Ramé.

29.

Capítulo 29.

Ethen.

Amber y yo no hablamos después de ese beso. Ese beso al que siguió otro, y otro más, hasta que su móvil sonando nos interrumpió y aproveché para coger mis llaves, salir de casa y coger el coche para recoger mis cosas de casa de Joanne.

Para cuando volví, el resto de la familia ya estaba en casa, así que después de saludarles, solo subí a mi cuarto y me metí en la cama.

- Yo me piro. Ethen, nos vemos en la salida – nos dijo Nathan a Joanne y a mi antes de levantarse y salir de la cafetería.

Sé que Joanne me siguió hablando, pero no sé de qué me hablaba, porque era incapaz de apartar la vista de la chica que me estaba dejando loco desde el día que la conocí con el simple hecho de existir.

- Ve a hablar con ella.

Esa fue la primera frase que escuché entera cuando salí del trance en el que había entrado.

- ¿Qué? - le pregunté para que supiera que no la había escuchado.

- Que vayas a hablar con ella.

- ¿Con ella? ¿Con quién?

No entendía a qué se refería, y creo que mi cara de confusión lo expresaba lo suficiente.

- Con Amber, te gusta, ¿verdad?

- ¿Se nota mucho? - pregunté.

No quería que fuese evidente, pero no me quedaba ni la más mínima duda de que lo era, de que era muy evidente y que cualquier persona que me viese mirarla lo notaría sin mucho esfuerzo.

- Bueno, te conozco bastante, pero sí que se nota, sí.

- Joder.

- ¿Lo sabe? - me preguntó mirándome.

Sé que se quería esforzar en ayudarme, y me daba pena que tuviese que hacerlo.

- Joanne, si esta conversación te incomoda no hace falta que...

- Williams, tú y yo somos amigos, claro que no me incomoda, quiero ayudarte.

- Joanne, pero tú y yo hemos...

- Que nos hayamos liado no significa que me duela que te guste otra, ni que esté enamorada de ti, ni siquiera estoy pillada, me atraes porque es más que evidente que eres muy guapo, pero no te preocupes por mi, puedes hablarme de lo que necesites.

No sabía si tomármelo como un halago o como un golpe bajo a mi ego.

- Está bien, gracias Joanne.

- Bueno, pero contéstame, ¿lo sabe o no?

- Sí, lo sabe, ayer, cuando fui a casa a por mis llaves, me abrió la puerta y... nos besamos. Pero cuando tú y yo nos besamos en la fiesta ella ya lo sabía, de hecho, y no te lo tomes a mal, estaba pensando en ella cuando...

- Ya lo sé, no te preocupes, me lo imaginé cuando me pediste que nos fuésemos. ¿Quieres hablarme de ello?

- Es solo que... no sé Joa, me da miedo todo esto, me da miedo quererla tanto, me da miedo porque sé que puede hacerme daño, porque no quiero que me haga daño. Hace unos meses nadie tenía el poder de destrozarme, y ahora la tengo a ella y se ha vuelto una debilidad. La veo y solo quiero abrazarla, cuidarla y protegerla, solo quiero apartar cualquier cosa que pueda hacerle daño de ella aunque eso pueda hacerme daño a mi, y eso me preocupa porque sé que yo mismo puedo hacerle daño, pero no quiero alejarme porque la quiero y me aterra quererla.