Amber.
Las semanas siguientes a esa conversación casi no vi a Ethen. Al principio me preocupé, pero Kevin me dijo que se estaba quedando en casa de Nathan y todo mi cuerpo se relajó. Al menos hasta esa misma mañana.
Esa noche era la fiesta de navidad anual de la casa de los Williams. Una tradición familiar, supongo. Lo importante era que Ethen estaría allí, y mi tonta interior solo quería arreglarse y sorprenderle. Quizás fue esa yo la que me llevó a llamar a Maika para pedirle que viniera antes a casa para ayudarme a elegir el vestido y el maquillaje. Y quizás era esa yo la que me había hecho poner el armario patas arriba para encontrar, entre los montones de vestidos que Kevin había encargado para mi, uno que me pareciese el vestido ideal.
Maika no tardó demasiado en llegar, y mi madre le había abierto la puerta, así que ahora estaba sentada en el único hueco vacío de mi cama, que estaba llena por todas partes de decenas de vestidos de colores. Los invitados ya estaban llegando, y sabía que no iban a tardar en empezar a pedirme que me diese prisa, así que miré a Maika con cara de estar pidiéndole ayuda a gritos y ella empezó a rebuscar entre todas mis opciones.
Vi el rojo destacar entre el montón de vestidos de colores más claros y mi mano fue prácticamente de forma automática hasta él. Lo saqué de entre todos los demás y se lo enseñé a mi mejor amiga, que sonrió al verlo.
- ¿Qué te parece este? A Ethen le encanta el rojo, y es muy navideño – le pregunté con una pequeña sonrisa.
- Vas a estar guapísima – me respondió sonriendo y haciendo que mi sonrisa se ensanchase -. Te espero abajo – anunció levantándose de la cama y saliendo de mi habitación.
Era un vestido corto, con tela satinada y escote suelto. El tono rojo no muy oscuro resaltaba, y supe nada más ponérmelo que los labios debían ir del mismo color. No me maquillé nada más además del color rojo mate que me puse en los labios, y me recogí dos mechones del pelo detrás de la cabeza a modo de semirrecogido, pero dejando los mechones del flequillo sueltos.
Bajé las escaleras y me encontré con Maika hablando con Jack, el compañero del equipo de fútbol de Ethen con el que ya había coincidido un par de veces.
- Estás guapísima – me halagó mi mejor amiga nada más verme.
- Muy guapa – secundó el chico a su lado.
Miré al interior del salón, que ya estaba prácticamente lleno, y vi que todos se giraban hacia la entrada, donde estábamos nosotros tres, al abrir la puerta. Todos menos él, que estaba ocupado riéndose con una chica morena que a mi entender era Joanne.
No pude evitar sentir que mi corazón se ahogaba, pero tragué saliva y saludé a mi hermanastro menor, que estaba junto a la puerta, con una gran sonrisa.
- Que guapo estás, Harvs – le dije dándole un abrazo, que él correspondió dándome un beso en la mejilla.
- Muchas gracias hermanita, tú también estás muy guapa.
Saludé a un par de invitados más, los pocos a los que conocía, y no pude evitar volver a mirar a donde estaba Ethen con su compañía. Primer error. Vi como ella se comía con la mirada al niñato que me estaba rompiendo los esquemas, él no había girado la mirada hacia mí ni una sola vez, y mi primer instinto fue esquivar a mi mejor amiga y salir corriendo. Segundo error. De reojo mientras subía la escalera vi como Ethen se giraba para mirarme, y aceleré el paso, entrando en mi cuarto y cerrando la puerta a mi paso.
No tardó más de 5 minutos en volver a abrirse.
- Amber, dios, no puede ser, ve ahí abajo y deslúmbrales a todos. Es tu noche.
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Ramé.
RomanceNo esperaba tener que mudarme a una ciudad soleada a mis 17 años, dejando atrás toda mi vida anterior en Portland, pero menos aún le esperaba a él, a Ethen. Ese era el nombre del chico alto y castaño con el que tendría que convivir ahora que mi madr...