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SeokJin rozó sus colmillos contra la piel caliente, suavemente los introdujo y succionó un poco sintiendo sus manos temblar. TaeHyung fue consciente de su temor y apretó su agarre en la nuca del mayor para brindarle apoyo.

—Hazlo.— le incitó el menor, dejándole caricias suaves en el cabello.

El vampiro al escuchar la invitación de su pareja, dirigió sus manos hacia su espalda baja, donde lentamente las bajó hasta tomarle ambos glúteos y amoldarlos con fuerza mientras se alimentaba. Tenía una erección apenas formándose, necesitaba que ambos se desnudaran y que su hermoso novio se lo follara como suele hacerlo, pero era peligroso hacerlo en su estado.

—Mgh~ Jinnie.— gimoteo TaeHyung, sintiendo su propio miembro reaccionar.

SeokJin dejó de succionar en cuanto reaccionó, sacó sus colmillos y lamió la herida en un intento de aminorar el dolor. Se quedó ahí escondido entre la separación del cuello y el hombro del menor para inhalar su tranquilizante aroma de lavanda. TaeHyung con su respiración errática no se movió y se permitió disfrutar la calidez que el cuerpo contrario le transmitía. Él se sentía en casa, SeokJin era su hogar, el amor de su vida y tenía planeado pedirle matrimonio esa misma noche después de la cena.

—Tae.— comenzó a decir el mayor contra la piel de su pareja a la vez que dejaba castos besos en la zona —Yo te am...

SeokJin se calló abruptamente, dejó la confesión de lado, siendo consciente del sonido de arbustos siendo apartados y ramas rompiéndose. El mayor no se había percatado de que alguien se acercaba a ellos a pesar de su buen oído, probablemente por estar metido en su burbuja pasional.

—Llegamos tarde.— vociferó una gruesa voz a sus espaldas.

El vampiro al escuchar aquello sostuvo por los muslos al menor y tomó distancia para ver de quién se trataba, sus ojos se tornaron rojos apenas diferenció que se trataba de dos hombres utilizando sotanas. Sabía de antemano que los del Vaticano pretendían moverse en esos días, pero jamás se imaginó que lo harían en plena luna roja y mucho menos que enviarían cazadores.

La mayoría de los creyentes se tragan lo de que solo hay diáconos, presbíteros y obispos dentro de la iglesia porque normalmente solo se hacía mención de ellos mientras ocultaban la existencia de los sacerdotes entrenados específicamente para erradicar seres oscuros. Cosa que tanto TaeHyung como SeokJin sabían y ahora delante de ellos había dos, los cuales el mayor estaba seguro que serían un gran problema para los neonatos que actualmente se encontraban alimentándose alrededor de todo Transilvania y hasta para los mismísimos hermanos Min.

Todos estaban en un grave peligro.

—Vete a casa, Tae-— le pidió el vampiro en un susurro para que solo ellos dos escucharán, mientras que lo colocaba de pie sobre el césped.

SeokJin primero debía asegurarse de la seguridad de su pareja y por ello se colocó delante de él para evitar que lo vieran, no quería que guardaran su rostro y después lo buscaran entre los pueblerinos para dañarlo. Sin embargo, TaeHyung era un chico muy obstinado y no pretendía abandonarlo con personas religiosas, menos a sabiendas de que se dedicaban a matar vampiros.

—No te dejaré solo.

—Tienes que irte, es peligroso, son del vaticano.— insistió SeokJin, mirando con incertidumbre al par de desconocidos que estaban a unos pasos de distancia, observándolos.

—Dije que no, te ayudaré.

—No seas terco, por favor.— le reprendió el mayor, observando los movimientos por el rabillo del ojo, alerta.

Solo ese segundo de distracción le sirvió al más alto de los sacerdotes para lanzarse con velocidad paranormal contra SeokJin para azotarlo contra uno de los árboles más cercanos.

𝕰𝖙𝖊𝖗𝖓𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora