Seguía algo nerviosa por lo ocurrido hace unos minutos, pero, luego de un tiempo, los nervios se me pasaron, dejándole lugar a un sueño incontrolable. Se me escapa un bostezo.
—¿Tienes sueño?
—No dormí nada después de que se fueron —me explico.
—Puedes apoyarte en mi hombro... Si quieres, claro, si no quieres no. Quiero decir, solo si estarías más cómoda...
Parece que va a continuar divagando pero lo corto apoyándome en su hombro. Sonrío por un momento, pensando que el Dexter tímido volvió. Me duermo casi automáticamente luego de esto y me despierto solo cuando alguien llama a la puerta de una forma muy insistente.
Cuando despierto, estoy en la misma posición en la que unos minutos atrás me había dormido, solo que esta vez Dexter dormía también sobre mi cabeza.
—Dext —le llamé—. Dext —continué, con la voz un poco más grave—. Dexter —pasados unos segundos sin respuesta, codeé sus costillas.
Bostezó—¿Qué?
—Que te despiertes.
Pegó un respingo y sacudió la cabeza, solté una pequeña carcajada mientras se sonrojaba.
—Lo siento.
Caminé, peinando de forma rápida mi cabello con los dedos, hacia la puerta, para encontrarme de frente con Logan cuando la abrí.
—Hola, Pequeña.
—Hola, Logan, sabes que me llamo Aliisa ¿Cierto?
—Yo te llamo como quiera ¿La pasaste bien ayer?
—Sí —Sonreí—, gracias por la mesa.
—Sabía que iba a serles útil. Perdón por pasar ahora sin avisarte, pero di por sentado que, o bien te quedarías dormida, o bien no tendrías ganas de caminar.
—Adivinaste en ambas.
—Y además pareces de esas personas que, aunque les guste escapar de clases, también les gusta estar para dar el presente. Por eso traje la moto.
—¿Moto? —Casi me atraganto con mi propia saliva de la sorpresa, la voz me salió ahogada. Él rio ante mi expresión.
—Aja, ¿vienes? —él se aparta de la puerta y puedo ver que, efectivamente, frente a mí había una moto, que lucía bastante nueva aunque no podría identificar el modelo, aparcada.
Nunca me había subido a una moto. Se me seca la garganta de solo imaginármelo. Me muerdo el labio inconscientemente. Entonces, cuando estaba a punto de correr arriba del vehículo, recuerdo algo: Dexter sigue en casa.
—Ay, Logan, en serio me encantaría —expreso con sinceridad—, pero uno de mis amigos está aquí e íbamos a caminar al colegio juntos.
—¿Qué?¿Sigue aquí? —Parecía descolocado.
Asiento con la cabeza, incluso sintiéndome culpable aunque no debería.
—Bueno, creo que tendrán que correr, faltaban 10 minutos para las ocho cuando salí de casa. Suerte, Liis.
Abro mucho los ojos apenas se da vuelta ¿10 MINUTOS PARA LAS OCHO? Corro a ver el reloj de la cocina.
Ay, ahora faltaban cinco minutos solamente ¡Y yo odio llegar tarde!
—¡Dexter!¡Nos vamos! —grito, a pesar de que solo estábamos a unos metros.
Tomo mi mochila y las llaves de un manotazo y, apenas Dexter sale, cierro la puerta sin medir la fuerza, causando un estruendo al que no le di mucha importancia.
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Esquivando al Amor -COMPLETO
RomanceEstamos tan acostumbrados a las historias de amor con problemas clichés que a veces olvidamos que el mayor problema usualmente es el miedo. Y tú a mí me temías. Sí, qué terror que te daba. Y cómo me dolía que me temieras, y cómo me dolías por tantas...