Frascos pequeños

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NARRA MADDY

Volver una vez más a Nueva York era para mi algo que no tenía planeado.

Quisiera o no, siempre iba a ser un sitio lleno de malos recuerdos y a la vez el principio de todo.

Todo pasó a raíz de Nueva York.

Mi carrera.

Todo.

Pero esta vez todo era diferente.

No estaba sola.

Iba acompañada.

De ellos.

Los Pablos caminaban a mi lado.

Pedri, Sira y Ferran detrás.

Mi hermana y Frenkie nos esperaban en el hotel.

Y todo el maldito equipo estaba ahí también para apoyarme.

No me cabía más felicidad en el cuerpo.

En unas horas tenía que estar lista para los premios.

Pero alguien se había cargado su traje y estábamos yendo a buscar uno nuevo.

- ¡No es mi culpa que no sepas dar dos pasos sin caerte! -se quejó Pablo, mirando a Gavi.

- Tío, no me toques los huevos, ha sido culpa tuya por dejar todo en el suelo. -le atacó Gavi.

- No haberme elegido como compañero de habitación. -Pablo se encogió de hombros.

- ¡Maddy, dile algo! -Gavi hizo un puchero.

- Dejad de pelear, niños. -me burlé, ganándome una colleja de Gavi.

- ¿Va a ser así tener hijos? porque como nos salgan como estos dos, ya me rindo. -comentó Pedri desde atrás.

- Seremos los mejores tíos del mundo, obviamente saldrán como nosotros. -habló Pablo, seguro.

- Vale, retiro lo de tener hijos. -Pedri se pasó la mano por la cara y yo solté una carcajada.

Siguieron discutiendo unos con otros, riendo y burlándose de Gavi por lo del traje.

Una hora después, teníamos un traje nuevo y estábamos de vuelta en el hotel.

Yo estaba en la habitación con mi hermana y Sira, que me ayudaban a arreglarme.

- Podrías haber llamado a tu estilista, Maddy. -comentó Sira, nerviosa por si mi pelo no le salía bien.

Mi hermana me estaba maquillando y ella se encargaba del pelo.

- Quería que lo hicierais vosotras. -admití y las vi sonreír.

- Estoy tan orgullosa de ti, Madds. -murmuró mi hermana y mi corazón se llenó.

- Ganarás este premio y los dejarás a todos boquiabiertos. -aseguró Sira.

Cuando estuve lista, me miré al espejo.

Llevaba un vestido azul noche, que brillaba con la luz.

Precioso.

Sira me había hecho un recogido de medio pelo hacia atrás que dejaba mi cara al descubierto, mis ojos.

Ellas iban preciosas también.

La puerta se abrió.

- La limus... joder. -Pedri entró y se calló al verme.

Le sonreí.

- ¿Estoy guapa? -pregunté, algo tímida de repente.

Los nervios me abordaron a toda velocidad.

- Estás increíble, joder, amor, los vas a dejar a todos sentados. -aseguró acercándose a mi.

Strangers +18 - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora