—Bueno, bueno. Recapitulemos —pido—. La novia que me enteré hace menos de dos semanas que tenías está embarazada.
Estoy demasiado sorprendida como para procesar la noticia.
—Lo siento, Aliisa, no lo estábamos buscando pero pasó. Tendríamos que haber sido más cuidadosos —Se disculpó mi padre.
—¡Por supuesto que tendrían que haberlo sido! ¿Y si yo no me enteraba de que tenías novia? No podrías haberme ocultado que tendría un hermanito, ¿Verdad?
—Por supuesto que no.
—Entonces —Lo corto, mis mejillas sonrojándose de la furia—, me hubieras soltado todo junto. Algo así como: "yo tengo una novia y en nueve meses tú tendrás un hermano".
—Basta, Aliisa. Sí, admito que hubiera sido una mala situación, pero no te enteraste de esa manera. Es más, lo primero que pensé en cuanto nos dimos cuenta fue "Qué suerte que Aliisa nos descubrió a tiempo".
Trato de calmar mis ánimos tomando una profunda respiración, para luego preguntar—¿Desde cuándo lo saben?
—Lo sabemos desde el sábado, pero creemos que ya tiene al menos tres o más semanas —sonrió Meredith, acariciando su vientre. Le sonrío de vuelta.
—Entonces... Voy a tener un hermanito. Esto es... sorpresivo. Pero no necesariamente malo
Mi padre y Meredith parecen suspirar aliviados. Creo que temían mi reacción.
—Estamos pensando en... ¿mudarnos juntos? —continúa Meredith. Diciéndolo poco a poco, como si tuviera miedo de que no me guste la idea.
—Completamente comprensible.
—Quizá buscar una casa más grande... —agrega mi padre.
—No, por favor, no. Esta casa me gusta. Es acogedora y no se me ocurre un mejor lugar para criar a alguien.
—Liis, es que nos falta una habitación.
—En menos de dos años iré a la universidad, el bebé podría usar la mía cuando me vaya.
—Lo hablaremos luego —Lo pospone mi padre, sin querer discutir conmigo.
Puedo acceder a cualquier cosa, pero no quiero dejar esta casa. Está tan llena de recuerdos que me daría pena tener que venderla.
***
Mientras mi padre hace el almuerzo, le hago una ronda de preguntas a Meredith, que ella responde divertida.
—¿Perro o gato?
—Perro.
—¿Calor o frío?
—Calor.
—¿Dulce o salado?
—Salado.
—¿Cuántos años tienes?
—37.
Siete menos que mi padre.
—¿Quieres un niño o una niña? —pregunto, refiriéndome al futuro bebé.
—No lo sé. Pero no puedo esperar a saber qué será.
Le sonrío. Ella parece emocionada.
***
Al día siguiente voy al colegio y no puedo ocultar mi sonrisa. Incluso permanezco alegre durante la insoportable clase de Apellido Raro (cada vez encuentro más motivos para odiar a este profesor).
Durante el recreo, les cuento a Julie y a Yannick que tendré un hermanito. No puedo contener mi alegría. No puedo parar de preguntarme si será tan adorable como Maddison.
ESTÁS LEYENDO
Esquivando al Amor -COMPLETO
RomanceEstamos tan acostumbrados a las historias de amor con problemas clichés que a veces olvidamos que el mayor problema usualmente es el miedo. Y tú a mí me temías. Sí, qué terror que te daba. Y cómo me dolía que me temieras, y cómo me dolías por tantas...