Amber.
La noche anterior, después de pasar un rato con Ethen volví a mi cabaña cuando él se iba al comedor a cenar. No me apetecía comer nada y así me aseguraba que Bryce no estuviese en la cabaña que compartíamos y podía irme a dormir.
Así fue, al llegar a la cabaña, esta estaba vacía, así que me puse el pijama y me tumbé a dormir. No tardé ni cinco minutos en conciliar el sueño.
Ahora, estábamos en una fiesta que habían organizado junto a la piscina. Yo estaba con Maika, bailando y riéndonos, cuando apareció Bryce. Seguía molesta por lo de la noche anterior, y no habíamos cruzado palabra desde entonces, pero se dirigió a mi con una expresión de enfado notoria en la cara.
- ¿No piensas dirigirme la palabra Damon? - me reprochó enfadado tirando de mi para que me separase de mi mejor amiga.
- ¿Enserio? ¿Por el apellido?
- Sí, si no piensas volver a hablarme.
- No si no te disculpas por lo de ayer – me crucé de brazos.
- ¿Lo de ayer? - dijo elevando la voz y dando un paso hacia mi, atrayendo así las miradas de todas las personas de alrededor.
- Sí, lo de ayer – repetí dando un paso hacia atrás para alejarme de él.
- Toma disculpa.
Lo siguiente que sentí fue un golpe en la cabeza y el agua de la piscina rodeándome.
Me había empujado.
Sentí unos brazos pasando por mi cintura y, cuando abrí los ojos, ya estaba tumbada en el borde de la piscina, con la vista algo borrosa pero reconociendo al instante el rostro de Ethen con una expresión de preocupación en el rostro.
- Eres un puto gilipollas Bryce Cooper – le gritó a mi aún novio (o algo así).
Escuché una risita de fondo y cerré los ojos. No podía estar pasando esto.
- No te preocupes preciosa – susurró el acariciándome el pelo y pasando el brazo por mi espalda para que me levantase -. Como escuche una sola risita más os vais a enterar, ¿entendido?
Se hizo el silencio y yo me apoyé en Ethen al ponerme de pie.
- ¿Sabes dónde está la llave de tu cabaña?
Y negué con la cabeza. Había dejado la mía porque pensaba volver cuando volviese todo el mundo, y la otra llave la tenía Bryce a saber donde. Seguí a Ethen apoyándome en su hombro hasta su cabaña, la cual reconocí cuando la abrió y vi todas las camisetas de fútbol de él y de Nathan tiradas en el suelo. Al entrar, y cuando pude mantenerme en pie lo suficiente para llegar, me senté en su cama.
Un segundo después, caí en cuenta de que al restar mojada le estaba mojando la cama, y me levanté.
- Perdón, no me he dado cuenta de que iba a mojarla.
-Sin problema Amber, siéntate – me dijo sonriendo en poco y me acercó una toalla del baño.
- Gracias por ayudarme Ethen, no había pasado tanta vergüenza en mi vida – dije mirándole y volviéndome a sentar.
- No hace falta que me des las gracias, pero a ver si te das cuenta de que no soy tan malo como pensabas – dijo él sentándose a mi lado.
- No pienso que seas malo, niñato.
- ¿Ah no? - me preguntó con un tono de confusión.
- No, solo que... te cuesta mostrar tus verdaderos sentimientos, que no te gusta hacerlo, los escondes y te haces el duro. Ya sabes, lo que te dije de... la careta.
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Ramé.
RomanceNo esperaba tener que mudarme a una ciudad soleada a mis 17 años, dejando atrás toda mi vida anterior en Portland, pero menos aún le esperaba a él, a Ethen. Ese era el nombre del chico alto y castaño con el que tendría que convivir ahora que mi madr...