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Año 2006

La grande y negra verja de hierro fundido se abrió ante los ojos de la familia Satur, los nuevos dueños de Villahermosa, una majestuosa propiedad convertida en vivienda, la cual antaño fue un lujoso y visitado hotel turístico.

La grande y negra verja de hierro fundido se abrió ante los ojos de la familia Satur, los nuevos dueños de Villahermosa, una majestuosa propiedad convertida en vivienda, la cual antaño fue un lujoso y visitado hotel turístico

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...—Oh Dios mío, cariño... es aún más increíble de lo que creía—Habló May bajándose del coche y admirando los jardines.

—Lo sé amor, ¿Te gusta la sorpresa?.

La mujer corrió hasta su marido rodeando el automóvil y se echó a sus brazos.

—Es preciosa, muchas gracias por buscar este lugar para nosotros, seremos muy felices aquí.

El cabeza de familia sonrió satisfecho y acto seguido abrió la puerta trasera para que sus dos hijos salieran y viesen su nuevo hogar.

El mayor de los niños, Jeff de diez años se bajó primero y luego lo hizo Apo, el cual lloraba asustado y abrazado a su osito preferido, ya que con tan solo cinco años, aún no se había acostumbrado del todo a vivir en diferentes lugares.

—Anda bebé no llores, esta es nuestra nueva casa, ya verás que te gustará estar aquí—Habló su madre acercándose a este y cogiéndolo en brazos.

Al ser dueños de una de las corporaciones inmobiliarias más famosas del mundo, Kong y May habían viajado por todo el planeta y habían vivido en varios lugares, los últimos; Italia y Francia, donde había nacido su hijo pequeño.

—Wow papá es enorme, aquí tendré un lugar para mis instrumentos, ¿verdad?—Habló el primogénito maravillado.

Su padre asintió.

—Claro hijo, la casa tiene muchas habitaciones y una será para que toques sin ningún miedo a molestar a nadie...ya he mandado a una empresa de reparaciones que la insonorice y han estado trabajando toda la semana.

El niño entonces se abrazó a la cintura de su padre.

—Gracias papi, eres el mejor.

—Bien, entremos—Dijo Kong tras separarse y coger parte del equipaje en el maletero.

Por delante aún les quedaba el arduo trabajo de instalarse y contratar personal para un lugar tan grande pero estaban dispuestos a asentarse allí definitivamente, ya que Tailandia era su país de origen y sus hijos ya entendían, por ello se merecían tener una estabilidad y no seguir yendo y viniendo de aquí para allá.

Luego de pasar dos semanas de llegar a Villahermosa la familia, el lugar había vuelto a la vida pues había empleados por todas partes, ya que finalmente Kong y May habían decidido llamar a una agencia de contratación, donde les mandaron a una cocinera, un ama de llaves, varias doncellas, dos vigilantes y tres jardineros.

Tan solo había un puesto por ocupar y ese era el de niñera pues la mujer personalmente había querido entrevistar a las candidatas y elegir la adecuada para el cuidado de sus hijos, su bien más preciado.

Varias mujeres de distintas edades se presentaron pero ninguna la estaba convenciendo pues o las veía muy estrictas o muy jóvenes, muy interesadas tan solo en el sueldo y no en los niños o incluso en los lujos y no lo importante.

Esta ya tenía las esperanzas perdidas pero entonces vio aparecer en su puerta a una mujer vestida con ropa muy humilde y mirada triste pero bondadosa, la cual llevaba de la mano a dos niños pequeños.

....—Buenos días señora, mi nombre es Lyn Tannasit y quisiera pedir trabajo aquí.

—¿No trae usted referencia alguna?—preguntó la empresaria mirándola fijamente.

La mujer negó.

—No...no señora, lo cierto es que no...verá, soy viuda y he dedicado mi vida a mi casa, mi esposo y mis hijos pero ahora tan solo ellos dos me quedan—dijo esta con lágrimas en los ojos mientras miraba a sus pequeños hijos—… no me da miedo trabajar y lo haré tan solo por comida y alojamiento para los tres, por favor ayúdame, señora...no puedo soportar la idea de que mis hijos vuelvan a pasar otra noche durmiendo en la calle, soy muy pequeños y son mi vida.

May los miró con el corazón encogido pues realmente le daba mucha pena la situación de la mujer y sus pequeños niños, entonces pensó en Jeff y Apo y en que si ella hubiese estado en una situación así, hubiera querido que también la ayudasen.

—¿Cómo se llaman tus hijos?—preguntó mirando a los niños de piel caramelizada.

—Oh este es Pong, mi hijo mayor y tiene once años y este es Barcode de tres—Habló Lyn sonriendoles.

La empresaria entonces suspiró con resignación.

—Está bien, yo estoy buscando una niñera para mis hijos y aunque no tenía pensado en un principito que fuera interna, lo cierto es que mi esposo y yo viajamos mucho, así que te daré el puesto.

—Oh gracias señora, Dios la bendiga, le prometo que mis hijos se portaran muy bien y ni se enterará que están aquí.

May negó con la cabeza.

—Oh no, nada de eso...al contrario, quiero que tus hijos jueguen con mis hijos, Jeff y Apo...ellos han estado siempre solos y sé que siempre han querido tener amigos con los que jugar... además te pagaré un sueldo, nada de solo la comida y el alojamiento, no permitiré que paséis más penurias, te ves una buena mujer.

—Gracias, es usted un ángel, cuidaré y amaré a sus pequeños como a mis propios hijos—Lyn Tannasit quiso arrodillarse y besarle las manos como agradecimiento pero la empresaria lo evitó.

—Levántese y eso espero, anda vete por tus cosas y yo le diré a las doncellas que os muestren vuestras habitaciones.

La mujer asintió rápidamente y tras dejar a sus hijos en el recibidor, esta salió de la casa y cogió las dos maletas en las de llevaba las pocas pertenencias que tenían, luego de perder meses atrás a su amado esposo, en un repentino accidente y la casa hipotecada por el banco.

.......

Hasta aquí este primer capítulo, espero que os guste. Por favor no dejéis de votar y comentar vuestras impresiones sobre la historia, me encanta leeros.

11. JeffBarcode: Amigos - MileApo, Biblebuild, Pongtong Y JJUs- Terminada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora