𝟸장

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¿Conocen aquella sensación de, a pesar de estar pasando por un mal momento, alguna cosa o situación los hace sentir mínimamente mejor? ¿Y se sienten culpables por ello?, pues es así como precisamente me sentía viajando en aquel auto.
Eungyeon manejaba con su vista en el camino, una canción al parecer bastante antigua sonaba en la radio del automóvil. Giré un poco mi cabeza en dirección a los asientos traseros encontrándome visualmente con la pequeña bola de pelos hecha bolita, quizá notó que lo observaba, pues levantó su cabeza dejándome ver sus cejas con una extraña expresión, las mismas estaban ladeadas al punto en el que parecía estar molesto.

_ Se llama Yeontan - habló Eungyeon, salí de mi burbuja observando su definido perfil

_ ¿es Niño o niña? - pregunté un tanto interesada

_ Es un niño. Mi hijo lo ama con su vida entera - agregó sonriente, me sorprendí un poco al saber que Eungyeon era madre

Devolví mi vista al frente topándonos con un largo camino, no entramos en el, pero pude apreciar desde la ventana la enorme hilera de sauces que lo rodeaba, sintiendo dentro de mi las ganas de averiguar qué escondían aquellas largas ramas.

_  El camino de recién se dirige a un lago, ya después podrás conocerlo, es hermoso - comentó Eungyeon, aparentemente notaba cada detalle que llamaba mi atención - ¿te gusta la naturaleza?

_ me gustan los sauces - respondí nostálgica - me recuerdan a alguien especial

_ ya veo... - respondió esta vez mirándome levemente - No debe de haber mucha vegetación en donde vives

_ es poca, lo que dicen es cierto, las ciudades son islas de concreto - Ella rió ante mi comentario

¿Se supone que debía sentir aquella calidez?, mi situación ahora no era la mejor, estaba lejos de serlo, el automóvil cada vez avanzaba más a lo que sería mi castigo disfrazado de "lección", pero aún así no podía sentirme del todo inquieta, algo me trasmitía paz, sobre todo la bella mujer sentada a mi lado.

_ ¿tía, desde cuando conoces a mamá? - pregunté dejando mi vista fija en el aromatizante para autos en forma de pino que colgaba del espejo retrovisor

_ Suryen y yo estudiamos juntas en una escuela de por aquí cerca, era muy pequeña y de madera, apenas habían ocho estudiantes - me sorprendí ante aquel hecho - éramos de escasos recursos y antes no era algo común que las mujeres estudiaran. Suryen llegó a aquella escuelita tan rápido como se fue, sus padres se la llevaron a la ciudad

_ creí que habían sido amigas por más tiempo - susurré en respuesta

_ Y así fue. Tiempo después Suryen volvió a este lugar, acababa de cumplir los veinte cuando hizo su tesis de estudios, me alegré mucho al reconocerla y saber que se convertiría en una enfermera, desde pequeña quizo serlo - agregó sonriente - después de eso no la ví por un tiempo, mantuvimos el contacto pero no era tanto como para contarnos la vida de la otra

_ ¿la volviste a ver después?

_ si, la volví a ver - el auto de detuvo un segundo esperando a que otro pasara por delante - y cuando eso ocurrió, una linda barriga de cinco meses decoraba su cuerpo

Quedé sorprendida ante el hecho de que mamá estuviese tanto tiempo aquí, eso agregado al hecho de que quizás Eungyeon me daba paz porque mi cerebro había escuchado su voz desde que comenzaba a formarse. Por alguna razón mi madre se sintió apegada a este pequeño pueblo, y quizás por ello ahora yo no podía sentirme del todo incómoda con esta situación, quizás y solo quizás lo estaba disfrutando un poco.

 대구 기념품 | 𝙳𝚊𝚎𝚐𝚞 𝚖𝚎𝚖𝚘𝚛𝚒𝚎𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora