Einundzwanzig.

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—Sí. —Dijo sin hacer mucha expresión, de no haberlo oído en ese momento ni siquiera se le habría venido a la mente pues ya había pasado mucho tiempo desde la guerra y demasiados eventos más importantes que recordar— Cuando recuperamos Varsovia, tres años después de lo que sucedió aquí.

—...¿Por qué lo hiciste? —El menor lo miró expectante, aunque esperando no oír algo que lo hiciera alejarse, como que esperaba quitarle la vida con eso o enterrarlo vivo para que sufriera una agonía al estar aplastado—.

—Para que supieras qué es perder un hogar.. ¿A qué viene la pregunta?, ¿Acaso recordaste algo de inicios de 1945? —URSS cayó en cuenta de hacia donde apuntó la pregunta y giró su vista hacia el europeo que estaba de pie en el inicio del pasillo como si fuera un fantasma acechante, le daba mala espina el tema—.

—Creo que mataste a alguien, Sowjet, alguien importante... —Otra vez tragó en segundo entrelazando sus manos inevitablemente a causa de la tensión, incluso sintió un nudo en el estómago como si tuviera la verdad en la punta de la lengua, pero algo bloqueaba que las piezas se alinearan—.

Un silencio lúgubre y tenso se formó mientras el de hoz y martillo analizaba las palabras del más bajo, durante la planeación del ataque sabía que era una probabilidad muy grande de que el fascista no estaría en su propiedad, pero no tenía idea de que alguien más fuera del servicio vivía allí.

—..¿A quién? —El más alto dejó lo que hacía para acercarse hasta una distancia prudente, tenía más que claro que al otro no le había importado que muriesen humanos por rango más alto que tuvieran, así que debió ser alguien muy importante alojado en su casa cuando cayó la bomba—.

—No lo sé.. tengo las piezas incompletas.. —Se frotó un poco el cuello con estrés, ya había confirmado que parte de lo que soñó era cierto y si destruyeron su casa, pero no sabía a quién exactamente había perdido allí, era como una gran mancha blanca en su línea de sucesos recordados— Pero puede que fu..

Un rayo retumbó en la tierra, el lobo aulló asustado buscando dónde esconderse y el de esvástica se arrojó al suelo con pánico, afuera la lluvia comenzaba a caer impasible al son de los relámpagos que iluminaban el cielo por segundos mientras que en la cabaña comenzaba el caos.

—¿Nazi?, ¿Nazi qué te pasa?, es sólo una tor... mierda —URSS cayó en cuenta cuando un muy viejo recuerdo llegó a su mente, entonces no tuvo de otra más que tomarlo en brazos para intentar llevarlo a la entrada en donde estaba la compuerta para el nivel subterráneo—.

—¡NO, NO ME LLEVES AFUERA, POR FAVOR! —Gritó hasta el punto de sentir doler su garganta en lo que forcejeaba con toda su fuerza para volver al suelo y así arrastrarse debajo de la mesa del comedor, no dejaba de temblar además de sentir muchas náuseas—.

—¡Claro que no, solo bajaremos al sótano, quédate quieto! —El eslavo no desistió y lo tomó de las botas para sacarlo de allí y llevarlo con algo de fuerza hasta la escalera seguido del canino que aún asustado buscaba no alejarse de ellos, dejó caer al otro sobre una pequeña montaña de mantas que debían lavarse ese día y lo vio meterse bajo ellas— ..Grisha, ve con él.

Suspiro pesadamente volviendo a subir para tomar algo de comida enlatada pues no sabía cuánto durarían allí, tomó un banquillo viejo y se sentó junto al germano a comer un paquete de galletas mientras los oía respirar demasiado agitado.

El de esmeraldas era Brontofóbico, durante la Gran Guerra siendo apenas un niño lo habían secuestrado buscando así usarlo para amenazar a Kaiserreich para rendirse mucho antes de 1918, sin embargo él logró liberarse de sus captores pero una fuerte tormenta eléctrica lo tomó por sorpresa en medio del bosque de Ardenas por donde lo llevaban con dirección a Francia.. quedando expuesto a la fuerte lluvia y los ensordecedores truenos toda la noche hasta que fue encontrado inconsciente por soldados alemanes que iban a su rescate.

—Los rayos no van a llegar bajo la placa de titanio que puse bajo el suelo, respira tranquilo. —Le dio unos trozos de galleta dulce al lobito para recompensarlo por mantenerse tranquilo, a diferencia de Reich que seguía temblando abrazándose a sí mismo—.

—Tengo frío, está helado.. —Balbuceó el europeo, en el momento en que habló salió algo de vaho de sus labios resecos, ya tenía las manos muy frías y comenzaba a perder calor—.

—...Hazte a un lado y déjame espacio. —Tras haber confirmando con un vistazo rápido al termómetro que efectivamente el sótano tenía mucha menos temperatura que el resto de la casa acabó por suspirar resignado acomodándose entre las mantas arrugadas para rodear al de esvástica con un brazo y así brindarle de su propio calor corporal—.

—Bitte verlass mich nicht.. —Dritte se apegó al mayor tanto como pudo apenas sintió la calidez que emanaba, comenzando a sentirse cansado por las pocas horas de sueño que tuvo además de la energía gastada en medio de su pánico—.

(Por favor no me vayas a dejar..)

—Aquí me voy a quedar. —Su gran mano roja se apoyó con duda en el hombro ajeno, sin importar cuánto tiempo transcurriera o qué pasara... aún podía sentir esa extraña conexión con el rubio—.

Rebirthing [T.R × URSS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora