#10 Abriendo los ojos

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Estaba inusualmente feliz. Era viernes y recién había llegado del colegio. Sentía esas vibras de fin de semana a flor de piel y estaba de tan buen humor que incluso tenía ánimos para preparar una buena receta para almorzar.

Quizá un salteado de verduras. Suena bien.

Mientras cortaba un par de ajos, pensé en la única preocupación que tenía actualmente: ¿con qué objeto podría identificar a Dexter?

Todavía saboreaba el guiso que había cocinado él para mí la otra vez. Sin embargo, no entiendo qué le pasa últimamente. Podía notarlo algo distante, se alejaba cada vez que amagaba con acercarme. No sé qué bicho le habrá picado.

Creyendo que quizá la música pueda inspirarme en la complicada tarea de compararlo con un objeto, prendí la radio y la puse al máximo volumen.

Canté a todo pulmón mientras cortaba las verduras y bailaba. Entonces, una voz más profunda, comenzó a cantar conmigo.

Mis ojos se abrieron de par en par cuando decaí en su presencia. Con la música tan alta no lo había escuchado entrar.

—¡Aliisa!¡Hola!¡Llegué!

—¡Papá!¡Me dijiste que no venías hasta el domingo! —salté a abrazarlo.

—Trabajé demás estos días para venir a verte antes. Hace más de un mes que no nos vemos ¿Cómo has estado? Te extrañé mucho, Liis.

—¡Yo también! Nunca habías estado tanto tiempo afuera...

Me libero del abrazo y continuamos bailando al compás de la música, la cual continuaba al máximo volumen.

Luego duplicamos la cantidad de verduras que iba a tirarle al salteado para que haya suficiente para ambos y, mientras almorzábamos, nos pusimos finalmente al día.

***

Quise aprovechar el tiempo en familia y sugerí ir al parque. Me gusta hablar y caminar a la vez. Ya le habíamos dado varias vueltas al lugar cuando él se alejó para contestar una llamada, advirtiéndome que podría tardar.

Me senté en el banco más cercano y, al ver que pasados unos minutos no había ni rastro de mi padre, aproveché para sacar la lista de cosas buenas y malas de Dexter ¿Quién sabe? Quizá este nuevo paisaje me inspire y encuentre finalmente el objeto que lo representa.

Sí, llevo la lista en el bolsillo por si se me ocurre algo nuevo ¿Algún problema? ¡Solo faltaría que me ilumine una idea genial y luego la olvide!

Papá me encontró con la lista en la mano cuando cortó con su llamado.

—¿Qué es eso que miras tan concentrada?

—La tarea de filosofía, no sé a qué quiere llegar la profesora con esta actividad, pero es un tanto entretenida. Y ya sabemos que esa profesora está loca.

—Uff, ¿es la bipolar?

—Esa misma.

—¿Y qué te mandó a hacer esta vez?

Le expliqué la actividad y le mostré la lista.

—¿Sabes? Yo veo esto y creo que podría decir que estás enamoradísima de este chico.

—¿Qué?¿Yo? No, si somos amigos.

—Sí, tú, no te me hagas la tonta ¿Cómo se llama?

Y de esa forma tan sencilla comenzó a sonsacarme información de Dexter. A medida que hablábamos me daba cuenta de que quizá sí tenía un poquito de razón. Creo que podría llegar a gustarme un poco Dexter.

Esquivando al Amor -COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora