Un entranamiento y....¿una fiesta?

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Cuatro naves entraron a la atmósfera de Yardrat,  brillaron en el cielo y rápidamente cayeron sobre la superficie Yardratiana, como la última vez que habían estado allí, los Yardratianos saludaban a los  recién llegados, solo que ahora ya no eran más unos extraños, eran héroes. —Bienvenidos, es cool saber de ustedes hermanos.— saludaba el mismo Yardratiano que los había llevado con el patriarca Pybara anteriormente. —¡Que onda amigo!— Radditz se portaba demasiado sociable y amable para el gusto de un orgulloso guerrero saiyajin. Vegeta solo frunció el ceño. —¡Hola soy Goku!.— Saludaba efusivamente Goku a gritos descendiendo de la nave, Vegeta apretó los dientes más desesperado.

Ya bastante enojado Vegeta y los demás muy tranquilos fueron a presentarse ante Pybara, quien los aguardaba con mucho gusto. —Vegeta, me alegra que te encuentres bien, realmente me sentí ansioso cuando dejé de detectar tu ki, pero en cuanto regresaste con esa fuerza, todo el pueblo de Yardrat nos sentimos aliviados. Es verdad que un saiyajin aumenta su poder una vez que se ha recuperado.— sonreía Pybara complacido y Vegeta se sorprendió. —Estábamos muy lejos, ¡es imposible que haya sentido mi ki!— se dijo para si mismo, en ese momento la curiosidad lo invadió ¿Cómo es posible que estando a miles de kilómetros haya podido sentir su ki?.

—Bueno para empezar deben ponerse algo más adecuado— el patriarca hacia una seña y entraron pequeños yardratianos clase 2 a entregar uniformes a los saiyajin, Vegeta no estaba nada feliz con la actitud tan benevolente de sus soldados, ya solo faltaba que Nappa decidiera ponerse un collar de flores. —Gracias por el regalo.— Nappa recibía amablemente ropa de Yardrat que consistía en pantalones amplios de una tela parecida al algodón, una pechera negra tipo arquero con tirantes dorados, una especie de cinturón, misma que más bien parecía vendaje, una blusa de mangas bombachas y cuello plegado. —No bueno, no es un collar de Flores, ¡tu eres la flor!.— Vegeta se explotaba, mientras otro pequeño Yardratiano le ofrecía un traje. —¡No usaré eso, ni en broma!.— Vegeta daba la espalda y se cruzaba de brazos. —Si quieres entrenar con el gran patriarca Pybara, exige que sea vestido adecuadamente.—Comentaba un soldado Yardratiano y el pequeño que le ofrecía el uniforme estiraba más sus brazos.

—Anímate Vegeta, es muy cómodo.—Goku saltaba con el uniforme puesto.  —Darle a usar pantalones flojos al rey del spandex, no tiene precio.— Radditz se burlaba un poco del saiyajin, quien terminó cediendo al requisito del uniforme. —¡Odio esta ropa ridícula, odio sus ridiculeces!.— Vegeta Gruñía mientras el patriarca les indicaba el camino hacia un lago. El lugar estaba lleno de estacas que sobresalían del agua. El primer objetivo era lograr mantener el equilibrio. —En Yardrat nuestra gente se enorgullece de sus técnicas especiales, aquí no usamos la fuerza del cuerpo, usamos la fuerza del alma. Entrenamos nuestro espíritu.— aclamaba el gran Patriarca. —Si logran el equilibrio del espíritu, podrán acceder a técnicas increíbles como la teletransportación.— acto seguido Pybara mostró cómo podía pasar de un lado a otro en cuestión de fracción de segundos y regresar al lugar donde había comenzado. —Podrán estar en varias partes al mismo tiempo — el gran Pybara se clonó a si mismo y rodeó a los saiyajines y luego los clones regresaron a su cuerpo. —O ser un gigante.— el Yardratiano creció y después regresó a su estado original. —El control del espíritu puede lograr acceder a técnicas avanzadas como la curación o la separación forzada, en caso de tener que drenar energía de sus oponentes y regresarla a sus respectivos dueños.— explicaba Pybara, entonces Goku interrumpió. —Ah ya entiendo, por eso pudieron regresar la energía que Tourles había reunido en el árbol y su planeta sigue sin ningún daño.— concluía Goku, el gran patriarca asintió.—Es correcto, logramos regresar todo lo que el árbol tomó.— el patriarca sonreía mientras los saiyajin comenzaban su entrenamiento.

Pasaron semanas en tratar de lograr el equilibrio para obtener el control del Ki. El mantener el cuerpo y el alma en sincronía requería demasiado esfuerzo, mientras Goku y Radditz se llegaban a distraer con cualquier cosa y caían al agua, Nappa de pronto se quedaba dormido y no era posible el control de espíritu. En cambio Vegeta era más tranquilo y disciplinado ese aspecto, sin embargo tenía un problema serio, algo oscuro lo rondaba y no podría lograr el equilibrio si no lograba vencer a esa oscuridad.

Un amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora