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—Debes detenerte y escucharme, JungKook.— recomendó Agust, negando hacia sus hermanos.

Suga y YoonGi se habían acercado a su pelea sin saber si debían interferir o no, claro que no querían, pero su sobrino era un cazador y el culpable de la muerte de JiMin, debían hacer algo al respecto. No obstante, Agust ya había perdido a suficientes seres amados como para perder a JungKook nuevamente, solo quería recuperarlo. Y la muerte de JiMin era difícil de procesar, mientras que aún siquiera lograba entender la reaparición de su hijo, quien creía muerto.

JungKook gruñó, ahora era él contra los tres y no parecía que fuera a lograr algo de esa manera, estaba en completa desventaja. Por más fuerte que estuviera y por más poderes que poseía, matar a un inmortal era complicado, su padre parecía haber descubierto lo que pretendía por qué cada vez que intentaba tocarle el pecho se alejaba. Necesitaba utilizar sus tatuajes para absorber los poderes de Agust hasta secarlo o no lo asesinaría.

Había cumplido de cierta manera con las órdenes del Vaticano, ya no había árbol de la vida, lago de sangre o Eternâ. Simplemente quedaba cumplir su propio deseo y asesinar a los Min, más necesitaba encontrar la forma de asesinar a los tres, mínimamente a uno, no se rendiría tan fácilmente, ni siquiera sabiendo que podría morir en el intento.

—¿Qué mentiras piensas decirme? — cuestionó JungKook, había aceptado hablar por qué requería hacer tiempo y pensar correctamente sus próximos movimientos.

—¿Por qué haces esto? Somos familia.— señaló primero que nada Agust, viéndolo con pena y dolor, no comprendía la razón para atacarlos.

JungKook se carcajeó —¿Ustedes? ¿Mi familia? Nunca estuvieron cuando los necesité, me abandonaron y la única persona cercana a mí acaba de ser asesinada brutalmente.— refutó, mirando con desprecio hacia YoonGi y Suga.

—No sabíamos que estabas vivo.

—Ni siquiera sabíamos que eras un vampiro como nosotros.

—¡Mienten! — grito colérico viendo a sus tíos y luego a su padre, eso no podía ser verdad.

Agust negó —Es solo la realidad, Hilda estaba embarazada de ti, pero en esos tiempos no había nada que nos dijera si eras humano o vampiro, éramos de los primeros y el puro hecho de que ella quedará en estado ya era sorprendente.— aseguró, intentando acercarse a él, quería abrazarlo y hacerle ver que todo era un malentendido.

JungKook retrocedía cada vez que veía a su padre acercarse, sus manos comenzaron a temblar y recordó las innumerables charlas con los sacerdotes. Ellos eran hombres elegidos por Dios no podían mentirle, simplemente no podrían por qué era pecado y ellos eran puros.

—Mienten.— insistió, aunque está vez más bajo.

—No lo hacemos.— comentó YoonGi, tomando la mano de Suga con la suya y entrelazándola —Nosotros nunca te abandonaríamos, jamás lo hubiésemos hecho, somos familia y nuestro deber es cuidarnos unos a otros.

—¡Ustedes me dejaron con ella en su tumba y nunca volvieron!

—Escucha JungKook... Nosotros enterramos a Hilda en donde nos pidió, la despedimos el día de su muerte y no volvimos a saber de ella. Hasta que una bruja llamada SungRyung nos comentó que su padre, tu abuelo en ese tiempo, había abierto la tumba y sacrificado el alma de su hija.— informó Suga, apretando sus puños, estaba conteniéndose de molerlo a golpes para que abriera los ojos de una buena vez.

—Yo... Nunca escuché eso... Ellos... Dijeron que ustedes la habían asesinado, que la condenaron y me dejaron.— dijo JungKook, ido, perdido en sus recuerdos y las múltiples enseñanzas que le dieron durante su infancia.

𝕰𝖙𝖊𝖗𝖓𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora