobo-Hombre suelto en el bosque.

En un lindo invernadero junto al mercado de la calle principal, una mujer de unos 70 años llega con bolsa en mano, un gran abrigo, un gorro tejido y unos gigantescos anteojos.

—¡Bienvenida! ¿En qué le podemos ayudar?

—¿Cuál es tu nombre, linda? —entrecierra los ojos intentando leer su gafete.

—Soy Áine —responde.

—¡Mucho gusto, Áine! —sonríe—. Estoy buscando semillas de cardos ¿Tendrás algunas? —inquiere con una dulce voz.

—Creo que tenemos algunas en el almacén, deme un momento —camina hacia una pequeña bodega mientras guarda sus guantes de jardinería en el delantal amarillo que lleva puesto. Busca entre las cajas un paquete de semillas de cardo y regresa con la anciana.

Un pequeño cachorro de Border Collie blanco y negro juega en los pies de la mujer y ella intenta agacharse para hacerle mimos sin lograr atraparlo.

—Áine ¿Podrías amarrar a tu perro? —dice el encargado del lugar—. Sólo nos va a espantar a los clientes —dice con gracia, toma un saco de fertilizante y lo arrastra lejos de ahí.

La chica suspira y toma al cachorro en brazos.

—Disculpe las molestias —murmura.

—No es ninguna molestia, linda —acaricia la cabeza del perro—. ¡Éste cachorro es muy hermoso! No le hace daño a nadie ¿Verdad, precioso? —hace una voz aguda para hablarle al cachorro—. ¿Cómo se llama?

Brodie.

—¿Cómo el castillo?

—Si, como el castillo... —suspira y agacha la mirada.

Le entrega el paquete de semillas a la mujer y resguarda las plantas que quedan al intemperie antes de terminar su turno. Tiene que hacer eso a diario ya que la nieve que cae por las noches podría dañarlas.

Cedrick pasa por ella después del trabajo y vuelven a casa para cenar. No hablan mucho, no hacen mucho.

Así han sido los últimos meses.

—En cuanto crezca, se irá conmigo a cuidar ovejas —señala Cedrick al cachorro echado junto a la mesa.

—Aún es un bebé —reniega ella sin quitar la vista de su plato.

El Lobo que soñó con ser Hombre - 1 y 2 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora