Capítulo 3

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No sabe cómo, pero se quedó dormido...

Al despertar, observó su alrededor... suspiró al ver de nuevo el río. Se levantó con cuidado y se acercó a la pequeña escalinata que llegaba al río. Se sentó observando la tarde caer.

Se alertó al ver una sombra parada cerca suyo.
Era NamJoon.

- He venido a ver cómo se encuentra- le dice haciendo una reverencia y quedandose parado a su lado. Por protocolo real, no podía sentarse a su lado.

- Creo que mejor...- susurra mientras abraza sus piernas. No tiene a nadie a quien pedirle ayuda realmente.- ¿Qué me pasó?- decide preguntar.

- Estaban dando el anuncio de su compromiso ante todo Egipto- NamJoon le dice, recordando.- Luego de tantas discusiones y guerras, faraón había logrado que les concedieran un matrimonio legítimo... con el imperio unificado, usted portaba muy buena salud, pero esa tarde, mientras confeccionaban su traje y faraón le permitía escoger las telas para la ceremonia, se desmayó y perdió el conocimiento, Egipto enteró estuvo velando por usted, cada que faraón iba por la ciudad, alguien le preguntaba por su salud... estuvo tres lunas crecientes sin ápice alguno de despertar, faraón venía con usted cada día y noche para quedarse a su lado y rogar por su salud... no despertaba e incluso pensamos que había muerto, estaba tan pálido y helado... que tuvimos miedo, sin embargo, despertó y está con nosotros de nuevo, no nos haga eso otra vez, alteza...

JiMin suspira.

- ¿Dónde está mi traje?- pregunta, quizás si se coloca el velo de nuevo, o alguna prenda pueda volver al mundo que conoce.

- No está terminado, pero puede verlo antes de que anochezca- NamJoon le indica, llama a una sirviente. La chica le ayuda a ponerse una clase de túnica bordada sobre sus hombros, sus sandalias y limpia su rostro con mucho cuidado. Es como tener un spa, a palabras de JiMin.

JiMin camina lentamente por el pasillo, puede observar jeroglificos que nunca había visto en fotografías modernas. Quizás pudieron perderse, según sabe, se encuentra en uno de los periodos de más esplendor de Egipto, por todo lo que tiene a su disposición, las telas, joyas, servidumbre, espacios de habitaciones... su anillo es más que suficiente para demostrarlo

Toca con cuidado algunos de los grabados en la pared, como si nunca lo hubiera hecho... sus pasos son cortos y lentos, caminando con la elegancia digna de un príncipe.

JiMin pasa cuando el sirviente le indica que han colocado su traje de modo que pueda verlo sin problemas.

Se sorprende, y sonríe... se acerca y toca la tela, es muy delgada, observa el velo y tiene los mismos bordados que el que descubrieron, entonces, significa que era un novio que no pudo casarse... pero, ¿qué hacía él allí?
Su cabello ondulado, y su reflejo en el espejo se desvanece con la luz del sol.

- Mi sol...- se gira al ver al faraón. JiMin solo se queda en su lugar esperando cualquier palabra que diga. No puede detener su vista del torso desnudo, ni de la personalidad tan imponenente que lo rodea. No le extraña, tal parece el único faraón que permitía las parejas homo en su dinastía.- ¿Es hermoso, verdad?- le pregunta acercandose, NamJoon se hace a un lado, y YoonGi le detiene antes de hacer una reverencia correcta.

- Lo es... creo que estaba feliz...- murmura más para sí mismo, recordando su reflejo al verse con el velo puesto. Ahora que lo piensa, no debió hacer eso...

- En verdad que sí...- YoonGi le dice, rodeando su cintura.- No dejaste de sonreír en ningun momento... te mirabas hermoso, la seda y el lino te quedan perfectos...

JiMin se deja hacer, realmente debería apartar el hombre y gritar del pavor, pero nunca se sintió tan cómodo como en ese instante. Era encontrar un lugar fresco luego de caminar mucho tiempo bajo el sol... así se sentía, y no comprendía porque.

JiMin se siente mareado de repente.

- ¿JiMin?- YoonGi se asusta, y siente el miedo en cada poro, es cómo si todo volviera a ese día para YoonGi. Ese momento en el cual la desesperación se apoderó de él, JiMin se desvaneció lentamente, pensó lo peor y la angustia no lo dejó dormir, pasaba las noches en vela, sin comer debido al dolor por creerlo perdido... sobre todo cuando NamJoon notó la palidez de su piel y la temperatura tan baja, anunciando un sueño profundo del cual talvez no despertaría.

- Solo fue un mareo...- comenta JiMin, sosteniendose del cuerpo que lo sujeta. ¿Por qué recuerda algo que no le pasó a él? Estaba seguro de haberse visto riendo feliz por todo el palacio, saltando y hasta bailando de un lado a otro, y una sonrisa que iluminaba más que cualquier lámpara en la habitación. Y el faraón estaba junto a él, sonriendo al verlo tan feliz.

- Debería volver a la habitación...- NamJoon aconseja, y antes que pueda replicar o negarse, el faraón lo toma en brazos y lo carga. Sabe por la historia que el cuerpo del faraón era casi intocable para cualquiera, que la cantidad tan grande de servidumbre era para los minimos esfuerzos de la realeza y le parece extraño que él lo haya cargado.

Los sirvientes los siguen por sí necesitan algo, JiMin se deja hacer, trata de convencerse que es por su supervivencia, negandose a aceptar que se siente bien ser cuidado por alguien.

Su vida fue complicada cuando le reveló a sus padres lo que quería estudiar, su madre se opuso sin oportunidad de explicarle y su padre, aunque lo apoyó, lo hizo a espaldas de su madre. No estuvieron en su graduación, tampoco pudo pedirles ayuda, y cuando solicitó su beca para independizarse de ellos, su madre casi se vuelve loca, acusandolo de avergonzar a la familia. JiMin trabajó medio tiempo, a la par que estudiaba y resolvía solo sus problemas, la facultad le facilitó una habitación en el edificio, y desde entonces no había vuelto a pisar esa que fue la casa de su infancia y adolescencia.

JiMin suspiró y se dejó hacer.

- Es contra la ley, dormir con mi pareja antes de casarme...- el faraón susurra- Pero, soy faraón, y por esta ocasión, no haré caso a esa ley... he pasado la mitad de mi vida contigo, desde que fuimos niños, dormimos juntos y eso no va a cambiar aunque no te haya desposado, esta noche me quedaré a tu lado, los dioses te han devuelto a mí... no te perderé de vista...- JiMin asiente, reposando su cabeza en el hombro de YoonGi, no tiene ganas de discutir ni de hacer un escándalo, solo quiere descansar.

JiMin mira la habitación, es una habitación muy lujosa, tiene incluso una fuente dentro de ella. La vista es hermosa, es algo que no puede negar... NamJoon se ha perdido de vista, supone que fue a descansar también.

Siente la superficie bajo su cuerpo, la delicadeza con la que YoonGi lo coloca en el lecho, siente la caricia en su mejilla, YoonGi se acuesta junto a él. Nunca ha compartido la cama con nadie...

- Descansa, cuidaré tu sueño... solo...- YoonGi observa sus ojos- Despierta junto a mí en la mañana... no soportaré perderte... desde el momento que tomaste mi mano, que decidiste quedarte a mi lado... juré que no te arrepentirías, y que te cuidaría con mi vida...

JiMin solo puede sentir los labios ajenos en un pequeño y amoroso roce sobre los propios... es como la brisa al pasear entre los juncos del río... y solo reconoce sujetar el rostro ajeno, impidiendo que se aleje...

El Amante del Dios del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora