Двадцать восемь.

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—Oh.. —Soltó en tono bajo mirándose al espejo tras salir de la tina y secar su cuerpo, según la proporción de su cuerpo definitivamente no estaba ganando peso, sino.. sorprendentemente estaba esperando un bebé—.

Aunque después de todo no era tan extraño o extraordinario pues en su raza era normal que los machos también pudiesen engendrar, se acarició un poco el vientre mirándose con la cabeza ladeada de cada ángulo y suspiró sin saber cómo sentirse exactamente. Era como una mezcla entre felicidad por poder tener un descendiente suyo en brazos.. pero también tristeza por su condición pues no tenía nada que ofrecerle a un bebé en su situación actual y menos estando fuertemente peleado con el eslavo..

Fue allí cuando se detuvo, estaba esperando un hijo suyo.. después de que lo echó de la cama de esa manera y lo trataba como si tuviese culpa de algo, inmediatamente sintió un nudo en la garganta pero se abstuvo de llorar en ese momento pues debía ser fuerte. Su raza acostumbraba gestar sólo seis meses por lo que aún le quedaba la mitad de ese tiempo para arreglar todo lo necesario e irse, temía de que URSS le hiciese algo de enterarse cómo estaba, sintió un repelús por toda su espina y salió del baño a buscarse otro abrigo que disimulara su vientre abultado.

—Ich werde dich beschützen, versprochen.. —Sus palabras se sintieron como un lejano Deja Vu pero ignoró eso para acostarse de lado acunando su vientre entre sus brazos para intentar dormir un poco hasta el almuerzo—.

(Voy a protegerte, lo prometo..)

 
Schlafe, mein Prinzchen, schlaf ein,

Schäfchen ruh'n und Vögelein,

Garten und Wiese verstummt,

auch nicht ein Bienchen mehr summt,

Mond mit silbernem Schein
gucket zum Fenster herein,

schlafe bei silbernem Schein,

schlafe, mein Prinzchen, schlaf ein,
schlaf ein, schlaf ein!

  
Duerme, mi principito, duérmete,

descansan las ovejas y los pajaritos,

el jardín y el prado enmudecen,

ya ni una abeja zumba,

Luna con brillo plateado
mira por la ventana,

dormir por el brillo de plata

Duerme, mi principito, duérmete,

¡Duerme, duerme!

Dio un par de pasos más antes de girar descalzo sobre la alfombra, meciendo despacio su vientre de tamaño regular mientras que en su rostro había una sonrisa dulce acompañada por la calidez en su corazón, sin duda estaba emocionado por la pronta llegada de su primer bebé y ya tenía una habitación llena de cosas que hizo pintar de blanco al ser el tono que representaba la pureza.

Al cansarse se sentó en la mecedora de madera para descansar un momento antes de pasarse a su habitación que estaba justo enfrente para que fuese más fácil acercarse cuando su bebé necesitara algo al dormir en su cuna, también había pensado en hacer una casita de árbol en el gran jardín para jugar cuando creciera. Con cada posible idea suspiraba encantado y reía un poco recordando las tonterías que decía Reino a que esperaba que el bebé no tuviese dientes puntiagudos como él o acabaría todo mordido, a diferencia de Imperio que le enseñaba cómo doblar o poner pañales de tela a pesar de no tener hijos sabía de todo eso debido a los niños descendientes del emperador que había en su palacio.

—Mein kleines oder kleines Berlin, ich kann es kaum erwarten, dich in meinen Armen zu halten, deine ersten Schritte zu unternehmen oder dich dein erstes Wort sagen zu hören.. —El de esvástica tomó el ovillo de lana con los palillos para tejer un poco en lo que esperaba a sentir algo de sueño, sus manos se movían hábilmente para crear un pequeño abrigo color blanco al igual que la mayoría de cosas en esa habitación—.

(Mi pequeño o pequeña Berlín, ya no veo la hora de tenerte entre mi brazos, verte dar tus primeros pasos u oírte decir tu primera palabra..)

•    •    •

Dritte se levantó confundido casi entrada la noche, inmediatamente mirándose el vientre notando que era mucho más pequeño y además la habitación blanca que vio en su sueño se le hacía conocida de algún lado, pero no sabía dónde.

—¿Berlín?.. —Vocalizó en tono bajo bastante pensativo, recordando de que el de ojo hielo le había dicho con anterioridad de que en su primera muerte repetía ese nombre mientras peleaban, pero dejó de lado el tema cuando las náuseas lo invadieron y tuvo que ir con algo de prisa al baño—.

Vomitó todo lo que había desayunado así que un poco fastidiado por el ardor en su garganta se hizo una sopa ligera con setas y verduras a la que ya no le agregó carne para que no se le hiciera pesada, se sentó a la mesa y en lo que se enfriaba un poco le dio caricias a Grisha que por instinto apoyaba la cabeza en sus piernas en dirección a su vientre.

—¿Puedes sentirlo también, no es así? —Le sonrió tranquilamente recibiendo como respuesta una relamida del lobo grisáceo que buscó más caricias teniendo cuidado de que su pata no diese contra el bebé en formación— Pronto vamos a irnos de aquí.. así que tienes que portarte bien y ayudarme a cuidarlo, ¿Sí, mi querido Grisha?

Luego de eso se dispuso a comer sintiéndose mejor y satisfecho, lavó lo utilizado y se acostó entre sus mantas para descansar aunque al ver el ovillo de lana gris cerca decidió tomarlo para intentar tejer algo como en sueño, alzando ambas cejas con sorpresa cuando los puntos comenzaron a quedarle mejor como si lo hubiese hecho toda su vida. Sin duda era raro pero si se quedaba a pensar en todas las cosas extrañas en su vida actualmente no le alcanzarían las horas del día, prefirió seguir sin distraerse para al menos tener con qué vestir a su bebé cuando naciera.. obviamente debería ir escondiendo esas cosas para evitar sospechas de URSS.

Rebirthing [T.R × URSS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora