Su cabeza dolía y todo parecía darle vueltas, sentía la boca seca además de mucho frío por lo que su instinto de supervivencia lo forzó a levantarse, notando que su ropa estaba muy sucia además de corroída.. pero intentó centrarse más en el panorama helado donde se encontraba. Pasó varios minutos tiritando mientras intentaba ubicarse hasta que por fin recordó haber pasado muchas veces por un sendero cerca de allí, no perdió más tiempo y corrió con todo lo que le permitían sus piernas adoloridas por el frío hasta llegar al camino de tierra que lucía extremadamente descuidado lleno de hojas secas enterradas por la nieve y las piedras de los lados removidas, aún así siguió avanzando hasta contemplar con terror al final del camino.. la cabaña conocida se había reducido a escombros y maderas quemadas en un cráter de explosión en el lado derecho.
El pánico lo invadió y no quiso acercarse más por el temor de encontrar los cuerpos calcinados de sus conocidos, la noche siguió avanzando oscureciendo su camino en el que no podía evitar la expresión de pánico que se había congelado en su rostro, apenas y reaccionó cuando sus ojos cansados notaron una columna de humo que al parecer provenía de una chimenea.. suspiró generando vaho y avanzó en esa dirección, tenía hambre y de pasar más tiempo afuera acabaría congelándose. Deteniéndose frente a la cabaña notó que estaba muy bien cuidada así que no esperó más para tocar y pedir asilo al menos por esa noche, aunque la voz que emergió desde el fondo del pasillo hizo latir con mucha prisa su corazón dejando atrás su pesadez previa por lo que vio.
—¡Sowjet!, ¡¿En dónde estabas?!, ¡Tu cabaña está hecha pedazos y creí que te había pasado algo! —Ni siquiera necesitó verle la cara antes de abrazarlo con fuerza, su voz jamás la olvidaría, ese tono de pereza y el acento marcado tan particular que por un momento temió no volver a oír—.
Ni siquiera recibió una respuesta verbal, sólo sintió su cuerpo ser empujado contra la nieve, cosa que por la brusquedad se mareó unos segundos antes de volver a enfocar su mirada en el carmesí... que extrañamente tenía un parche sobre su ojo derecho además de muchas cicatrices en el rostro y una expresión de odio profundo que lo confundió de sobre manera, no entendía porqué se veía tan agotado y lastimado físicamente, pero tampoco tuvo tiempo de preguntar.
—¡¿Qué mierda quieres, acaso ni estar muerto te basta para venir a burlarte de mi?!, maldito Nazi bastardo. —El de ojos hielo vociferó apretando los puños, había bebido esa noche tal como en las anteriores, así que seguro era una maldita alucinación o un recuerdo antiguo que surgía para joderlo—.
—¿Muerto.. de qué estás hablando Sowjet?, yo no estoy muerto, ¿Por qué dices esas cosas tan feas?.. —Sintió su labio temblar mientras se levantaba, comenzando a sentir una molestia en el pecho ante la mortífera mirada que estaba recibiendo de su pareja, no entendía nada de lo que sucedía—.
—¡Llevas cuarenta y ocho años muerto, maldito infeliz! —El puño izquierdo del nombrado golpeó la puerta junto con sus insensibles palabras, pero su enojo era comprensible luego de todo lo que le había hecho el de esvástica frente a él antes de que acabara con su vida en los últimos días de la guerra— Yo mismo vi cómo te reducías a nada, ¡Porque yo te maté!
—..No.. tú no... Sowjet no mientas, estoy justo aquí, no puedo estar muerto porque siento frío justo ahora.. siente mi mano —Los ojos del rubio se llenaron de lágrimas acumuladas, intentó tomar la mano ajena pero solo recibió un golpe en la mejilla que lo hizo retroceder asustado y confundido, pues el eslavo jamás se había atrevido a golpearlo desde que se conocieron—.
—Vuelve al puto lugar donde te enterré y déjame en paz, no quiero saber nada sobre tu jodida alma, suficiente tengo con el malnacido Americano. —Escupió entre dientes URSS girándose para luego cerrarle la puerta en la cara, haciéndose la idea de que solo era una alucinación y volvió a su sofá a seguir bebiendo hasta que amaneciera pues debía dormir un rato antes de salir a cazar para la semana que iniciaba—.
Las lágrimas del menor pronto humedecieron sus mejillas heladas hasta convertirse en un llanto lastimero, sintiendo como si en su corazón estuviesen clavando muchas agujas sin compasión, así que comenzó a alejarse nuevamente hacia el interior del bosque sin saber por qué estaba sucediendo todo eso.. porqué él parecía odiarlo tanto o más aún el porqué el azabache le dijo que había sido el responsable de su muerte.
Luego de algunos minutos ya no pudo mantenerse en pie y cayó casi inconsciente junto a un viejo árbol seco, todo su cuerpo estaba entumecido causándole gran dolor que aún así no podía opacar al de su corazón, solo pudo observar el nuevo inicio de una nevada hasta que sus ojos se cerraron.