💫Destello Rengoku 💫

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Advertencia: Fluffydez, harta Fluffydez 💖💖💖

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Las inocentes personas hacían sus actividades diarias como si nada, arando la tierra o algunos pasando con carretas movidas por caballos o burros, llevando sus mercancias cuando de repente una ráfaga de aire levanto polvo, faldones, hojas secas y hasta hizo tambalear a algunos que caminan distraídos. Quedándose perplejos por lo ocurrido, los más agudos juran que era una especie de rayo amarillo con rojo.

En cuánto a Kyojuro corría por el camino principal, esquivando personas y animales. Tenía que ir a casa y comprobarlo el mismo lo dicho por el cuervo de su padre.

¿Su dulce Giyuu mudandose a su casa? ¡¿A su hogar?!! Su alfa interior se removió de felicidad, está a nada de explotar. ¡Es algo que definitivamente no podía esperar a comprobar o esperar un mensaje de su hermano!

(Aclaración que nadie pidió: cuando un alfa se lleva a su omega a casa y este acepta es otra señal de formalidad, que ya está listo para integrarse a la manada del alfa y hacerla crecer. ustedes saben a lo que me refiero 😏👍)

Aumento por tercera vez su velocidad para llegar a la estación de tren más cercana y tomar el vehículo terrestre potencializado con vapor. Podría ir directamente a su casa pero sería atravesar montaña y lastimarse por correr en territorio salvaje no es opción. Atravesó el pueblo en crecimiento hasta llegar a su objetivo.

- ¡Oiga ¿Cómo que el tren ya se fue? -
- si partió más temprano de lo normal, para no toparse con la lluvia más adelante - dijo uno de los trabajadores del lugar con voz calma.
- ¡eso si que no! - protesto el individuo agitando su boleto en el aire - ¡quiero un reembolso!! - exige pero de repente los dos sienten una corriente de aire y en la mano del pasajero hay dinero.

- ¡Que buen servicio! - festejo con una sonrisa dejando confundido al hombre de traje elegante.

Kyojuro por otro lado, siguió corriendo hasta llegar al tren que apenas va arrancando y de un salto alcanzó el último vagón, se sostuvo de un barandal sin dejar de sonreír. Aprovechando esa pausa, se relajo un poco y recupero su energía respirando tal como su padre le enseño.

-¡Ya voy en camino Giyuu!! - exclamo muy entusiasmado.

...

Mientras tanto en la residencia Rengoku.

Con sus dedos hábiles, hilo y aguja fue reconstruyendo el nido de Senjuro. Giyuu ya había cambiado el relleno por algodón limpio y lo fue a lavar al río. Mientras lo deja secar al sol en unas piedras cerca del cause, el continuo con el nido.

Cuando pudo desprenderse de los cachorros Kamado, se dirigió a Senjuro para arreglar su nido. El menor de los Rengoku sonrió muy contento y lo llevo de nuevo a su habitación. Al ver su colecho, como imagino, se maltrato antes de tiempo porque no fue construido para cuerpos adultos, no para larga duración. Los bordes están algo dañados, posiblemente de algunas patadas o sirvieron de apoyo en las piernas. Lo demás es desgaste por el uso.

Así que ahí está el Omega de cabello negro azabache, rehaciendo el nido y fortificando los bordes con paja más gruesa y alta pero siendo cuidadoso en enredar bien las ramitas para evitar que piquen. Ya había conseguido un montón de hojas de arce y abedul secas y paja dorada del granero como adicional, antes de llegar a la finca Rengoku compro lana de oveja (previamente lavada). Cómo ya vienen las heladas grises, debía construir el nido con mayor material aislante para darle calor a Senjuro. Mientras ordena las hojas, pasa sus manos por su cabello, impregnado su olor una vez más en casa pasada.

Todo eso siendo observado por el joven alfa de ojos atardecer. Sonrie con entusiasmo paciente para disfrutar una vez más su nido. Había cuidado mucho su colecho pero no siempre se podía evitar que su hermano y padre se durmieran en el. Había ayudado a Giyuu en lavar la carga de algodón anterior y las sábanas. Sus ojitos prestan absoluta atención en sus movimientos mientras cose y esponja segmentos formando un colchón de algodón y lana de fondo.