Escucho la alarma, ese sonido que me molesta, detengo el chillido y vuelvo a acostarme. No quiero levantarme. Ha llegado el día esperado, viernes. Se supone que los viernes están destinados a ser el más esperado de la semana, pero a mi me juega en contra. Evado los pensamientos negativos que me rondan y acumulo todo lo positivo. Todo va a salir bien. Reviso el móvil y tengo un mensaje en whatsapp.
«Vienna♥ Lamento no poder reunirnos, tengo un cúmulo de cosas por hacer, los exámenes están a la vuelta de la esquina, la carta de aceptación me respira en la nuca y podríamos vernos la próxima semana. »
Hundo mi rostro en la almohada, necesitaba conversar con Grimes, pero espero que podamos reunirnos. Tengo tantas cosas que contarle. Lanzo un soplido, apoyo mis manos sobre las rodillas y tomo impulso, para continuar este jodido viernes. Organizo los libros que necesito, no me empeño en mi outfit y uso unos joggins negros con un abrigo de Bulls. Aplico humectante en mis labios, me hago una coleta, veo como estoy en el espejo y conecto mis auriculares.
En el mesón veo una totebag con mi comida, no veo a Isa por ningún lado. Abro la puerta, está lloviznando, veo mis vans y me encojo de hombros. No voy a subir a cambiarme. Enciendo la marcha, a medida que voy avanzando, noto que el roce de las llantas con el pavimento hace que el agua salpique sobre mis zapatillas. Tocará lavarlas, porque no voy a regresar.
Llego a tiempo, la puerta principal aún está abierta y los chicos van llegando de a poco. Alguien pone sus manos sobre mis ojos, quita el auricular derecho, me susurra: Éxitos en tu prueba.
—Glenn... —mi voz suena un poco quebrada.
—¿Pasa algo? —lo nota.
—Este viernes tengo varias cosas por hacer —mi respuesta parece no convencerlo.
—Me recuperaré a medida que vaya poniendo un visto en cada una de ella —agrego.
—Si te preocupa lo de la cena, yo ...
—Tranquilo. No es eso. Es la carta para Stanford... —frunce el ceño.
—¿Vas a Stanford? —usa ese tono de voz oscuro.
—Si... —contesto, caminando hacia la entrada.
—¿Porqué no habíamos hablado de eso?
—No hemos tenido la oportunidad —miento.
—Te conté acerca de mi beca —se queda pensando un momento —. ¿Por eso quieres que la acepte?
—No. Solo no se ha dado el momento.
—¿Y ahora es el momento? —pregunta, enojado.
—Ayer he venido hablar con Jhon para llenar la solicitud, quería que todo estuviera listo para poder contarte —me detengo frente al aula de biología —Además, ambos tenemos nuestras metas, ¿que podría cambiar si vamos distintas universidades?
Su postura se encorva, se lleva ambas manos al cabello, bajan hacia su rostro y exhala.
—Tienes razón. Creo que debería hablar con mis padres de la beca —su tono ha cambiado, incluso suena débil.
—Tranquilo. Igual estamos a semanas de los exámenes finales, el proceso de selección empieza en diciembre, hay tiempo —paso mi mano por su mejilla, me inclino y me despido con un beso.
Unas semanas atrás me preocupaba el porque del cambio de humor cuando hablábamos de su familia, pero siento que es un asunto sin resolver, le oprime y se niega a resolverlo. Recuerdo que estaba así hace unos años, es necesario que saque todo ese peso que lleva en la espalda, porque no va a poder continuar. Leo la primera pregunta de la lección de biología, sonrío porque sé la respuesta. Llego justa a responder toda la evaluación, apunto mi nombre y me retiro para ir a la clase de matemáticas. Paso una pregunta de integrales porque veo que están fáciles, demoro en contestar los ejercicios que contienen las benditas ecuaciones de hasta tercer orden. Jones es el primero en entregar la hoja de respuestas, toma su chaqueta y se despide con un guiño. Cretino.
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Quimera
Teen FictionElla tiene miedo a enamorarse. Él está enamorado. ¿Qué pasa si por cosas del pasado, te impides vivir el ahora? Es la quimera de la juventud, porque sabes que cada día es único. Y con el paso del tiempo, te das cuenta que la juventud está y a la...