15

15 2 15
                                    

Estas dos semanas estuvieron ocupadas de tareas, proyectos y exámenes finales. Pronto entraríamos a los últimos cuatro meses de este último año de colegio. Me asusté al pensar en todo el tiempo que había pasado, en un pestañeo ya estaríamos en el mes de octubre. Octubre. Odio los octubres.

Sentí una miradita a mi hoja de respuestas. De soslayo noto que Jones se inclinaba para alcanzar un lápiz que se había caído por error. Le fulminé con la mirada, sonrió y se estiró, en busca de otra persona que le ayudara con el examen.

El examen de filosofía se me había complicado en una pregunta. Nunca había escuchado este tema durante las clases, ni siquiera estaba en mis tarjetas de apoyo. Había una frase extraída de un libro. Recordé que el algoritmo de Instagram me sugirió un video con algo parecido, pero no comprendía.

"Las mujeres tienen mente y tienen alma, no solo corazón... tienen ambición y tienen talento, no solo belleza; estoy harta de que la gente diga que una mujer solo sirve para el amor, estoy harta de eso".

Divagué. Acomodé mi cabeza sobre ambos puños. Piensa. Tiene aires de ser un grito hacia la sociedad de esa época. Quizás un rechazo hacia la desigualdad entre hombres y mujeres... o podría ser... ser asunto personal. Porque hay mujeres que por descendencia les han inculcado esa mentalidad de ser madres y ocuparse de la casa. Pero... ¿Qué hay de las mujeres que desean ir más allá? En esa época la mujer se encontraba muy reprimida, y mujer que pensara lo contrario era vista como el "bicho raro." Era un grito a la libertad. La mujer podía alcanzar, el amor y el éxito, ambas.

Mi redacción no fue la mejor de mi vida, pero había establecido la idea principal y releí un par de veces, me gustó lo que estaba plasmado en esas mil quinientas palabras. Algunos chicos empezaron a entregar su examen. Revisé que no quedara alguna respuesta en blanco. Me di la aprobación y extendí mi hoja de papel hacia Jhon Sax, quien no apartaba la vista de quienes aún estaban dando sus últimos intentos de copia.

Glenn había decidido adelantar el examen de filosofía por sus prácticas, pronto tendrían el último partido antes de las estatales. Sentí la falta de su presencia durante estos días, pero no quería presionarlo. Algunos empezaron a salir por bocadillos, aún faltaba la última asignatura, biología. Apenas nos quedamos cuatro personas en el curso, dos repasaban y el resto, que me incluía; nos habíamos deslizado sobre la mesita, a descansar.

Cerré los ojos, estaba cansada, necesitaba dormir un poco.

.

Unos golpes en seco a la pizarra me habían despertado. El profesor gritaba que nos ubicáramos en nuestros asientos y daba las indicaciones previas. Parpadeé. Mis pestañas se volvieron a juntar.

-- Señorita Miller... ¡No se duerma! – dijo, mientras repartía las hojas a la primera fila.

Asentí, evitando que no se diera cuenta de mi aparente cara de fastidio.

Una mano se deslizó por mi escritorio con un caramelo de miel en medio de los dedos. Jones se había percatado de mi estado medio sonámbulo. Devolví una sonrisa. Me llevé el caramelo a la boca y sentí una corriente de energía. Me animé, estiré mis brazos y estaba lista para obtener una A en este examen.

Anoté mi nombre, es lo primero que se debe hacer, porque el profesor amenazó con poner un cero directo a quien se le olvidaba. Y este no se iba con rodeos.

Guerra avisada, no mata soldado.

Las preguntas me parecieron muy básicas, desde el comportamiento de las células hasta el medio ambiente; repasar semanas antes me había ayudado, aunque no recordara muy bien, para opción múltiple me estaba sirviendo.

QuimeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora