Aquella des-conexión en el hospital había revivido todo un año de obsesión investigando, buscando pruebas, y tomando pastillas para la depresión. Neurótica. Cansada. Con ojeras. Miro al pasado, no me arrepiento, porque esta vez destruiré a Sykes. Noviembre, cumpliré la mayoría de edad, podré reabrir el caso y todos quienes obviaron las pruebas, abrirán los ojos y la culpa los consumirá.
-- ¿Estás bien? -- Rhee había entrado a la habitación, deslizó su mano por mi espalda, tomó mi mano y me acogió en su pecho.
Asiento. Deseo contarle pero no puedo, algo me detiene. Quizás porque sé que esto en algún momento explotará y terminaremos cada uno en una esquina diferente. Prefiero no pensarlo. No suelto su mano, me inclino y uno mis labios con los suyos, lo toma desprevenido. Al separarme, tiene un sonrisa amplia, hoyuelos y se ha sonrojado.
-- ¿Qué te parece? -- observa detenidamente mi traje para el cumpleaños de Jones.
-- Falta la katana -- contesta, mientras busca con su mirada por todo el cuarto.
-- No tengo -- digo, un poco decepcionada.
-- Pero igual te quedará increíble, porque todo te encaja perfecto -- se ruboriza, como si se le hubiera escapado un pensamiento.
Lleva una camisa negra, pantalones negros, una chaqueta negra que le llega hasta las pantorrillas. Las gafas negras impiden que sus rulos tapen su frente. Va muy guapo de Neo. Solo que un poco rubio. Pero está perfecto. Muy perfecto.
-- Esperaré con Isa -- añade, gira sobre su eje y por segundos está a punto de chocarse con el umbral, pone su mano sobre la pared para estabilizarse.
El traje amarillo me encaja bien, solo me falta la melena rubia y me convierto en Uma Thurman. Me ato los cordones de los zapatos amarillos. Recuerdo que el señor de la tienda de alquiler comentó que no contaba con la katana pero que podía usar una guitarra instead. ¡Bah! Ya fue. Me siento bien como estoy vestida. Soy Uma Thurman con traje y zapatos amarillos, cabello negro como la oscuridad y sin katana. Es mi versión de kb.
-- Cariño, te ves radiante. Pareces un sol. -- Isa, solo veía documentales de remodelación de casas. Así que justifico su falta de cultura en temas cineastas.
-- Soy un sol. -- digo, tomando la mano de Rhee.
Me despido de mamá. Robo un panecillo del mesón, tomo la mochila del sofá y es Rhee quien cierra la puerta. Tomamos un bus que cruza por Owl's Head. Pienso en Tixi, en la fiesta podré contarle todos los pormenores del asunto Sykes, nada como tener una mejor amiga que te apoya.
-- ¿Podrías decirme como te sientes? -- me toma por sorpresa, salgo de mi burbuja y me topo con sus ojos azules. Tratan de leerme. Sé que había dicho que le contaría la verdad, pero cada vez que intento, algo me detiene. El miedo de perderlo. Pero lo voy a perder si se entera por otra persona.
Me rindo.
-- Ayer tuve una visión del incidente de mi hermana -- digo, con una sonrisa que se convierte en mueca.
Le cuento toda la historia completa, como traté de revivir a mi hermana, la investigación, la obsesión, mi depresión, el odio sin sentido a los cumpleaños y al mes de octubre; las conversaciones con Jhon Max. Lo sucedido con Jenna, el rumor; la visita a Brooklyn College; aquella nota con la hora en la que Sykes salía de nuestra casa. Una pequeña victoria al ver su cara de asombro, porque alguien sabía ese oscuro secreto, que era un asesino. Las disculpas de Jenna, la muerte por sobredosis de su hermana. Esa lista de Sykes que debía ser vengada.
Se queda en silencio. Lo medita. Pone su mano sobre mi cabeza, me acomoda sobre su hombro, pasa su mano libre por el pecho y toma la mía.
-- Lo siento. Siento no estar contigo en todo esos malos momentos-- dice, en voz baja.
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Quimera
Teen FictionElla tiene miedo a enamorarse. Él está enamorado. ¿Qué pasa si por cosas del pasado, te impides vivir el ahora? Es la quimera de la juventud, porque sabes que cada día es único. Y con el paso del tiempo, te das cuenta que la juventud está y a la...