EPÍLOGO

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Estoy corriendo al cumpleaños de Thiago.

Tengo que llegar a tiempo, tengo que llegar a tiempo.

¿Qué?¿Quién es Thiago?

¡Mi hermanito! ¿Quién más? ¡Ya va a cumplir cuatro años!

—Aliisa, baja la velocidad, ya estamos cerca.

—¡No, Dexter, no! ¡Si no hubiera sido porque le diste la dirección equivocada de mi casa al taxista, ya estaríamos allá!

—¡Ya te dije que lo lamento!¡Deja de reprochármelo!

Ruedo los ojos mientras termino de correr las cuadras que nos quedan hasta casa. Por suerte me di cuenta de que el taxista nos estaba llevando a cualquier lado. En fin, un poco de ejercicio no viene mal, ¿verdad?

Yo le hubiera dicho la dirección correcta al taxista cuando noté que no nos estaba llevando que correspondía, pero Dexter me rogó que mantuviera la boca callada porque sería "demasiada vergüenza en un solo día". Ahora ambos pagamos las consecuencias de no corregirle al señor, llegando al cumpleaños jadeando y transpirados.

Saco las llaves de mi casa y abro la puerta. Dejo las llaves en el mueble, al lado de la foto familiar que tomamos hace unos meses en la que incluso aparece Dexter a mi lado.

—¿Dónde está el cumpleañero? —pregunto emocionada con el regalo en la mano.

—Aquííí —grita, corriendo hacia mí.

—¿Cómo está mi hermanito más lindo? Mira lo que te traigo.

Él abre la caja para encontrar algunas hojas, un cuaderno para colorear y un par de lápices y marcadores de colores. Es un regalo humilde, pero lo mejor en lo que me permití gastar con mi sueldo como profesora particular de medio tiempo.

—¡Yo también le traje algo a mi cuñado! —bromea Dexter, sacando de su mochila un gran cuchillo de cocina de plástico verde.

—¡Con esto puedo ayudar a papi a cocinar cuando hace ñoquis!

Dexter le revuelve el pelo al pequeño antes de que él corra a mostrarle a Meredith sus nuevas pertenencias.

—¡Aliisa! —me saluda papá con un abrazo—¿Cómo estás?

—¡Bien! ¿Ustedes?¿Cómo se porta el pequeño demonio?

—Es un buen chico. Aunque la otra vez estuvo jugando con el papel higiénico. Quiso disfrazarse de momia.

Estallo en carcajadas mientras me imagino el desastre.

—¿Entonces?¿Cómo es la convivencia juntos? —nos pregunta mi padre.

—Estos primeros meses fueron geniales, Dexter no ronca así que puedo dormir tranquila.

—Eso es un alivio, pero ¿de dinero?¿Están bien?

—Yo gano lo mío con las propinas como camarero —se une Dexter a la conversación, haciéndose un lugar a mi lado y dejando su mano en mi cintura.

—Y sabes que este último par de años estuve ayudando a los chicos de secundaria con las materias que necesitan mejorar.

—¿Pero les alcanza para el alquiler?

Miro a Dexter antes de soltar un suspiro y decir lo que nos preocupa a ambos—Honestamente, estamos perdiendo más de lo que ganamos. Estamos utilizando los ahorros que guardamos durante el año pasado y el anterior.

—Si siguen así, pronto se les acabará —nos advierte mi padre.

—Pero no tenemos otra opción, también necesitamos nuestros tiempos para estudiar. Estamos haciendo lo que podemos

Esquivando al Amor -COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora