Estaba cálido.
Bajo las cobijas, en los muchos puntos de contacto entre sus cuerpos y también por encima de estas, con el sol traspasando la cortina, se abrigaban en una calidez sin precedentes. No querían levantarse, así que habían pasado la última media hora concediéndose cinco minutos más entre risas burbujeantes.
La joven apoyaba la cabeza del pecho de Armin y él la tenía rodeada por la cintura, inhalando el agradable aroma de su cabello. Después de su primer beso, habían seguido muchos más, a veces separados por algunos minutos y otras veces apenas les dejaban espacio para susurrarse palabras de amor.
Llegados a medianoche, mientras hablaban tendidos en la mitad del patio, procurando estirar el tiempo con la excusa de que aún tenían tanto por decirse como estrellas en el cielo, decidieron que lo mejor sería que Armin pasara la noche. Después, (T/N) tuvo que hacer uso de toda su habilidad de persuasión para convencer a Armin de que se acostara junto a ella y cuando lo hizo, les costó superar los nervios iniciales y las respiraciones contenidas hasta que uno de los dos no lo soportó más y abrazó al otro con cariño.
Había valido cada momento de inseguridad para disfrutar de esa mañana y de la repentina sensación de comodidad.
—Buenos días, Armin —dijo contra su camiseta, sintiendo el golpeteo de los latidos de su novio.
—No quiero pararme...
—Yo tampoco, pero no puedo seguir posponiendo lo inevitable —se quejó, obligándose a separarse de él, disfrutando del ligero roce de los dedos de Armin sobre su costado—. Debo abrir la tienda si no quiero acabarme mis ahorros.
A Armin lo sorprendió la velocidad con la que se desembarazó de sus brazos y se puso en pie. Se estiró como un gato y cubrió un bostezo con el dorso de la mano. No dijo nada mientras se hacía con una muda de ropa del armario y se iba al baño. Armin se sintió avergonzado al descubrirse celebrando que se colocaría un pantalón, para luego reparar en lo íntima que resultaba la situación y sonrojarse otro poco más. Logró sentarse al borde de la cama, mirando al suelo mientras se cuestionaba su existencia y si valía la pena levantarse.
—Pareces un no muerto —se burló ella, quien había terminado de despertar y estaba cambiada, mientras entraba en la habitación y procuraba desenredar su cabello con los dedos—. Guardé el cepillo dental que usaste la otra vez, está del lado izquierdo del lavabo. Es el azul.
—¿Acaso habías predicho que pasaría otra noche aquí?
—Lo guardé para hacerte un amarre por amor. —Le guiñó un ojo mientras Armin evadía su mirada, azorado—. Bromeo, pero si no quieres, no es broma.
—Haré como que no escuché eso. —Pese a hacerse el ofendido, lo traicionaron las esquinas de su boca alzadas—. Izquierda y azul. Ojalá se haya secado mi ropa.
—Seguro que sí —dijo ella, adelantándose a él en la puerta con una risita triunfal.
Armin había notado que, desde que acordaron dejar que sus sentimientos los guiaran para dilucidar los rumbos de esa relación, ella estaba más relajada y lo dejaba ver su lado más infantil. Le encantaba escucharla reír, y estaba seguro de que, cuando se separaran, el sonido de la brisa le recordaría su risa. Quizás él mismo también estaba dejando caer la máscara que usaba frente a todos. De hecho, sentía sus hombros menos tensos desde que compartían esos valiosísimos instantes.
Cuando estuvo totalmente despierto y listo, bajó hacia la cocina, siguiendo su voz mientras cantaba. Armin no creía haber escuchado algo igual en toda su vida y confirmó que estaba enamorado cuando su corazón se aceleró y su labios evocaron una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Un sitio seguro || Armin Arlert x Reader
FanfictionCuando Armin y sus compañeros deciden embarcarse al otro lado del mar para infiltrarse en Marley, Armin jamás imaginó que él, precisamente de todos, se perdería en el primer día. Aunque en sus planes no estaba terminar en una tienda como jamás la ha...