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[Agosto, 2010]

El verano junto con las vacaciones habían terminado, comenzaba el otoño y a su lado el regreso a clases.
El día tan esperado y que los llenaba de miedo había llegado, entrar a la Preparatoria.

–¡Mírate, mi pequeño Jiminnie ya está en Preparatoria!– Expresaba feliz.

–Y todo es gracias a ti mamá.– La abrazó.

Sooyun tenía tan solo 19 años cuando se enteró que estaba embarazada, no sabía qué hacer, pero una cosa tenía segura, no iba a renunciar a ese embarazo, pero cuando Kenji —el padre de Jimin— se enteró, decidió huir de regreso a Japón y jamás volvió a saber de él.

Se quedó destrozada, su padre la echó de casa dejándola en la calle, pero ella jamás se rindió. Trabajó limpiando vidrios, siendo mesera, lavaplatos, limpiando pisos hasta que un día, debido a su esfuerzo, consiguió cada vez mejores trabajos, y gracias a sus estudios e inteligencia llegó a ser gerente de una empresa de telecomunicaciones, aprendió varios idiomas y conoció a muchísima gente importante que vieron su potencial, consiguió una mejor vida para su hijo.

4 años después, un día cualquiera mientras pasaba a recoger al pequeño Jimin de la guardería, Sooyun se encontró con su padre, el hombre estaba enfermo y sin nadie quien lo cuidara, le suplicó lo perdonara y lo ayudara en sus últimos momentos. Ella era una buena persona, no tenía el corazón de dejar a alguien sabiendo que necesitaba ayuda, y menos a su padre.

Jimin convivió con su abuelo solamente 3 meses hasta que el hombre murió, Sooyun queriendo dejar atrás su pasado decidio mudarse a Los Angeles, tenía una mejor vida, una casa propia y lo mejor, tenía a su hijo quien creció sabiendo el esfuerzo que había hecho por darle lo mejor. Jimin siempre fue el primero de su clase, responsable, educado, inteligente y tranquilo, Sooyun sabía que había válido la pena cada cosa que tuvo que hacer.

–No hagas llorar a mamá, Jiminnie.

–No te preocupes por mi madre, verás que todo estará bien. Y cuando tenga edad por fin dejarás de trabajar y te daré un poco de lo que tú me has dado durante tantos años.– Se separó del abrazo y la miró a los ojos. —Te lo prometo.

–Lo sé hijo, confío en ti.– Acarició el rostro de Jimin como siempre solía hacerlo.

–Te veo en la noche, ¿de acuerdo? Te amo mamá.– Besó su frente y salió.

Había quedado con sus amigos de verse en un punto medio para caminar juntos a la escuela.

–Mierda, llegué 10 minutos antes, me tocará esperar como idiota.– Se quejó.
A lo lejos escucho el crujir de algunas hojas, era Yoongi quien llegaba junto con Jungkook y Hoseok.

–Vaya, sí que te levantaste temprano.– Dijo Yoongi.

–Yo siempre me levanto temprano, más bien debería de aplaudirles a ustedes, son los que siempre llegan tarde ¿qué cambió hoy?.

–Bueno, digamos que yo no quería estar en mi casa.– Contestó Yoongi.

–A mi me estuvo molestando toda la noche este tarado.– Decía Hoseok dándole un pequeño golpe en la cabeza a Jungkook.

–¡Au! Perdón, estoy nervioso ¿sí?

–No te preocupes, no fuiste el único que no pudo dormir por culpa de su hermano.– Decía Jin llegando junto con Tae.

–Perdón, no tenía sueño y si yo no podía dormir ¿tú por qué lo harías?

Todos se quedaron unos minutos conversando sobre sus actividades del día y dándose ánimos. Hoseok y Jin le dieron la responsabilidad a Yoongi de cuidar de los otros tres.

[ Querido Taehyung ] -𝚃𝙰𝙴𝙺𝙾𝙾𝙺-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora