Al día siguiente, los hermanos Min despertaron en el campamento, sin sentirse diferente a lo usual, aunque sí con un fuerte dolor de cabeza y una pequeña sensibilidad a la luz, a la cual ellos atribuyeron su mal descanso. Acordaron no comentar nada a nadie sobre lo sucedido, ya que realmente desconocían si realmente había pasado algo. No recordaban nada en absoluto y pensaron que podría haber sido algún sueño colectivo porque parecían estar normales.
Luego de unas horas, realizaron sus deberes como de costumbre, entrenaron y participaron en las andadas de seguridad por la orilla de las tierras, asegurándose de que ningún enemigo se escabullera en ellas.
Por la tarde, bajo una lona desgastada del ejército, se preparaban para la batalla en conjunto de sus ya escasos compañeros y generales. Tenían mapas en su poder sobre un campamento nuevo, ubicado en el este, y planeaban atacar, esto mientras los del campamento al norte les trasladaban armas.
YoonGi, Suga y Agust junto a otros diez hombres, debían asegurarse de cabalgar dos horas enteras y llegar a tiempo para interceptar y detener, mínimamente, a la mitad de los transportes para evitar que los enemigos del este se equiparan con armas. Aquel movimiento podría traerles grandes ventajas si realmente funcionaba, pero la misión era riesgosa debido a que se desconocía la cantidad de soldados que resguardaban el encargo y las bajas de los transilvanos eran seguras, muertes inevitables.
Los generales, tras pensarlo un buen rato, no estaban seguros de hacerlo porque solamente contaban con una pequeña cantidad de hombres en ese momento y temían que el tiro les saliera por la culata. En caso de que fallaran, tendrían muchísima desventaja y podrían perder la guerra de quince largos años que llevaban, eso lamentablemente no era aceptable por cuestión de su orgullo.
Sin embargo, los hermanos Min estaban seguros de poder ellos tres solos, habían hecho misiones muy parecidas cuando eran apenas unos niños y ahora, un poco más adultos, tenían la confianza para aprovechar esta oportunidad. Nadie se opuso a su acto suicida porque, de fallar, únicamente serían tres simples muertes entre muchísimas más. Finalmente, los generales les dieron el permiso de hacerlo, pero sin los diez soldados extras y con la excepción de que si eran atrapados debían soportar cualquier tortura sin dar información.
Cuando llegó la hora acordada, los hermanos Min salieron en sus caballos con dirección al norte y esta vez no se encomendaron a Dios como normalmente hacían. Viajaron las dos horas de camino, sin descanso alguno, y solamente se detuvieron al diferenciar el sonido lejano del galope enemigo. No se encontraban inseguros ni divagaban en sus pensamientos, parecian estar centrados en una sola cosa: la esperanza.
—Deben estar cerca, amarremos los caballos aquí y sigamos a pie para interceptarlos con efecto sorpresa. — señaló YoonGi, bajándose del animal y sus hermanos estuvieron de acuerdo, por lo que copiaron sus acciones.
Acto seguido los tres trotaron con cuidado de no pisar alguna rama y provocar un sonido no deseado, orientándose nada más por el galope de los caballos, pero tardaron demasiado en llegar hacia donde provenía. Eso fue extraño para ellos porque era muy lejos como para haberlo escuchado desde donde habían estado antes, más le restaron importancia por la situación crítica en que estaban. Ciertamente no era oportuno hacerse preguntas al respecto, lograron hacerlo y ese era el punto, lo demás no importaba en diferencia con la paz.
—Son demasiados. — murmuró Agust, contando a los hombres —Quizás haya más de cincuenta.
—Si nos dividimos podríamos lograrlo. — opinó Suga, mirando a sus hermanos mayores —Sé que siempre hemos intentado permanecer juntos por seguridad, pero si vencemos tendremos más probabilidades de terminar con esta guerra.
—Sí, terminaríamos con la guerra, pero en el proceso tal vez alguno muera y el plan es que los tres permanezcamos con vida, así que no. — refutó YoonGi.
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𝕰𝖙𝖊𝖗𝖓𝖆
FanfictionLos hermanos Min están malditos por la eternidad, condenados a sentir una sed insaciable y a sucumbir a sus instintos demoníacos. Su única salvación para no perderse totalmente es encontrar a su Eternâ, JiMin, quien posee la sangre de su primer amor...