37장

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Suryen caminaba por los largos pasillos del instituto, mientras daba pisadas sonaba ese antiguo piso de madera que llevaba acompañándola desde hace ya algunos años. Aquella mañana se sentía particularmente extraña, había amanecido con un mal presentimiento y no había descubierto el porqué. Entró en su salón buscando con la mirada a aquella chica, la chica de piel un tanto trigueña con un hermoso cabello ondulado y negro, y efectivamente ahí estaba, sentada sobre su pupitre, escribiendo quizás que cosa en su agenda mientras que todas las demás chicas se encontraban chismeando en grupo.


_ Hola Eungyeom - saludó amable mientras dejaba sus cosas sobre el pupitre de al lado

_ H-Hola - saludó la contraria con su característica tonalidad tímida al hablar - ¿cómo estás?

_ No muy bien la verdad - sonrió levemente - he tenido un mal presentimiento toda la mañana, aún no se a qué se debe pero es extraño

_ Ohh... Entiendo

_ ¿Cómo estás tú? ¿Qué tal estuvo tu fin de semana? - preguntó amable

_ B-bien - respondió la chica - Conocí a un chico en la iglesia, es muy dulce y habló mucho rato conmigo

_ Vaya, ¿te hizo ojitos? - preguntó Suryen mientras reía - quizás le gustaste

_ A mi me gustó... - sonrió tímida - es hijo de una de las hermanas que realiza liturgia con mi madre

_ Ohh ya veo, ¿es de tu misma edad? - preguntó Suryen mientras sacaba sus materiales de su bolso

_ No, no, él es mayor - respondió la chica hablando bajito - él... tiene 26



Suryen dejó de hacer lo que estaba haciendo para mirar a su amiga, quién sonreía tímidamente hacia su diario mientras seguía escribiendo. Cerró los ojos respirando profundamente antes de asimilar que su mal presentimiento se debía a aquello, y mientras se preparaba psicológicamente para decir lo que quería, debía usar palabras que su dulce he inocente amiga entendiera.


_ Me alegra mucho que un chico te haya llamado la atención Eungyeom, es bueno saber que estás socializando más - dijo mientras dejaba un cabello de la chica detrás de su oreja - Pero debes tener cuidado si él desea acercarse más o... ya sabes, hacer cosas de novios

_ ¿Porqué? - preguntó confundida

_ Porque él tiene 26 años, y nosotras apenas tenemos 17... son casi diez años de diferencia, no es algo normal - explicó tomando las manos de la chica - ¿me prometes que te cuidarás?

_ S-si... de todos modos, no creo que él se fije en mi - Eungyeom respondió cabizbaja

_ Y aunque así lo fuera, si gustas tener un novio de tu edad está bien, eres hermosa y muy inteligente, pero en este caso, él no es para ti linda


En aquel entonces las amigas se sonrieron dulcemente antes de volver a sus posiciones para comenzar la clase.

Y Eungyeom lo lamentó, con el tiempo lamentó no haber tenido presente las palabras que su única amiga le regaló aquel día. De haberlo hecho su vida hubiese sido muy distinta...

Y de haberlo hecho no hubiese estado en dónde estaba ahora.


Suryen dejó Corea pocos meses antes de que ambas cumplieran los 18 años, sus padres tomaron un trabajo en el extranjero por lo que ambas amigas debieron separarse, en aquel entonces no existían los celulares modernos, el internet o las redes sociales, en ese entonces solamente la gente muy rica comenzaba a tener uso del correo electrónico en computadores de aquella época, nada a lo ellas pudiesen recurrir.

 대구 기념품 | 𝙳𝚊𝚎𝚐𝚞 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora