Tu nombre

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Estaba en el sofá sentada, la gente moviéndose por mi alrededor cuando nos cuerpos cayeron a mi lado, uno a cada lado de mi.

Eran dos de los chicos que estaban antes hablando de mi.

- Hola, acosadores. -los saludé con una risa.

- Venimos a pedirte perdón. -comentó el de mi derecha.

- ¿Por decir que os parezco guapa? -contesté y los dos soltaron una carcajada.

- Ahí nos has pillado, soy Pablo. -contestó el de mi izquierda. 

- Maddy. -me presenté y me giré hacia el otro chico.

- Yo también soy Pablo, pero llámame Gavi. -sonrió.

- Dos Pablos, que interesante. -me reí.

- ¿Te ha gustado nuestro amigo? -preguntó Gavi.

- ¿Cuál? ¿el moreno que se arrodillaría por mí? -pregunté y los dos soltaron otra carcajada.

Tenían la risa tan contagiosa que terminé riéndome yo también.

- Sí, ese. -contestó Pablo.

- Es guapo, pero no me van mucho los morenos, suelo ser más de rubios. -contesté, obviamente era broma, me parecía muy guapo y no estaría mal divertirme con él.

- Yo soy lo más parecido a rubio que puedes encontrar por aquí. -comentó Pablo empujándome con el hombro.

- Sería una difícil decisión elegir entre los dos Pablos. -admití y ellos dos volvieron a reírse.

- Estoy muy seguro de que nos llevaremos muy bien. -habló Gavi riendo.

Al final nos pasamos la noche hablando, mientras ellos bebían y yo me reía de ellos cada vez más por ir borrachos.

Hasta que no pudimos más, la casa estaba casi vacía y los acompañé a la habitación de invitados que me había enseñado Mikky antes.

Me metí en mi habitación y me quedé completamente dormida de inmediato.

Hasta que me desperté en mitad de la madrugada, muerta de sed y tuve que levantarme porque no tenía agua en la habitación.

Bajé las escaleras, por suerte ya no había nadie despierto y las luces ya estaban apagadas.

Entré en la cocina y abrí la nevera, buscando el agua.

No había encendido ninguna luz cuando saqué el agua y me apoyé en la encimera para beber.

La luz se encendió de golpe y solté un gritito, casi tirando el agua al suelo.

Me giré para encontrarme a un moreno muy guapo.

- ¿Qué haces aquí? -pregunté.

Tenía algo de ojeras y el pelo totalmente revuelto.

- Me he quedado aquí, iba muy borracho para conducir, estoy con Pablo y Gavi en la habitación. -contestó.

- Oh, los Pablos. -me reí.

Me puse a beber, ignorándolo un poco.

Era bastante incómodo el momento y más después de lo que él había dicho.

- ¿Sabes? no iba enserio lo de antes. -comentó cogiendo la botella cuando yo la dejé en la encimera.

- ¿Ah no? yo que creía que podríamos tener una cita y te arrodillarías luego para mi. -comenté picándolo.

Él casi se atragantó con el agua, tosiendo.

- Sí realmente quieres, puedo enseñarte Barcelona. -se rascó la nuca, nervioso.

Solté una risita.

- Llevo solo un día aquí y ya tengo un pretendiente. -me encogí de hombros, mirándole divertida.

- Tienes tres. -murmuró.

- ¿Los Pablos? que va, seremos buenos amigos, nunca podría verlos como algo más que eso, son muy parecidos a mi. -contesté con una risita.

- ¿Y yo? -preguntó.

- Ni siquiera me has dicho tu nombre, love. -me acerqué a él, lentamente y sin dejar de mirarle a los ojos.

Quedé tan cerca de él que su aliento me golpeó la cara y mi pecho chocó con el suyo, escuché como tragaba saliva de forma sonora y nerviosa y paseé un dedo por su pecho, tanteándolo.

Miré hacia arriba, buscando sus ojos.

Iba descalza y aun así era más bajita que él.

El ser bajita me había causado muchos problemas en el mundo del modelaje, pero me había abierto paso por delante de las más grandes con mi metro sesenta.

- Tu tampoco me has dicho el tuyo. -murmuró.

Estaba nervioso y eso me encantaba.

- Seguro que yo lo adivino primero. -fanfarroneé.

- Si lo consigo yo primero, tendrás una cita conmigo. -cuadró los hombros y ahora era aún más alto, con una sonrisita que me dio ganas de morderla.

- Si lo hago yo, serás mi chófer por Barcelona hasta que consiga un coche. -le tendí la mano.

- Trato. -me estrechó la mano y le dejé ahí en la cocina.

Le escuché suspirar justo cuando giré la esquina y sonreí, triunfante.

¿Chófer personal?

Oh sí, pensaba conseguir su nombre.

Ahora mismo.

Subí las escaleras corriendo, al ir descalza no hacía ruido y fue perfecto.

Me metí en la habitación de invitados y busqué a uno de los chicos.

Encontré a Pablo primero y me senté a su lado, moviéndolo con suavidad.

- Pablo, necesito tu ayuda. -murmuré intentando que solo me escuchase él.

- ¿Mmm? -murmuró abriendo poco a poco los ojos.

- Necesito que me digas el nombre del moreno al que le he gustado. -murmuré.

- Pedri. -murmuró.

¿Se llamaba así?

- ¿Enserio? ¿ese es su nombre? -pregunté.

- Pedro González, pero le llamamos Pedri. -murmuró medio dormido.

Perfecto.

Me fui a levantar cuando las pisadas de lo que supuse que sería Pedri me alarmaron.

No podía saber que estaba aquí dentro y que ya sabía su nombre, se lo diría a la mañana siguiente.

Me metí en la cama de Pablo, que murmuró algo que no entendí.

- Escóndeme de Pedri, por favor. -murmuré.

- Duerme. -murmuró con los ojos cerrados.

Me tapé la cabeza con la manta y me pegué a él, quieta sin moverme.

Escuché como entraba en la habitación y por suerte se iba a la cama de Gavi, gruñéndole algo porque al parecer no se movía.

Esperé un rato hasta que supuse que estaría dormido y me levanté sin despertar a Pablo, saliendo de la habitación y llegando a la mía.

Pensaba levantarme temprano para hacer el desayuno para todos y sorprenderle llamándolo por su nombre. 

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Al parecer pedri se convertirá en el chófer personal de maddy, puede que eso sea una bomba bastante graaaande

mañana tendréis dos capitulos de las dos histoorias chiquiiis✨

Strangers +18 - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora