#16 Un gran secreto

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Ya es lunes por la mañana. Se supone que hoy es el día en el que mi padre regresa del viaje. Llevo ignorando sus llamadas y mensajes desde el viernes por la noche con la esperanza de que, si no respondo, se preocupe y vuelva antes.

Claramente, no se preocupó o "la ardiente mujer" lo tuvo muy ocupado como para venir a casa antes del tiempo planificado.

Me estoy alistando para ir al colegio cuando llaman a la puerta. Me quedo inmóvil. Aún no sé cómo debería comportarme con mi padre luego de lo que escuché el viernes. Es también un poco por eso que lo estoy ignorando. No sé qué decirle.

Ahora seguro que está enojado porque lo estoy haciendo preocupar para nada al no responderle ni contactarme con él por ningún medio. Y lo entiendo, me estoy comportando como una niña enrabietada ¿Pero no tengo un poco de derecho?¿No soy, al fin y al cabo, un poco una niña aún?¿O no es acaso el motivo suficiente como para enrabietarse?

Esperaba, con el paso de los días, tener los pensamientos más claros y que, para este punto, ya tuviera al menos una mínima idea de qué hacer. Pero los pensamientos e ideas parecen difuminarse cada vez más, alejándome de la respuesta de cómo debería comportarme.

Es por todo esto que me quedo estática ante la puerta que es tocada insistentemente. No sé cómo reaccionar.

De un momento a otro salgo del trance de pensamientos en el que estaba metida y giro la perilla de la puerta con la mente en blanco. Esperaba que las palabras salieran solas cuando viera la cara de mi padre.

Sin embargo, no es la cara de mi padre con la que me encuentro cuando miro hacia arriba, sino la de Logan, que me ofrece ir al colegio en motocicleta.

Suspiro de alivio y sonrío mientras mis extremidades, que estaban tensas, nerviosas y en alerta, se relajan.

¿Y cómo negarme al ofrecimiento de Logan? Siempre quise subirme a una de esas cosas.

—¿Alguna vez anduviste en moto? —pregunta, mientras me ofrece su casco.

—No, jamás—Él se sube a la moto mientras yo me ajusto la protección a la cabeza. Me quedaba algo suelto pero no me hago mucho problema ya que son solo siete cuadras que, además, no suelen ser muy transitadas.

—Bueno, entonces te cuento cómo es la cosa. Tú te sujetas fuerte para no caer y yo me deleito sintiendo tus pechos fundiéndose contra mi espalda.

Río fuerte debido a que no esperaba para nada el comentario. Y son carcajadas reales. Las primeras desde el fin de semana. Él también sonríe, encantado de divertirme.

—Es que eres idiota —Lo insulto, golpeando suavemente su espalda, pero sigo con una sonrisa boba. Apoyo mi mano en su hombro para tener un soporte y no perder el equilibrio mientras paso una de las piernas por encima de la moto.

Con la intención de burlarme de sus estupideces, paso mis brazos por alrededor de su cintura para agarrarme de algún lado y, antes siquiera de que encienda la moto, lo estrujo con fuerza.

—¿Me estoy sujetando lo suficientemente fuerte, Logan? —enfatizo su nombre, medio aún burlándome y medio con voz seductora.

—No queremos perder a una pequeña por el camino.

Río suavemente y aflojo el agarre sin terminar de soltarlo. Él enciende la moto y enseguida noto cómo avanzamos. Me recuesto suavemente sobre su espalda y me concentro en sentir cómo esta sube y baja debido a su respiración, al principio algo acelerada, pero que se relaja con el pasar de las cuadras.

Veo por encima de su hombro los autos pasar y siento el viento golpeándome la cara.

Cuando llegamos a la escuela, me quito el casco de un movimiento mientras Logan se baja del vehículo.

Esquivando al Amor -COMPLETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora