Strangers +18 - Pedri González

Nuestra historia

NARRA PEDRI

Me temblaba hasta la punta del dedo meñique del pie.

Estaba demasiado nervioso.

Aunque lo hubiésemos revisado todo mil veces, el corazón me bombeaba con tanta fuerza que creía que iba a desmayarme en cualquier momento.

Iba a pedirme a Maddy que se casara conmigo.

Estábamos en mi casa.

En el patio.

Ella estaba fuera con su hermana y con Sira.

Todos los chicos habían ayudado en una cosa o en otra.

- Todo saldrá bien, relájate o no podrás ni hablar. -Gavi me puso las manos en el hombro para calmarme.

- Sira dice que en cinco minutos están aquí. -comentó Ferran llegando con nosotros.

AYUDA, ESTABA HIPERVENTILANDO.

- Todos sabemos que Maddy te pone nervioso, pero si estás así ahora no me imagino como te pones cuando estás en la cama con ella. -se rio Pablo.

Le di un golpe en el brazo, haciendo que todos rieran.

- Id todos a esconderos. -murmuré, la voz me temblaba.

Maldita mujer que me volvía loco.

Escuché como llegaba el coche cuando todos terminaron de meterse en casa.

- ¡Maddy, ve a ver si hay alguien en el jardín, creo que los chicos se han ido! -escuché gritar a Sira, y luego la puerta del coche cerrándose.

Intenté no reírme.

El patio estaba lleno de flores, literalmente lleno, un caminito de pétalos blancos y azules claros conducía de la puerta del patio hacia donde estaba yo.

Escuché la risita de Maddy que me mandó electricidad por todo el cuerpo y unos segundos después apareció por la puerta.

Al abrirla, sus ojos azul hielo se quedaron mirándome.

Miraron a su alrededor.

Vi el momento exacto en el que las lágrimas desbordaban sus ojos y sonreía.

Caminó sin decir nada por el caminito de pétalos, llegando a mi.

Era malditamente preciosa.

- ¿Qué es todo esto, love? -preguntó y su voz tembló un poco, sus mejillas algo rojas, los ojos inundados en lágrimas y una sonrisita tímida.

La amaba.

Nunca amaría a nadie como la amaba a ella.

Y la quería para siempre conmigo.

Así que ahí iba.

- Una vez me dijiste que te gustaban las historias, pero que los finales a veces te disgustaban, que eran innecesarios en algunos casos, ese día te prometí que conmigo no ibas a tener ningún final y que nuestra historia iba a ser la mejor de todas, tu no me creíste, me cogiste como un imbécil y te reíste de mi, aun llevabas puesta tu coraza y no me dejabas acercarme a ti, ahora, esa coraza está guardada en mi bolsillo y estoy dispuesto a seguir escribiendo nuestra historia. -saqué la cajita con el anillo de mi bolsillo.

Maddy no pudo aguantar más las lágrimas y se desbordaron como dos ríos por sus mejillas sonrojadas.

- Pedri.. -murmuró, casi sin voz, llorando.

- Cásate conmigo, amor. -pedí, con el corazón en mi mano, entregándoselo a ella por completo.

Ella asintió con la cabeza a la vez que un sollozo se escapaba de su garganta y me tendía la mano.