La semana había transcurrido sin inconvenientes, las preguntas acerca de mi cuento habían cesado y me tranquilizaba. Ser perseguida por los pasillos del colegio no es algo del que se deba estar orgullosa. La situación con Jones había tomado un rumbo más amigable, empezó a enviarme notas en medio de la clase con caricatura y cruzábamos miradas de vez en cuando.
El viernes es ese día en el que te relajas, porque sabes que se acerca un fin de semana. Tix me había comentado su idea del Brunch de la unión. Tix, De Vries, Rhee y yo. En nuestra eterna banca de Owl's Park, a las orillas del río, alimentada de risas, sueños y amistad.
Me gustaba el rumbo que le estaba dando a mi vida, de ser una solitaria luchando con sus miedos, a tener grandes amigos que te dan consejos para afrontarlos. La vida me había quitada una gran amiga para darme tres amigos, incluyo a Jones. Suspiré. La alarma de salida sonó, este momento me encantaba porque siempre ponían a Vivaldi.
Jones parecía recibir una llamada. Su rostro se tensó, cortó y se despidió en señas. ¿Otra pelea? Sacudí la cabeza, tiene que resolver sus problemas, si me pide ayuda podré asistirle. De reojo pude notar unas iniciales escritas en la banca de Jones. Me acerqué.
V.E.M.G
Lo analicé.
Dos segundos después. ¡Es mi nombre! ¡Joness!
Traté de borrarlo pero no pude. Es capaz de tatuarse mi iniciales en la frente. Puse los ojos en blanco, tomé una foto y envié un mensaje.
¡Debes borrarlo! La gente malinterpreta todo.
Me respondió en pocos segundos.
Ojitos azules, tengo derecho a la libre expresión, incluso si se trata de mis sentimientos.
Lo leí. Que insoportable, se pone cuando se lo propone. Me coloqué los auriculares y caminé hacia el parqueadero. Encendí el motor, debía buscar un mercadito para comprar la lista que me habían asignado.
Pasillo 7.
Golosinas, snacks, bebidas y todo lo que dentro de pirámide alimenticia se encuentra al final. Tomé los doritos, nachos y su salsa, redonditos, gaseosas y chicles ácidos. La señorita de la caja se asustó al ver tanta comida grasa que al pasar un producto me indicaba la barra del producto.
Me tomó unos quince minutos llegar a Owl's Park, el tráfico era pesado los días viernes. Tix dio una brinquitos y corrió en mi dirección. Las bolsas de comprar cayeron por la fuerza de su abrazo.
- Te extrañe -murmuró.
- Me hacías falta, Grimes -se me hizo un nudo en la garganta.
Tix se separó. Se limpió las lágrimas que se habían escapado. No pude evitar que mis lágrimas se escaparan también. De Vries, con las manos en los bolsillos, nos miraba como un padre orgulloso de sus hijas. Abrimos nuestros brazos hacia él, y nos abrazamos. Ese calor de la amistad que no te lo quita nadie, que es capaz de expulsar los demonios que te impiden vivir, esa es el poder de los amigos.
- Habéis empezado sin mi...
Delante de nosotros con los brazos cruzados y una sonrisa deslumbrante, estaba Glenn Rhee. Su mirada deslumbra. Me derrito. Me controlo, pero vuelvo a caer. ¿Habrá notado lo nerviosa que me pone cuando está cerca? Va vestido con un estilo deportivo y una chaqueta, peina su cabello, me devuelve la mirada y lanza un guiño.
Sonrío.
Nos separamos, Tix me empuja amigablemente hacia Glenn. Tengo la necesidad de sonreír para disimular mi timidez. Glenn empieza a buscar algo en su bolsillo, lo saca torpemente, pero no puede adivinar que es. Parece ser un papel. ¡Una carta!
No entiendo lo que está pasando. Busco alguna pista en los ojos de Tix y De Vries, pero llevan una sonrisa escondida llena de secretos, que serán descubiertos el día de hoy. Cruzo mis brazos, estoy nerviosa, ni siquiera siento frío, mi corazón bombea y el calor sube hacia mis mejillas.
Empieza a leer.
- "Tú puedes, Vienna Miller" fue la primera frase que me unió a ti... -empiezo a sentir un cosquilleo en la espalda. - Ese llavero de hermione que creías que se había perdido, las horas que pasamos buscándolo, una locura. Quizás lo que estoy a punto de decirte lo veas como una locura, pero prefiero estar loco antes que continuar con este secreto. La primera vez que vi tus ojos azules, me derretí por completo, cada conversación, tus gustos, tus miedos, tus talentos, solo fueron una parte para confirmar que mi decisión de amarte desde el primer día es la correcta. No solo eres mi primer amor, de esos que no se olvidan nunca porque estas acá...-señaló su pecho. - Eres ese chocolate en nochebuena con tu familia, porque eres mi familia.
Se acercó, me rodeó, acomodó mi cabello hacia un costado, frente a mis ojos estaba una cadena con un dije con forma de un fénix. Sentí el clic del broche. Mis ojos ya no podían seguir escondiendo lo que sentía mi corazón y se me escapó una lágrima. La limpié.
- Te amo Vienna... pe... - junte mis labios con los suyos.
Calidez.
No podía seguir viviendo con miedo a sentir amor. Ya no.
El enamorarse tenía dos resultados, heridas o felicidad. No hay término medio.
Ya había tomado mi decisión y estaba segura.
- Te amo Glenn Rhee - susurré, juntando mi punta de nariz con la suya.
Me dio un beso en la punta de mi nariz y me abrazó. Nos separamos y a nuestra izquierda estaba Jones, empezó aplaudir y estaba segura que diría algo.
- ¡Que lindo que es el amor! Pero... ya vamos a comer - tomó una canasta que Tix había traído.
Ordenamos todo los productos que cada uno había comprado, había lasagna, dulce de tres leches, snacks, gaseosas, dulces y la presencia de Jones, que no la esperábamos. Tix me había preguntado si yo había sido quien le invitó, negué. De Vries y Rhee desconocían de su asistencia al Brunch.
- ¿Así que ya son pareja? - se llevó un nacho a la boca. Jones sabía como manejar esto tipo de situaciones.
- ¡Si!- dijimos al unísono.
- ¡Vaya! Hasta en eso coinciden, de seguro estaban destinados - se llevó otro nacho a la boca.
Jones si se lo proponía podía llegar a ser muy molestoso y sarcástico. No sabía cuál era su propósito, pero de seguro no era positivo. No me quitaba la mirada de encima y ya me sentía incómoda. Rhee lo notó y me dio seguridad cuando puso su mano sobre mi espalda. La sensación que me produjo, me gustó. Ambos sonreímos.
- Os contamos de nuestra travesía por caravana este "finde" - Tix como siempre rompiendo la tensión.
Nos contó su aventura para llegar al Parque Estatal Lago Belmont, hizo mucho énfasis en lo hermoso que eran los patos, luego de alimentarlos, decidieron tomar otro rumbo y fueron hacia el Parque Gardiner County, caminaron por el sendero de la paz, nos enseñaron fotos de la vista.
Aparcaron esa noche y finalmente cruzaron el puente de Long Island y se detuvieron para tomar otras fotitos. Lucían tan felices, me sentí como una madre orgullosa. De Vries le robó un beso en la comisura de sus labios. La pilló por completo y se ruborizó. La charla estaba tan amena que no me había percatado que ya estaban a punto de ser las diez y seguro mi madre estaría preocupada.
Glenn me rodeó con su brazos. Me relajé porque me sentía tan cómoda en medio de su pecho. Me encantaba su olor, no me gustaban mucho los perfumes, pero ese era tan delicado que no me afectaba. Me despidió con un beso en la frente.
- Te amo- susurré
- Te amo
Nos despedimos con Tix y De Vries, Jones solo levantó la mano desde lejos, tenía el ceño fruncido y no parecía tener ánimo de despedirse con todos, se fue con un adiós general.
.
Debo aprovechar la imaginación que está bastante activas estos días, gracias por leerme.
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Quimera
Teen FictionElla tiene miedo a enamorarse. Él está enamorado. ¿Qué pasa si por cosas del pasado, te impides vivir el ahora? Es la quimera de la juventud, porque sabes que cada día es único. Y con el paso del tiempo, te das cuenta que la juventud está y a la...