(T/N) observaba el enorme techo abovedado. A veces deseaba que una estalactita le cayera encima, cuestionándose qué ocurriría entonces. Sin embargo, desde que Armin había regresado y se unía a las discusiones con Anka y Rico, le gustaba pensar en que el futuro sería mejor. Las risas no faltaban por la noche entre las gracias de Connie y Jean, y el buen humor de Gisela y Anka. Además, apreciaba, más de lo que estaba dispuesta admitir, que Armin se sentara a su lado y no la dejara hasta que era capaz de comerse toda la comida en el plato. No era como si tuviera algún desorden alimenticio, sino que la comida le sabía horrible, las especias en Paradis tenían sabores fuertes y unos pocos eran capaces de combinarlas bien. O eso le parecía a ella porque no había cocinado en Paradis, porque la llenaba de reminiscencias que no hacían más que pesar en su corazón.
—Hola...
La chica despertó de su ensoñación y ladeó el rostro para ver la enorme figura del hombre que la saludaba. Se lo notaba muchísimo mejor que en Marley en un estrecho callejón y con el brazal distintivo de Guerrero.
—Reiner —dijo con suavidad y regresó la mirada al tenue fulgor de la piedra explosiva de hielo.
—¿Puedo sentarme?
—Ya lo hiciste —replicó, apenas reparando en cómo se desplomaba a su lado con las piernas estiradas.
—Sí, bueno... No pensé verte aquí de todos los sitios.
—Me lo han dicho varias veces. —Esgrimió una sonrisa socarrona—. Aunque tú si eres toda una sorpresa.
—Al final, tenía que hacer algo bien —susurró, alzando la vista hasta el límite del cielo pétreo de la Ciudad Subterránea—. Es deprimente aquí abajo.
—Dímelo a mí —bufó ella—. ¿Qué te trae por aquí?
Reiner ladeó el rostro hacia ella, buscando las palabras exactas. Siempre le había parecido que tratar con ella era difícil porque parecía poder ver a través de él, y eso lo intimidaba porque no quería que nadie supiera lo cobarde que era.
—Solo quería agradecerte por lo que hacías en Marley con lo eldianos en el gueto... Sé que es muy tarde para ello, pero prefiero sacármelo de adentro que vivir con el arrepentimiento. Ya he vivido suficiente de arrepentimientos.
La chica parpadeó, pero curvó los labios.
—No hay de qué. Es lo natural. Aunque no sirvió mucho al final con el 80% de la población muerta.
—Te preocupaste por personas que no preocupaban a nadie. Eso es importante.
Ella frunció los labios, pero no quiso contradecirlo. No se arrepentía de lo que había hecho, pero sí de la atención que había llamado. Aborrecía que su prima, Emma, hubiera comprendido hasta dónde se extendía su potencial. Ahora no estaba siendo controlada por ella, pero vivía bajo su sombra, con el constante recordatorio de que si salía a la superficie le esperaba algo peor que la muerte.
—Por cierto, Armin me contó sobre lo de ustedes —dijo Reiner de repente, nervioso por el silencio entre ambos.
—Ah...
—¡Armin no me envió a hablar contigo ni nada!
—Lo sé, no sería capaz de eso. Solo no pensé que hablara de ello tan abiertamente.
—Solo fue cuestión de tiempo que se abriera frente a sus problemas. —Reiner le restó importancia, como si ninguno de ellos hubiera sufrido mientras veía a Armin buscar algo —alguien— cada vez que arribaban en un nuevo puerto.
—¿Pero el comentario a qué viene?
—A que deberían hablarlo.
Al parecer los Guerreros de Marley solían coincidir en sus opiniones porque Annie había sido la primera en apuntar que estaba siendo inmadura. Ahora Reiner abordaba el asunto con más sutileza de lo que hubiera esperado de su mirada dura y su enorme tamaño.
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Un sitio seguro || Armin Arlert x Reader
FanfictionCuando Armin y sus compañeros deciden embarcarse al otro lado del mar para infiltrarse en Marley, Armin jamás imaginó que él, precisamente de todos, se perdería en el primer día. Aunque en sus planes no estaba terminar en una tienda como jamás la ha...