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—Este lugar...— murmuró JiMin recordando la historia de su pasado.

—No es la misma cueva del ser, pero trasplantamos el árbol y lo hemos alimentado con nuestra sangre para que crezca.— señaló YoonGi, tomando la copa de oro sobre la mesa y recolectando un poco del líquido del lago —Los neonatos forman una unión con nosotros de esta manera, una vez comen y beben, se entregan, crece un lazo.

Agust desenlazó nuestras manos, dejó un casto beso en el dorso y desapareció en apenas un parpadeo, en el cual fue y tomó una manzana del árbol. Cuando regresó a JiMin la pulió con la manga de su camisa, la alzó para ofrecérsela y el contrario dudosamente la tomó, pues estaba inseguro de a donde iba todo esto.

—Dijimos que te cuidaremos Minnie y es importante para nosotros hacerlo, queremos que aceptes formar parte de nuestro clan como es debido.— dijo Suga, apretando ligeramente la mano de JiMin, intentando darle apoyo.

YoonGi se acercó a JiMin con la copa en la mano, al igual que Agust alzó la manzana para que la tomara, por eso desenlazó sus dedos con Suga para poder tomarla. Por inercia observó el contenido y su paladar extrañamente reaccionó, sabía que era sangre perteneciente a ellos, pero aun así tenía la necesidad de tomarla. Duró varios segundos perdido en el líquido rojizo, por su mente se repetía constantemente lo que significaría beber y comer esas dos cosas. Sabía que después de esto se convertiría en un vampiro, en un neonato, uno como SeokJin no como ellos.

—¿Qué es lo que me pasara si lo acepto?— preguntó curioso, observando a los tres rostros frente a él.

—Los neonatos solo reciben sentidos más agudos, más fuerza, velocidad y resistencia al daño.— aclaro primero Agust.

—¿No seré inmortal?

YoonGi negó y tomó la palabra —La inmortalidad es algo que nosotros no podemos darte, pero de esta manera si te lastimas o enfermas podemos asegurarnos de que nada malo va a pasarte.

—Si lo aceptas no habrá vuelta atrás.

—Pero... con Hilda no funcionó ¿Qué tal si tampoco conmigo?— insistió JiMin con sus dudas, ignorando lo último dicho por Suga, ya que sentía que eso en vez de ser un comentario era una clase de advertencia.

—Te recuerdo que su caso era diferente.— comentó Agust, un tanto molesto claramente por su indecisión —Ella estaba embarazada y enfermó antes de que le diéramos la primera toma de sangre.

JiMin comprendía lo que quería decir, no lo habían hecho a tiempo y ahora que podían pretendían hacerlo rápido con él. De cierta manera eso lo hacía feliz, pero no sabía si era lo correcto. Ser un neonato conllevaba sentir la misma sed insaciable que ellos y realmente no sabía si quería vivir con esa sensación, si valía la pena desvivirse por la sangre. Además, por lo poco que había hablado antes con SeokJin sabía que los neonatos necesitaban cada cierto tiempo la sangre de los Min para mantenerse vivos y si alguno de ellos no consumía la sangre de un puro se secaba con el paso de los meses hasta terminar hecho piedra.

—No deberías estarlo pensando tanto.— bufó Agust, alejándose y caminando de un lado a otro, se notaba que estaba furioso.

—Dijimos que no lo presionaríamos.— le recordó YoonGi, deteniendo su constante movimiento.

—Per-.

—Ningún pero, lo habíamos hablado desde años atrás.— reprocho nuevamente YoonGi acallando a Suga, quien apenas parecía querer insistir con el asunto —JiMin debe tomar su decisión, no estoy dispuesto a alentarlo como lo hice con ustedes y volver a cometer el mismo error.

Todo el lugar se mantuvo en silencio tras esa confesión, Agust se quedó recargado en una de las paredes con su pierna doblada y la mirada gacha mientras que Suga veía hacia el manzano completamente ido, supuse que más bien lo hacía viendo a la nada.

—L-lo lamento.— soltó JiMin al verlos de esa manera —No quería que se sintieran de esta forma, solo necesito pensarlo ¿Hay prisa por que lo haga?— dudo, más que nada hacía YoonGi, pues era quien seguía mirándolo fijamente.

Los tres negaron al mismo tiempo, el primero en regresar fue Agust, sus fuertes pasos resonaban en las escaleras y Suga fue tras él, quizás a calmarlo un poco. YoonGi por otra parte, permaneció con JiMin y con suavidad tomó los dos objetos de sus manos para colocarlos sobre la mesita de madera. Cuando terminó con eso se giró hacia él, le sonrió cálidamente y lo envolvió en un brazo. Esas acciones lo dejaron estático, el mayor de los hermanos no solía ser así de demostrativo, eran cosas que Suga haría con más normalidad.

—Déjalo, Agust solo teme volver a perder la persona que ama.— aseguró en un susurro.

JiMin tardó en reaccionar, al hacerlo le correspondió rodeándolo con sus brazos y ocultándose en su pecho. Lo sabía y lo entendía, Agust parecía alguien duro, pero era en realidad blando y delicado. Suga era todo lo contrario, de una imagen tierna y suave, aunque era rudo y agresivo de verdad. En cambio, YoonGi era una combinación de los dos.

—Tú de verdad nunca dejas de pensar.

—Es algo imposible, necesito hacerlo.— respondió JiMin avergonzado, a veces simplemente olvidaba que ellos podían leer sus pensamientos.

—Está bien, eso te hace ser quién eres, un pequeño muy terco y pervertido.— siseo YoonGi, agregando lo último con un tono sugerente.

—¿No puedo evitar que me lean?— cuestionó JiMin, alejándose un poco de él para verlo al rostro con una ceja enarcada, manteniéndose abrazados.

YoonGi negó mientras sonreía con diversión, parecía disfrutar avergonzarlo y JiMin supuso que era algo de familia por que los tres suelen hacerlo bastante desde que los conoció.

—Malo.

—Oh, vamos, no puedes culparnos, te ves precioso sonrojado.— señaló, tomando su rostro con ambas manos y apretando sus mejillas, logrando así que sus labios se abultaran.

—Elesh mallo.— repitió JiMin, tomándole por las muñecas para que lo soltase.

—No lo soy, jamás lo sería y mucho menos contigo.— confesó, acercándose a él tanto que sus narices rozaron entre sí.

Cuando JiMin fue consciente de su cercanía, solo pudo parpadear repetidas veces, su cuerpo reaccionaba ante él en automático, comenzó a anhelar que lo besara y fue lo que hizo. YoonGi unió sus labios, ambos se devoraron con fervor, sus manos le soltaron el rostro y se dirigieron a su cintura. JiMin sintió sus grandes dedos encajarse en su piel, dio un brinquito ante la fuerza impuesta y jadeo placenteramente, completamente absorto en su deseo de ser tomado.

—Yoon...

—Solo tenerte cerca me vuelve loco y estoy seguro de que no solo me pasa a mí.— comentó el mayor, separándose un poco para que JiMin volviera a respirar y aprovechó eso para volver a besarlo.

JiMin pensó que sería más apasionado esta vez, pero no, fue solo un pico antes de tomar su mano y encaminarse nuevamente hacia la habitación principal. Una vez que llegaron, se encontraron con una neonata rubia hablando seriamente con Agust y Suga, ambos parecían preocupados por lo que ella les decía.

—¿Qué sucede?— preguntó YoonGi sin darle la oportunidad a JiMin de hacerlo.

—SeokJin no ha vuelto al castillo.

Y en realidad jamás lo haría.

Y en realidad jamás lo haría

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𝕰𝖙𝖊𝖗𝖓𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora