《♡》067: Los consentidos Bahng

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Al paso de los días las cosas empezaron a hacerse un poco más complejas para ti.

Era doloroso levantarse y caminar era muy difícil porque sentías tu cuerpo un poco débil. Pero debías hacerlo al estar en el hospital para que pudieras manejar la situación estando en casa.

En eso te encontrabas en el momento, dando una pequeña caminata dentro de la habitación del hospital bajo la atenta mirada y supervision de Chan, quien se dirigió a ti a pasos apresurados cuando notó tus piernas flaquear.

Chan: ¿Estás bien, cariño? -dice sosteniéndote con cuidado de los hombros mientras te ve asentir no muy convencida-. Tomémoslo con calma, amor. Si ya quieres recostarte, déjame ayudarte a hacerlo. No necesitas presionarte a caminar por mucho tiempo si eso te lastima -dice ayudándote a regresar hasta la camilla-.

Con la ayuda de Chan lograste llegar a la camilla sin peligro alguno y te posicionaste en ella con cuidado y en completo silencio.

Estaba claro que no estabas bien del todo.

Desde el segundo día después del parto habías dejado de hablar casi que por completo.

Parecías más pensativa y distraída que antes, eso preocupaba notablemente a Chan quien no entendía muy bien lo que te sucedía.

No tenía claro si estabas agotada, estresada, ansiosa o preocupada, pero quería ayudarte.

Quería estar para ti.

Por eso, se decidió a aprovechar el corto momento que tenían a solas.

Chan: Amor... Bebé -dice con calma tratando de ganar tu atención ya que estabas absorta en la ventana-. Preciosa, te hablo a ti -repite tomando con suavidad tu rostro para que lo mires en vista de que parecías no prestarle atención-. Háblame, cariño... ¿Qué te preocupa?

Tu atención en él no tardó mucho.

Lo viste a los ojos por unos segundos y luego volviste a desviar tu mirada a la ventana dejándolo como si estuviera hablando con la pared.

El chico ya estaba preocupándose aún más, no sabía si querías tiempo a solas, si no querías verlo...

Tenía muchas cosas en mente.

Chan: Está bien, me iré. Tal vez quieras un poco de tiempo a solas -dice en un suspiro rindiéndose a hablar contigo-.

Entonces tu mirada volvió a él, pero este no lo vio. Ya se había volteada de camino a la puerta con sus manos en la cabeza en signo de desesperación.

No querías que se fuera, simplemente no querías hablar, pero lo necesitabas en el mismo espacio.

Y al ver que ya estaba casi por salir, tu ansiedad porque te dejara sola allí te hizo empezar a llorar, soltando un fuerte sollozo que lo hizo voltear a verte de inmediato.

Te sentías pésimo.

Parecías ser una carga para todos y eso te angustiaba, te hacía sentir inútil.

Ese sentimiento te estaba comiendo y destruyendo por dentro, haciendo que no hablaras con nadie con tal de no decirles como te sentías para no hacerlos preocupar más de lo que ya estaban.

Ni siquiera con Chan habías sentido la seguridad de hablar sobre ello porque este era quien parecía ser el que más carga llevaba.

Se suponía que debías ser tu quien estuviera al tanto de todo lo referente a los niños, tu eras su madre, pero era él quién se encargaba de hacer la mayor parte de las cosas.

Te sentías incompetente.

No creías ser lo suficientemente buena para cuidar de tus hijos.

Chan: Amor, aquí estoy -dice volviendo a ti con rapidez, tomando asiento en la esquina de la camilla para sostener tu rostro de cerca-. No te iba a dejar sola, solo iría afuera porque creí que lo querías así -dice intentando secar las lágrimas que no dejaban de salir de tus ojos-. Mírame, bebé, aquí estoy no me voy a ir... -dice notando como tomabas su camiseta con fuerza mientras aún llorabas-. Cariño, con calma... Respiramos juntos, ¿mmm? -dice intentando hacer todo lo posible por que dejes de llorar para que no hagas presión en tu abdomen y te lastimes-.

You're Only Mine                                                     [Bang Chan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora