Amber.
No hacía ni media hora desde que me había levantado cuando mi madre me llamó desde la planta de abajo para comer. Mi mano fue hasta mi móvil, que estaba cargando sobre la mesita de noche. Las dos y media de la tarde. Me levanté de la cama bostezando a la vez y estirando los brazos y me miré al espejo. Suerte que me había duchado por la noche al llegar a casa, si no tendría un aspecto horroroso.
Abrí el armario y saqué unas mallas de ciclista negras y una camiseta blanca con algunos detalles negros con la intención de adecentarme un poco. Entré al baño y me lo puse, enfundándome después unas jordan sin estrenar que había en el armario cuando llegué.
Bajé las escaleras una vez vestida y fui al comedor. Todos estaban sentados excepto Ethen.
-Buenos días- dije mientras me sentaba en mi sitio.
-¿Te acabas de despertar? Son las dos y media de la tarde Amber- dijo mi madre con un tono divertido en la voz.
-Ya, se me ha alargado un poco el sueño- dije con una pequeña sonrisa.
-¿Un poco? Empezaba a pensar que eres un oso en pleno invierno- dijo Harvey a mi lado arrancándome una carcajada.
La voz grave de Ethen se impuso sobre las risas, resonando en toda la habitación.
-Buenas tardes familia- dijo tomando asiento a mi lado.
-¿Se puede saber dónde has estado toda la mañana Ethen?- dijo su padre mirándole.
-He quedado con Jack para hablar de posiciones y del equipo de este año y se nos alargó un par de cervezas más.
Kevin solo asintió y miró a la mesa.
-Podeis empezar a comer ya- dijo mientras retiraba su parte de la comida a su plato.
Todos los demás imitamos su gesto. La comida de esta casa siempre estaba deliciosa. Un punto a favor de Miami.
-¿Equipo? ¿De qué?- le preguntó mi madre a mi hermanastro mientras pasaba su parte a su plato.
-Fútbol americano. Soy capitán y quarterback- dijo con la intención de impresionar.
-Se te debe dar bien entonces- le halagó mi madre y yo cogí el vaso y le di un trago al agua con la intención de disimular la cara de asco.
-Bueno, supongo que si, no por nada soy el mejor jugador del instituto.
Después de esa frase, el silencio reinó la mesa, siendo interrumpido solo por el ruido de los cubiertos de metal al chocar entre ellos mientras comíamos.
-Esta noche tenemos una cena de empresa. Tenéis que venir todos arreglados y vestidos de negro. Una vez cenemos podéis hacer lo que queráis- dijo Kevin rompiendo la paz en la mesa.
-Ya empezamos- dijo Ethen para después soltar un suspiro.
-Es solo una cena, no te estoy pidiendo que te quedes en la fiesta de después, solo ven a la fiesta y luego te vas donde tú quieras.
-Vale- dijo con voz fría intentando disimular su cabreo antes de levantarse con su plato vacío y sus cubiertos en las manos y dirigirse a la cocina.
-Ya he terminado, con permiso- dije yo intentando que no fuera tan incómodo y recogí mis cosas para ir también a la cocina.
Ethen estaba allí, apoyado en la encimera con los brazos cruzados y con el móvil en la mano. Al escucharme entrar, levantó la vista y me miró. Nuestras miradas se cruzaron y sentí que podía ver todo su interior. Estaba enfadado, pero no sabía el motivo. Me puse a su lado para meter el plato en el lavavajillas.
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Ramé.
RomansNo esperaba tener que mudarme a una ciudad soleada a mis 17 años, dejando atrás toda mi vida anterior en Portland, pero menos aún le esperaba a él, a Ethen. Ese era el nombre del chico alto y castaño con el que tendría que convivir ahora que mi madr...