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Amber.

A la mañana siguiente me despertaron los rayos de sol que entraban por mi ventana. Miré alrededor y caí en cuenta de dónde estaba. Mi primer despertar en Miami. La primera mañana de mi nueva vida. Quité las sábanas de mi cuerpo y me levanté.

Mi vista se dirigió directamente al gran ventanal de mi nueva habitación. Las vistas desde esa mansión eran absolutamente impresionantes. La playa frente a la casa era preciosa y eso era innegable, aunque odiara el mar y todo lo relacionado con él. Tres golpes sonaron en mi puerta.

-Adelante- la puerta se abrió y entró Harvey.

-Buenos días.

-Buenos días Harvs.

-Mi padre quiere que desayunemos todos juntos aprovechando que está Ethen en casa. Te esperamos abajo.

-Vale, gracias por avisarme, ahora bajo.

La puerta se volvió a cerrar y yo agarré mi móvil. Al encenderlo, tenía más de 10 llamadas perdidas de Maika, así que la llamé automáticamente. Un par de tonos después, contestó.

-Amber, me tenías preocupada, ¿llegaste bien a casa?- dijo nada más contestar sin dejarme decir nada.

-Si, tranquila, llegué bien. Tengo que contarte algo que pasó, no me llevó Bryce.

-¿Y quién te llevó?- escuché a mi madre gritar mi nombre desde la planta de abajo.

-Tengo desayuno familiar. Ven en media hora y te cuento cuando salgamos.

-Vale, ahora nos vemos- dijo para después colgar.

Yo volví a mirar la pantalla. Ni una llamada, ni de Oliver ni de Amanda. Lo apagué desanimada, lo dejé en mi mesita de noche y me acerqué a mi armario. Mis mejores amigos me prometieron que me llamarían por la noche, pero ninguno de los dos me había mandado siquiera un mensaje.

Agarré una camiseta de tirantes rosa y unos vaqueros cortos color negro. Me vestí los más rápido posible y me puse una sandalias con algo de plataforma del mismo color que la camiseta. Preparé un pequeño bolso con las gafas de sol, algo de dinero, el cargador portatil y los auriculares y me lo colgué en el hombro. Salí de mi dormitorio no sin antes coger el móvil y guardármelo en el bolsillo trasero del pantalón.

En el comedor, ya estaban esperando todos menos Ethen, así que tomé asiento en el mismo sitio que el día anterior. En el centro de la mesa ya estaba puesta una bandeja de pan, mermeladas de distintos sabores y dos jarras de zumo de naranja.

-Buenos días- dije mientras me sentaba.

-Buenos días- dijeron mi madre y Kevin al unísono.

-¿Qué tal lo pasasteis ayer?

-Bien, conocí a un amigo de Maika y hoy vamos a salir los tres jun...- mi voz fue interrumpida por una más grave.

-Buenos días familia- dijo Ethen entrando y sentándose a mi lado.

-Buenos días Ethen- le respondió Kevin a su hijo mientras yo le fulminaba con la mirada.

-¿Que decías, preciosa?- preguntó mi madre mientras yo cogía una tostada pequeña de la bandeja y la huntaba con mermelada de fresa.

-No me llames así- Ethen a mi lado sonrió divertido. Odiaba que mi madre me llamara así, y más aún cuando había gente delante.

-Lo siento, ¿qué nos estabas contando?

-Que ayer conocí a un amigo de Maika, Bryce Cooper, y vamos a dar una vuelta los tres juntos- di un mordisco a la tostada.

Vi de reojo como la expresión de Ethen cambió de la diversión a la incredulidad en un segundo y al enfado al segundo siguiente.

Ramé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora