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El resto del recorrido fue más tranquilo para la buena suerte de Shinjuro.

Kyojuro hablaba más suavemente con Giyuu, se vio obligado a prestar más atención al camino por los dos ramazos que se dió por perderse en la mirada de ojos azules. Pero igual sus mejillas están ruborizadas y mantiene la suficiente cercanía para que sus manos se toquen.

La noche ya está empezando a pintar el cielo junto con la luna. Lo más normal es continuar con su recorrido pero ha Sido un día muy estresante en varios sentidos, además, es una zona bastante segura. Hay varios árboles de glicinas por los alrededores y al ser un prado, el sol ilumina más tiempo.

– acamparemos aquí. – detiene sus pasos Shinjuro, poniendo sus brazos sobre su pecho.
–¡Excelente! ¡Tomioka! Busquemos madera para poner una fogata - anima el alfa menor tomando de la mano al Omega.

– ¡eso si que no! Ve a buscar tu solo, Tomioka buscará dónde dormir. -  Kyojuro afirma sin rechistar la orden del pilar mayor/padre.

Una vez solos, Giyuu hace su parte en buscar un buen sitio para dormir. No sé preocupa si lo llega a perder de vista, su aroma es bastante destacable.

No es la primera vez que duermen al aire libre, así que, Shinjuro confía en el pelinegro mientras el se dirige al río a pescar. No es por discriminar pero siendo Omega, sus instintos lo hacen encontrar lugares seguros y cómodos para refugiarse, además ¡Hace estupendos nidos!! Mas Confortables con sus cobijas o haoris para cubrir el suelo. También por eso, le encomienda refugiar a los civiles cuando están en cacería aunque su falta de expresión no ayude mucho.

(Aclaración: en este universo, los omegas pueden hacer nidos sin importar si están en celo, en espera, si tienen niños o no. Después de todo, es un refugio)

Shinjuro aún recuerda la calidez del nido que Ruka hacia según la oportunidad. Frescos para verano o afelpados en invierno, con su aroma de baya de enebro y magnolia que reconforta su corazón. Siempre amplios por su altura y un poco más altos por el nivel de las piernas para que pudiera descansar después de perseguir Demonios.

Desde que ella falleció, no volvió a estar en algún nido, intento mantener los colechos que ella había hecho pero el mismo paso del tiempo se fueron deshaciendo hasta perder su olor.

Fue un golpe duro para el, para todos en la familia.

Hasta que Tomioka se hizo su compañero. No sé lo pidió ni siquiera sabía que podía hacer uno. Simplemente ocurrió cuando pasaron juntos su primera noche al aire libre.

Dejo sus dulces recuerdos para otro momento, los peces son escurridizos y la luz del sol estaba empezó a morir en la lejanía.

...


Giyuu camino un par de metros más, guiando su cuerpo usando sus instintos. Veía a los alrededores donde sería un buen lugar para descansar 3 adultos. Un poco rio abajo y un tanto alejado del camino principal, la caprichosa forma de un árbol de wisteria con flores rosadas. Su intoxicante aroma se disipa por el viento de la montaña, el césped es tierno y cerca había montón de hojas secas y musgo. Por la ubicación, el sol daría hacia ellos, no hay árboles frondosos o peñazcos que puedan servir de refugio para demonios.

Dió su visto bueno y empezó a fabricar el nido.

Recolectó todas las hojas secas a su alcance, las hojas verdes de plantas inofensivas también cayeron en sus dedos. Empezó a darle forma desde el centro a la periferia, ramas grandes delimitan la zona y evitan que vuelen las hojas. Usando las más frescas en el suelo como base, acomodando el césped, retirando las piedras, ramitas y las hojas secas  forman paja provisional una vez que quitó el tallo. esponjando las hojas y moldeando fue formando el nido, teniendo en cuenta la estatura de Shinjuro y Kyojuro.

Hacer un nido le recuerda a su infancia, cuando vivía con su hermana. La dulce Tsukako al ser un beta, no sabía cómo hacerlos pero conseguia algunos materiales para el como algodón, telas, plumas de ganso etc. Giyuu la veía construirlos y aunque no eran del todo cómodos, se sentía el cariño en ellos. Después el aprendió a hacerlos observando a las aves, las madrigueras de conejos y algunas madres al espiar por las ventanas.

Aún tiene fresco en su mente la sonrisa de felicidad de su hermana cuando le mostró su primer nido y durmieron tranquilos en el.

Tan metido estaba en su tarea y agridulces recuerdos que no se dió cuenta que Kyojuro tenía más de 25 minutos mirándolo.

En su búsqueda de buena madera, se detenia en ratos para olfatear el aire y detectar si el pilar del agua estaba bien. Cuando no sentía rastro de amenazas, volvía a lo suyo.  Con los brazos cargados de troncos que rompió con sus manos para volverlo más manejable, volvió a revisar el aire. Su instinto se alarmó cuando noto que su aroma se perdió, rápidamente fue a buscarlo en el último sitio que dejó su rastro.

Tardó unos minutos porque la brisa del aire disipa el olor pero reconoció su figura oculta entre las largas ramas de flores.

La westeria esconde bien su aroma natural, su preocupación paso a segundo plano por la vista no podía ser más preciosa.
Sentado con sus codos apoyados en sus rodillas, apenas pestañea por contemplar embelesado cómo mueve sus manos, acomodando las hojas y esponjando otro tantos para que quede parejo. Siente ternura cuando lo ve fruncir el seño si queda disparejo o hay algo que le estorbe. Sus ojos no pierden detalle cuando saca una sábana gruesa de su mochila, la extiende con mucha calma, con tal de que no vuele las hojas.

Paso ya muchos años desde que se acostó en un nido. La última vez fue cuando su madre lo arropó a él y su hermano, la calidez del refugio hecho por su querida madre. Aún recuerda con nostalgia cuando intento hacerlo para Senjuro, fue desastroso pero divertido.

Ver a su destinado hacerlo provoca un cálido furor en su pecho. Una mezcla de felicidad y nostalgia. ¡Ya quiere probar el nido que preparo!

💫💖💫


Listo!!!

Hay dos tipos de nido: los clásicos que ubican de los pájaros y conejos y los techados con algún arco de bambú. Los últimos son en caso de que viva un tiempo en la intemperie y necesite algún camuflaje.

Les dejé un capítulo un poco más largo y con contenido fuffy. Con cierto toque de añoranza. La familia Rengoku perdió muy pronto a Ruka así que un nido es algo que aprecian mucho. No la reemplazan ni por asomo pero sencillamente esta el confort de estar en un sitio en paz.

Y darle más motivos para que Kyojuro se enamore más de Giyuu 😍.

Gracias por leer corazones de chocolate 💖💖

💫Destello Rengoku 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora