#37 Almas desnudas

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Así que, no me pregunten cómo porque no fue de una forma muy honrada, pero tengo el cuaderno de McAburrimiento otra vez en mis manos.

Bueno, les contaré cómo lo logré pero solo porque sé que son unas chismosas que quieren saber todos los detalles. Y porque a mí me gusta presumir de mi ingenio.

Seguí a McAburrimiento al baño, esperando y rogando que no escribiera mientras cagaba. Pasé mi mano por debajo de la puerta y tomé su bolso. De forma rápida, agarré el cuaderno y luego volví a dejar su bolso en el mismo sitio.

Entonces ahora me encuentro corriendo a la biblioteca para sacar fotocopias de todas sus hojas. No puede quedar un poema sin imprimir.

Yo: Primera parte del plan: lista.

Dexter: Pasaré a recoger el cuaderno a la biblioteca.

Pocos segundos después, Dexter hizo su aparición, tomando el cuaderno y metiéndolo en su bolso, siendo cauteloso de que nadie lo vea en el acto.

—Hacemos un buen equipo —acoto, antes de que desaparezca por la puerta.

—Yo también lo creo —se sonroja un poco. Cruza la puerta y sé que es para cumplir la segunda parte del plan: devolver el cuaderno sin que noten que ha desaparecido.

Les diré cómo lo hará, no porque sea importante, sino para que nuevamente aprecien mi ingenio. Lo dejará arriba del escritorio y parecerá que McAburrimiento lo olvidó. No es algo que pase especialmente seguido, pero qué importa, ella se lo creerá y eso es más que suficiente para nosotros.

Ahora solo queda la tercera y última parte del plan, para la cual hay que esperar que el colegio esté un poco más vacío. Por este motivo, guardo los poemas en mi mochila y saco el libro de matemáticas para adelantar algunas tareas para matar el tiempo.

Unas horas después, el colegio está lo suficiente vacío para dar comienzo a la fase tres: empapelarlo todo.

Busco la cinta que a propósito traje hoy en mi mochila y pego unos cuantos poemas en las paredes y otros en las columnas del colegio. Trato de evitar que las cámaras de seguridad me filmen por si las dudas, pero en realidad no creo que nada malo suceda. Simplemente me imagino la cara de felicidad que McAburrimiento pondrá cuando a todos nos gusten sus escritos y cualquier ápice de temor se me pasa.

Salgo del colegio antes de que algún directivo me cruce en pleno acto, pero me voy orgullosa de mi plan maestro.

***

Cuando llego al colegio al día siguiente, me encuentro con todo el mundo hablando de los maravillosos poemas que están colgados y preguntándose quién fue el artista que los escribió. Incluso el periódico escolar estaba haciendo una encuesta entre los estudiantes para ver quién podría ser el poeta anónimo.

Busco con mi mirada a McAburrimiento, preguntándome por qué no se hizo cargo aún de sus maravillosos poemas declarándolos como suyos si a todos les encantaron tanto.

Sin embargo, el misterio se acaba cuando escucho un grito desgarrador desde la sala de profesores. Corro hasta allí para ver qué es lo que sucede.

—Toma, toma otro pañuelo —le ofrece Valerie a McAburrimiento.

—Gracias, es que esto es tan... humillante.

—No te preocupes tanto, Liana, son realmente buenos poemas —escucho que Valerie trata de consolarla desde el otro lado de la puerta.

De forma automática, mi corazón se cae al piso. Yo ocasioné esto pensando que la haría feliz.

—No quería que nadie los viera. Ni hoy ni nunca. Es como mostrar mi alma desnuda. Ustedes no lo entenderían. Quiero saber quién fue el maldito que hizo esto.

Esquivando al Amor -COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora