Capítulo 6

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JiMin iba del brazo de faraón, pudo ir a caballo o en un carruaje, pero prefirió caminar y faraón tal parece que no puede negarle nada.

Emocionado, sus ojos miran a su alrededor, realmente le sorprende la civilización egipcia, es una sociedad muy organizada. JiMin sonríe cuando puede ver el río a solo unos metros, YoonGi solo puede pensar en lo radiante que se ve su sol, hace solo unos días, tomaba su mano y susurraba a su oído que despertara y volviera, iba al templo de Ra a rogar por su salud y mejora.

Le deja ir, JiMin corre hasta la ribera, quitando sus sandalias y agarrando la orilla de su túnica, metiendo sus pies en el agua, a pesar de tomar un baño al alba, pero le encanta la sensación de frescura en medio del desierto.

YoonGi llega a la ribera y lo observa con cariño, verlo tan alegre, desea casarse con él pronto. Que su unión sea oficial ante todo Egipto.

JiMin de repente se enreda en sus propios pies, pero antes de caer de lleno en el agua, YoonGi se mete solo para sostenerlo, sin importar ensuciar su ropa.

- Por los dioses...- exhala asustado, a su perspectiva se vio como un mareo.

- Lo siento...- JiMin dice apenado, sosteniendose de los brazos de YoonGi. El mayor decide cargarlo.

- Sé que te has perdido de mucho, pero creo que por hoy será mejor regresar...- comenta mientras salen del río. El paso de YoonGi es suave y tranquilo, JiMin se siente apenado, es extraño sentirse cuidado, siendo forzado a su independencia.

JiMin se refugia en el cuerpo que lo sostiene, porque literalmente depende del faraón. No sabe qué hacer sin sentirse torpe.

Se pregunta como fueron sus padres, si en este Egipto son buenos o fueron igual a los que tiene en su vida moderna. Quizás no sean tan diferentes, después de todo, Lee era el mismo sacerdote que intentó abusar de él, lo acusó de intentar matar al faraón, y lo drogó.

- ¿Mis padres?- pregunta al silencio. YoonGi lo escucha y solo suspira.

- Te hicieron mucho daño, no pude matarlos porque me lo prohibiste, el destierro fue su castigo...- YoonGi comenta. JiMin no necesitó saber más, puede verse siendo golpeado por su padre, maltratado por su madre, al menos en su vida moderna no fueron tan crueles ni agresivos, lo abandonaron pero nunca lo lastimaron físicamente...

JiMin solo solloza bajo, como si cada herida doliera, YoonGi trata de calmarle, apretandolo una poco más en un intento de contención. Doliendole ver a su hermoso sol triste. Su JiMin debe reír y ser feliz, olvidar cada recuerdo malo y solo tomar su mano.

Llegan al palacio, JiMin al final, se quedó dormido, suspiros temblorosos salían de sus labios, YoonGi lo abrazó lo más cerca de sí que pudo e ignoró las miradas preocupadas de todos a su alrededor. Agradecía la preocupación por su princípe, era algo que JiMin se había ganado desde su llegada al palacio, siendo amable y no creyendose superior, razones que lo encantaron, JiMin era la representación de la benevolencia en medio de todo su imperio. No había nada que su JiMin no solucionara de manera pacífica, o lo intentara, esperaba realmente no llevar discusiones con nadie, procuraba no causar problemas a nadie.

Al principio, buscaba bañarse solo, evitando a las criadas, también se colaba por la cocina para hacer su propia comida, habiendo cocineros reales que con una palabra le harían todo un banquete... ese era su JiMin...

- ¿Todo bien?- pregunta TaeHyung y SeokJin.

- Solo fueron los recuerdos...- YoonGi menciona, se dirige a la habitación real, deja a JiMin descansar, el día ha sido largo.

JiMin solo se encoge en su lugar.
YoonGi sale, buscando a NamJoon.

- Su amnesia está desapareciendo- le notifica. NamJoon lo observa.- Quisiera que olvidara todo lo que pasó antes de que pudiera sostenerlo entre mis brazos... me duele verlo llorar, mi interior quema al verlo llorar- dice mirando el horizonte desde la habitación donde se encuentran.

NamJoon solo suspira.

- Te entiendo, JiMin cargó la peor parte de todo esto...- NamJoon menciona mientras acerca una copa a YoonGi.- Debe saberlo, YoonGi...

- No quiero agobiarlo...- YoonGi dice bebiendo el vino de su copa- No quiero que me odie, o que crea que no es importante para mí, es mi sol...

- Debe saber sobre su unión delante del Sol...- NamJoon le dice.

- Ya sé... tengo fe en que lo recordará solo, que vendrá a mí...- YoonGi dice mirando la noche cubrir todo su territorio.

Esa noche estaba feliz. Su bello sol vestido con ese traje de seda que dejaba entrever parte de su piel, el velo sobre su cabello y esa sonrisa. Sabía que el sacerdote de Anubis no se quedaría tranquilo, y lo odiaba, YoonGi disfrutó sus gritos y el lamento de su hija, su satisfacción al escucharlo suplicar por su patética vida, la crueldad visible en sus ojos, pero nada se comparaba cuando vio a su hermoso sol ser herido, y caer en sus brazos. Conocido como el faraón negro, por el castigo que recibió cada uno de los ayudantes de ese despreciable sacerdote, su hija fue desterrada, pero ella decidió tomar venganza y terminó muriendo a manos de su ejército.

YoonGi solo podía ver a su sol dormido, perdiendo esa sonrisa que iluminaba su vida. Se la pasaba sentado observandolo, SeokJin tuvo que hacerse cargo del imperio.

- No puedo perderlo de nuevo, NamJoon... eso sería la muerte para mi...- YoonGi expresa apoyando sus manos en el borde del muro, dejando caer su cabeza, pensar en perder a su esposo, a su sol... causaba el dolor de una herida de batalla incurable.

NamJoon coloca su mano sobre el hombro de YoonGi.

- Ve con él, si se despierta solo, tal vez se asuste... te necesita, para aclarar sus recuerdos- NamJoon le dice, YoonGi asiente y va a la habitación. Su precioso esposo durmiendo en la habitación, suspirando tranquilo como si nada pudiera hacerle daño. Se acuesta a su lado...

- Tendremos una boda que sí puedas recordar, mi sol...

El Amante del Dios del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora