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Mi cabeza solo repetía esas dos palabras de Jones, de la nueva versión de Jones. "Eres única". Llevaba media hora tratando concentrarme en la clase de Literatura, pero era imposible, volvía a recordar su rostro y sus labios modulando esas dos palabras mágicas. Tix no me había enviado un mensaje, tampoco quería escribirle, debe estar ocupada. 

Un golpe seco en la banca me volvió a la realidad, estaba el profesor de Literatura mirándome fijamente. Tragué saliva. Escuché algunas risas de mis compañeros. Suspiré. Me levanté y esperaba que leer mi cuento sería el final del castigo que lo veía venir. El ceño del profesor desapareció y exhalé, eso había sido lo que me había pedido. 

Las cinco columnas de escritorios lucían un poco más cerca de lo normal. Sentí miedo, algo en la garganta. Me repetí que no era para nada, solo era una lectura y podía hacerlo. Eché una mirada a todos que estaban a la espera de mi historia, hasta que encontré esos ojos familiares. 

Eres única. 

Lo había hecho otra vez, en voz baja. 

No pude controlar mi corazón. 

Di una hojeada a mi hoja y empecé a leer. 

El mago sin poderes.

El cuento me había quedado perfecto, como una canción de Taylor Swift, fluía y te transportaba. Sentías curiosidad acerca del final del mago que no era mago. En cada punto final, hacía una pausa y miraba a la clase, que estaban concentrados en el mago, incluso el profesor había dejado de caminar por todo el aula, estaba sentado en la mesa del fondo, como un niño pequeño escuchando un cuento antes de ir a dormir. 

- En el piso, escupió sangre, ya no podía más, su cuerpo estaba débil por los golpes. Todos los pueblerinos le gritaban que era un falso, mentiroso y ladrón. ¿Cómo había pasado de ser un héroe a un farsante? ¿Acaso todo lo que había hecho por ellos, no significaba algo? Cerró lo ojos, con su puño se reincorporó, limpió la sangre de la nariz. Alzó lo brazos hacia el cielo, y gritó muy fuerte que el tiempo se detuvo por un segundo. Tomó su varita del suelo, y la magia fluyó hacia las temas de sus dedos, que re-construyó su varita. La agitó. Y aquel que le había abofeteado, cayó en los brazos de las personas amontonadas. 

Silencio. 

Más silencio. 

Todos parecían seguir esperando que continuara. 

- Eso he avanzado hasta ahora- todos resoplaron. 

El profesor se levantó torpemente, y aplaudió. El resto le siguió. Todos me estaban aplaudiendo. Vi que Jones me sonreía, devolví con una sonrisa. La clase siguió de lo más normal, pero al finalizar la mayoría se me acercó solo para saber si continuaría escribiendo y que cuando terminara, querían ser los primeros en poder leer una obra maestra.

Creo que exageraban. No me consideraba una experta en escritura, solo lo intentaba.

- Escondiendo tus dotes de escritora. ¿Qué mas escondes, Miller? 

Lanzó una carcajada al notar mi reacción. Me tomó de los hombros. Di un salto hacia atrás. Lo notó, me giró y me llevó hacia la puerta. Apoyado en el umbral de la puerta estaba Glenn, con su cabello rizado, su cálida sonrisa, tenía ganas de abrazarlo. Me contuve. Pero él no. Me abrazó, podía escuchar sus latidos, me sentí cómoda en su pecho y devolví su abrazo. Había extrañado el olor de su perfume, no era fuerte y podía resistirlo, porque me gustaba. 

- Espero que no vuelvas a desaparecer- susurré

Se separó de mi y me tomó de las mejillas, un calor me invadió en todo el cuerpo. Tragué saliva, me arreglé un mechón del cabello y me dio una beso en la frente. Me sentí tan débil, frágil, a punto de derretirme. Sacudí la cabeza. 

QuimeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora