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Ethen.

Las últimas semanas antes de las vacaciones de navidad pasaron relativamente rápido. Me centré en el equipo de fútbol a la vez que Amber me ayudaba con química cuando ambos teníamos un rato. Habíamos pasado mucho tiempo juntos y su ayuda me había llevado a sacar un notable en el examen final.

Estábamos sentados, uno enfrente del otro, con un cuenco de sandía entre los dos, esperando a que llegase la hora de irnos a coger el autobús para la excursión de navidad. Las maletas estaban en el salón, preparadas para irnos en cuanto mi padre llegase a casa. Las habíamos preparado el día anterior, juntos, nos ayudamos mutuamente y nunca pensé que preparar maletas podía ser tan divertido.

Ella tenía un libro sobre la mesa, pero miraba el móvil y tecleaba a toda velocidad, y yo estaba revisando la lista de regalos de navidad que aún tenía que comprar. Una pelota y una camiseta de baloncesto para Harvey, unas gafas de sol nuevas para papá, unas entradas para un partido del FC Miami City para Nathan, un par de pendientes para Emma... Un golpe en la mesa me hizo sobresaltarme. Amber había puesto el móvil con rabia sobre la mesa y estaba colocando el marcapáginas para cerrar el libro.

- ¿Qué pasa preciosa?

- Bryce se ha cabreado porque le he dicho que voy contigo al autobús – me explicó soltando después un suspiro.

- Ya conoces de sobra mi opinión sobre Cooper – le recordé cerrando la libreta donde tenía apuntada la lista de regalos.

Aún tenía que pensar bien que regalarle a Amber. Quería que fuera algo realmente especial, porque ella lo era para mi, pero no muy caro, porque sabía que no le fascinaba nada que tuviese que ver con lo material.

- Lo sé – dijo volviendo a mirar el móvil.

- Deja eso – le pedí apartando el móvil de su vista -. ¿Por qué no haces algo o estás con alguien que te haga realmente feliz?

- Bryce me hace feliz.

- Bryce Cooper no puede hacer feliz a nadie.

- Eso no es verdad, a mi sí – le defendió.

Ilusa.

- Te controla, te hace daño, pero tú te niegas a aceptar la realidad.

- Las cosas no son como las piensas – siguió intentando defenderle -. Él solo quiere...

El sonido del timbre interrumpió el de su voz. Fruncí el ceño. Yo no esperaba a nadie que no fuese papá, y él evidentemente no llamaría al timbre. Giré la cabeza hacia la puerta y luego hacia Amber.

- ¿Esperas a alguien? - le pregunté, y ella me contestó negando levemente con la cabeza -. Ya abro yo, un momento.

Me levanté y me dirigí hasta la puerta. Al abrir, apareció delante de mi la última persona de la tierra a la que quiero ver, bajo cualquier circunstancia y en cualquier momento de mi vida.

- ¿Qué coño quieres, Cooper? - pregunté intentando transmitir con la voz todo el odio que guardaba en lo más profundo de mi ser.

- He venido a por Amber, para ir juntos hasta el autobús.

- Ya la llevo yo, así que puedes irte, gracias por venir – dije con una amabilidad notablemente fingida.

Y cuanto más se notase, mejor.

Amber llegó entonces y miró a Bryce apoyando la mano en mi hombro para apartarme un poco.

- Voy con Ethen, Bryce, gracias por ofrecerte pero no era necesario que vinieras, de verdad – le aclaró a su perrito para controlarlo.

Ramé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora