Se sentó tosiendo entre las mantas, sintiendo un molesto ardor en la garganta por lo que continuó tosiendo hasta que su diestra se tiñó con algo de sangre, haciéndolo finalmente levantarse para ir al baño donde acabó vomitando debido a la asquerosa sensación metálica en su boca.. ya era como la tercera vez que le sucedía pero solo se lavó las manos antes de enjuagar su boca y salir como si nada hubiese pasado a comer su almuerzo que esta vez eran vegetales y setas asadas que encontró cercanas al lago que por suerte no eran venenosas.
Aunque luego se le dio por levantarse a rebuscar en la alacena de carnes de manera silenciosa y se comió también algunos sándwiches de carne marinada que compartió con el canino que recibió gustoso los pedazos que le daban, encendió la televisión a volumen muy bajo y se distrajo con documentales de la carrera espacial soviética.. obviamente reconocía varios de los inventos como parte de los planos de su propiedad que muy probablemente se habían repartido luego de su muerte, pero evitó hacer cólera y siguió viendo cuánto había avanzado la ingeniería del mundo esas décadas.
Un par de horas después oyó la puerta abriéndose por lo que puso una expresión de disgusto y se giró dando la espalda a la entrada abrazándose a su almohada, solo concentrándose en los ruidos de las bolsas para saber qué había traído el eslavo de la ciudad a algunos kilómetros de allí aunque no había nada más interesante que las bolsas de cereal y un envoltorio no reconocido que luego iría a revisar, pero igual mantuvo su expresión de asco y ni lo volteó a ver cuando pasó hacia el pasillo para meterse a la oficina.
Una vez se aseguró de que el de ushanka no volvería a salir, se levantó rápidamente hacia la cocina donde comenzó a rebuscar entre las bolsas de avena y cereal hasta encontrar un envoltorio con chocolates a lo que intentó no chillar emocionado mientras sacaba varios antes de dejar todo como estaba y volver a sus mantas para comerse uno tras otro con gran satisfacción pues no había probado dulces en mucho tiempo y era un gran amante de chocolate.
—Es tut mir leid, dass ich dich nicht dazu einladen kann, aber sie werden dir weh tun —Frunció los labios mirando a su mascota ya no tan pequeña con pena aunque por suerte este pareció entender y solo se sentó a su lado tranquilamente a mordisquear sus huesos—.
(Siento no poder invitarte de estos, pero te van a hacer mal)
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Para el tercer mes en silencio se acostumbró a hacer todo por sí solo desde lavar su ropa a mano en el sótano hasta romper hielo del lago para pescar su propia comida aunque le siguiera robando algunas cosas al carmesí que se iba con más frecuencia a la ciudad así que tenía la casa para él solo durante uno hasta dos días a la semana. Así que iba de un lado a otro silbando o tarareando canciones viejas mientras cocinaba y trataba de entrenar al lobo de grandes colmillos que ya casi llegaba hasta sobre sus rodillas.
Durante la madrugada URSS salió de su habitación para alistar sus cosas antes de salir al alba con dirección al pueblo donde esta vez recogería el correo que le enviaba Rusia y compraría algunos libros más para mantenerse entretenido, aunque al salir se topó con el canino sentado al final del pasillo que conectaba a la sala.. lo cual habría sido un poco aterrador de no haber oído su ligero llanto en lo que se removía nervioso, seguido de una tos baja seguramente perteneciente al de esvástica por lo que algo serio caminó hasta asomarse. Viéndolo despierto acostado entre las mantas destendidas murmurando algo mientras se limpiaba la boca dejando ver momentáneamente una mancha oscura de olor metálico en su mano que se trataba obviamente de sangre lo cual lo extrañó un poco, pero cuando quiso ignorarlo lo vio acomodarse bufando y un raro bulto en su cuerpo resaltado por el suéter estirado lo hizo quedarse intentando distinguir de qué se trataba.
—Was zum Teufel siehst du dir an. —Gruñó el de esmeraldas cubriéndose rápidamente con sus mantas y llamando a su mascota con un movimiento de manos, fingiendo que no tosió sangre momentos atrás—.
(Qué mierda miras.)
—Es mi casa y puedo hacer lo que quiera. —El azabache frunció el ceño ante el tono insolente, distrayéndose de lo anterior para mirarlo con enojo, pero no tenía tiempo para discutir así que siguió con lo que debía—.
—Stirb, Kommunist. —Dritte murmuró entre dientes luego jadeando adolorido por la presión en su pecho el cual ya tenía la cicatriz extendida más grande que sus puños juntos y seguramente era la razón por la cual escupía sangre cada cierto tiempo, no quería quedarse allí a morir así que debía apresurarse—.
(Muérete, comunista.)
Tras oír el motor del viejo auto del más alto alejarse se levantó a prepararse comida y así poder dejar de lado el molesto sabor de su sangre que permanecía en su boca generándole náuseas. Con un plato de sándwiches y otro de sopa se sentó en el sofá de un plaza a ver la televisión para así no comer en soledad, luego de su tercer bocado apoyó una mano sobre su estómago más pronunciado a causa de todas las calorías que ingería pero eso le ayudaba a dormir más cómodo sin sentir tanto frío así que no le importaba.