Voy al colegio pensando en pasar la mañana en la terraza y faltar a todas las clases de hoy. Sin embargo, descarto la idea por dos motivos:
Recién salgo de un buen lío y no quiero que la directora se arrepienta de no haberme expulsado.
La última vez que fui a la terraza, Logan también vino. No quiero arriesgarme a encontrarlo de nuevo hoy.
De todos modos, en la clase de Apellido Raro, yo estaba tan distante que cualquiera podría pensar que estaba en algún lugar lejano.
Me dediqué a hacer garabatos en la esquina de la hoja mientras el tiempo pasaba. Aunque las horas se me hicieron largas, ni me di cuenta de que había terminado la clase hasta que vi a todos guardando sus cosas.
Los imité mientras suspiraba y bajamos todos al recreo. Me sentía sobrepasada. Mis propias lágrimas, esas que no derramé, me estaban ahogando por dentro.
Yannick me dijo "estás como ausente". Sin embargo, antes de que pudiera responderle, llegó Sean para arrastrarla lejos. Ella se fue con él sin oponer resistencia.
Me senté en uno de los bancos. Esta vez no me molesté en fingir que estaba haciendo algo con el celular. Simplemente miré fijamente a un punto en el suelo, con mis brazos colgando a mis costados.
Sentía las palabras de Yannick, aquellas que no pude responder, pulular por mi cabeza:
Estás como ausente.
Estás como ausente.
Estás como ausente.
Pronto me encontré recitando para mí misma los primeros dos versos de uno de los poemas de Pablo Neruda.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Por primera vez siento que quizá soy una de las personas para las que Neruda escribió el poema. Callada, melancólica, la voz de Logan tratando de tocarme, pero yo solo oyéndola así, a lo lejos.
¿Qué carajos tengo en la cabeza? Jugar de esa forma con los sentimientos de alguien. Qué desfachatez. Me desconozco. Con razón lo decepcioné tanto.
***
En la clase de filosofía, Dexter me saca de mis pensamientos tristes y autodestructivos mirándome preocupado, analizando mi expresión.
—Puedes preguntar —Le doy permiso.
—¿Qué carajos te pasa? Estás como apagada. Ni siquiera parece que estés aquí.
—Tuve problemas con la directora. Y discutí con mi padre. Y con Logan.
—Parecen muchos problemas.
—Ajá. Lo que sucede es que... —susurro esto último— se enteraron de que fui yo quien escribió el techo.
—¿Qué?¿Cómo?
—No lo sé. Sinceramente no lo sé. Creí que había sido Logan porque el viernes por la noche peleamos pero cuando fui a encararlo me dejó muy claro que él no había sido.
—La verdad es que no me imagino a Logan diciéndoselo a la directora.
—Ya no sé de lo que es Logan capaz...
—¿Qué esperabas que sucediera al encararlo? —me preguntó, aunque realmente no tenía respuesta.
—No lo sé. Creo que hubiera sido lo mismo si él me hubiera delatado. Es decir ¿Qué haría yo en esa situación? Perdería mi confianza en él, pero... creo que ya la perdí de todas formas...
ESTÁS LEYENDO
Esquivando al Amor -COMPLETO
RomantikEstamos tan acostumbrados a las historias de amor con problemas clichés que a veces olvidamos que el mayor problema usualmente es el miedo. Y tú a mí me temías. Sí, qué terror que te daba. Y cómo me dolía que me temieras, y cómo me dolías por tantas...