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JiMin no podía creer lo que escuchó o siquiera podía imaginarlo, ya que tanto su madre como su primo le habían dicho sobre su accidente. Estaba seguro de que incluso estuvo en el hospital y por eso tomaba medicamentos para la amnesia.

Sin embargo, es verdad que nunca le habían dicho exactamente qué o cómo sucedió para que perdiera parte de sus recuerdos y eso lo llenó de incertidumbre. Además, habían estado pasando cosas muy extrañas desde aquel momento y quería, más bien, necesitaba, escuchar la versión que tenían YoonGi, Agust y Suga para compararlas.

Deseaba saber si le estaban mintiendo, ya fuera su propia familia o los hermanos Min, que no distingue cuál respuesta es peor que la otra. Parecía que ahora no podía fiarse de nadie, pero confiaba en SungRyung porque era su madre y ella no le haría algo así, tampoco su primo.

—No considero que sea buena idea que me quedé.— respondió JiMin azorado, solamente tenía que marcharse de ese lugar y todo volvería a la normalidad.

—¿Normalidad? Solo prefieres cegarte por miedo a descubrir que te han estado viendo la cara.— refutó Agust, su tono de voz era brusco y acertó sin piedad.

Suga estaba preocupado de que JiMin se fuera sin siquiera darles la oportunidad de prevenirlo, de contarle que los necesita como ellos a él. Mentalmente le rogó a Agust que se detuviera y dejará que YoonGi arreglara este ligero contratiempo.

—A decir verdad, esperábamos otra respuesta.— confesó YoonGi, chasqueando la lengua y negando con la cabeza —Nu există opțiune.— pronunció.

Los hermanos menores sabían lo que eso significaba, tenían que convencer a JiMin de otra manera y como vampiros conocían la mejor forma. Utilizarían un poco sus poderes de atracción para que cayera y a su vez no lo intimidarían demasiado, pues podría terminar huyendo de ellos.

Agust no dudó en usar su mano que tenía en los hombros de JiMin, la recorrió rápidamente hacia la nuca y lo tomó por el cabello para tirar suavemente un poco de él. El perlado cuello quedó completamente expuesto y JiMin se tensó al instante, pretendió empujarlo con las palmas de sus manitas, pero alguien lo detuvo. Suga lo retenía, tomaba sus muñecas con fuerza, aunque sin llegar a lastimarlo y se alzó sobre sus piernas para quedar sentado sobre su regazo.

Como si eso no fuera suficiente para aturdirlo, ambos abrieron sus bocas ligeramente y mostraron un par de filosos colmillos para someterlo. Los iris de Agust y Suga ya no eran verdes y grises, sino rojos y sus piernas temblaron.

JiMin no tenía que pensarlo demasiado para descubrir lo que en realidad eran, todos los indicios necesarios estaban ahora frente a sus ojos y lo supo.

—Son vampiros.— comentó con un jadeo horrorizado.

—Lo somos y tú, JiMin, nos perteneces desde siempre.

Las palabras tan directas de YoonGi y la forma en que declaraba su posesión sobre su persona, hizo que JiMin se desarmara por completo. No era un objeto que pudieran obtener y utilizar a su antojo. No es de nadie, solamente era suyo y sus límites no daban para soportar un trato así.

—Es todo lo contrario, somos tan tuyos como tú lo eres de nosotros.— aseguró Suga, liberando sus manos sin apartarse y las acarició dulcemente.

—Eres nuestro destinado y nuestra pareja, hasta que la muerte te arrebate de nuestras eternidades.— agregó Agust, rozando la punta de sus colmillos contra la parte sensible de su cuello perlado.

JiMin gimió ante lo satisfactorio que eso se sintió y se sorprendió por su propio sonido, un calor placentero invadió su cuerpo en un abrir y cerrar de ojos. Podía sentir que poco a poco ya no tenía los pies en la tierra y que estaba flotando. Pese a eso, parecía no ser lo suficiente aún para cegarlo del todo, se mantenía luchando por no ceder a los encantos y tentaciones de los hermanos Min.

𝕰𝖙𝖊𝖗𝖓𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora