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Uno de los hombres, quien parecía ser el líder y era el único que había estado hablando desde el comienzo, chasqueo los dedos como una orden directa. Los soldados desenfundaron sus espadas y apuntaron hacia EunGi, no la tocaron sino que solamente amenazaban con herirla.

—Si se niega a seguir las órdenes del rey y la iglesia, estaría atentando contra la ley y Dios. Esto es oposición y se castiga con los calabozos, o quizás le agrade más terminar en la iglesia con cien azotes por mentir.— advirtió sin importancia.

Agust quiso acercarse y evitar que se llevaran a su madre, pero YoonGi lo detuvo por el hombro y se lo apretó un poco para calmarlo. A su vez, Suga cayó de rodillas en el suelo, teniendo un ataque de ansiedad al ver lo que causó.

—No es un pecado ni atentado, mi madre olvidó el cumple años de mi hermano menor porque somos tres y eso es normal.— alegó YoonGi —Iremos con ustedes, no hay necesidad de amenazar a una mujer indefensa y confundida.

Eso logro que el líder de los soldados ordenara que bajaran las armas y el hombre canoso se giró para observar con cinismo y vileza al niño de cabello negro que lo convenció. Comenzó a evaluarlos, podía ver que el mayor de ellos tenía agallas e inteligencia, sin duda se volvería un soldado muy valioso. Luego observó a los otros dos con desaprobación, uno demasiado impulsivo y el otro demasiado infantil, estaba seguro de que ambos durarían máximo una semana.

—Es comprensible, algunas mujeres solamente son hoyos utilizables y no sirven ni para ser buenas madres.— comentó con desprecio, intentando provocarlos.

EunGi agacho el rostro y las lágrimas descendieron por sus mejillas, no tuvo el valor de ver el rostro de sus amados hijos. Se sintió extremadamente inferior y no por la ofensa, más bien por su incapacidad de protegerlos al ser una mujer.

—Acompáñenos.— ordenó un soldado, empujando a los hermanos.

—¿Podemos despedirnos?— preguntó Suga y puso cierta resistencia.

El hombre buscó la mirada de su líder para preguntar y lo vio negar con la cabeza, eso lo incito a continuar empujando a los niños hacia la carreta. Los tres hermanos intentaban acercarse a su madre de alguna manera para abrazarla o decirle algo, pero pronto fueron arrastrados con total violencia.

EunGi vaciló y dio unos pasos para impedir que los lastimaran, pero se detuvo en seco cuando observó a su hijo mayor. YoonGi luchó con el soldado para verla una última vez y usó los puros labios sin pronunciar sonido para pedirle un "no lo hagas" silencioso.

—Tenemos prisa, noquéenlos de ser necesario.— sentenció el líder sin escrúpulos, subiendo a su caballo y tirando de las riendas para partir de una buena vez.

YoonGi se aseguró de darle un apretón de manos a Agust y Suga, como diciéndoles que dejaran de pelear. Los dos menores obedecieron y montaron sus cuerpos doloridos en la carreta, iniciando un llanto roto por frustración.

—No haremos lo que nuestro padre hizo... no prometamos algo que no sabemos con exactitud si podemos cumplir.— proclamó YoonGi, negándose a provocar el mismo daño para su madre con falsas esperanzas.

Agust no comprendió sus palabras al instante, más lo hizo al meditarlo en su cabeza y sollozó con mucho sentimiento, dándose cuenta de que su padre murió. Suga decidió asomarse y ver a su madre, le pidió perdón en un sonoro grito y fue tirado hacia atrás con la fuerza de la carreta cuando esta comenzó a avanzar.

Los hermanos Min se miraron con aflicción, se abrazaron entre sí para consolarse y simplemente vieron como la imagen de EunGi se desvanecía poco a poco con la distancia.

Los hermanos Min se miraron con aflicción, se abrazaron entre sí para consolarse y simplemente vieron como la imagen de EunGi se desvanecía poco a poco con la distancia

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