Sé lo que es un beso

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En un lugar no muy lejano a la tierra, se dibujaba una figura masculina, era fornido, alto, de tez morena, se sentaba a mirar su largo cabello que tanto costó. El hombre destinado a masacrar planetas enteros había finalizado esa misión. Logró el cometido que su captor le encomendó, exterminar la población de un buen planeta para poder entregarlo al emperador Freezer. Con su mano derecha, aún se limpiaba la sangre caliente de los últimos seres de un bello planeta dedicado a la agricultura. No había guerreros de poder suficiente para hacerle frente.

El joven de 21 años, con apariencia de 18 estaba al tanto, su príncipe había desaparecido sin embargo no creía que pudiera estar muerto. Para Radditz, su príncipe era la esperanza de la libertad, en algún momento superarían los poderes del lagarto y podría ser libre. Quería iniciar una vida nueva, sin servirle a nadie y sin responsabilidades. El joven guerrero se comunicaba a la base para poder anunciar su éxito. Sin embargo logró escuchar una conversación por medio del scooter.

—Nappa, ¿En dónde diablos se ha metido el enano de Vegeta?, el emperador le está buscando.—Al notar la ausencia de Vegeta, Ginyu preguntó a Nappa, pues a pesar de tener un título seguía  siendo soldado y no podía andar por ahí husmeando sin permiso.

—¡Ah, cierto!, no lo había comentado. El principe ha ubicado un planeta potencial y se encuentra en traslado.— En realidad, cuando notaron la ausencia del joven saiyan, sus soldados  programaron la nave de Vegeta y la dejaron ir al espacio. Sabían que si Freezer descubría que habían mentido, serían condenados a muerte. Además seguía siendo su príncipe y por extraño que pareciera, el mocoso tenía mucho poder sobre ellos. Una simple orden y los guerreros hacían lo que el príncipe decía.

Al escuchar que ya el emperador estaba buscando a Vegeta, Radditz sintió cómo se le revolvía el estómago, solo era cuestión de tiempo antes de que los descubrieran y los hicieran papilla. Pero para su buena suerte, logró recibir una señal en su scooter. Era Vegeta en la tierra pero luego se apagó.

—Vegeta, ya te tengo.—se dijo a si mismo susurrando.  Se dispuso a dar el informe a Nappa. Lo haría de manera cuidadosa , pues tenía información de vital valor para los saiyan.

—Nappa, está despejado y conquistado. Avísale a Freezer. Me dirijo a otro planeta, al parecer el sol ya salió.— Sabían que los scooter estaban siendo intervenidos y tenían códigos que solo ellos conocían, lo que había querido decir es que encontró a Vegeta.

—¡Muy bien Radditz!, no olvides salir de mañana y cerrar la nave.—lo que quería decir, que no olvidara apagar su scooter para no dar la ubicación hasta que tuviera a Vegeta a salvo.
Por dentro, Nappa sintió la tranquilidad que no había tenido desde la desaparición del mocoso. Era más fácil no responsabilizarse y si había escapado nuevamente, que enfrentará sus consecuencias solo. Pero la verdad es que el vínculo que tenía con ese chiquillo, era más poderoso que una relación laboral o compañerismo. Nappa lo había criado y educado, no era su padre y no lo pretendía. Pero el jovencito seguía siendo su príncipe y significaba que no todo estaba perdido.

—¡Entendido!.— Radditz despegó rumbo a la tierra en modo manual, Vegeta le había enseñado trucos para engañar a Freezer y falsear la ubicación. Puso el destino de las coordenadas falsas en un planeta a más de un año de distancia, pero en unas dos semanas estaría en la tierra y buscaría a Vegeta.

En la tierra, Vegeta y Goku habían entrenado toda la mañana. Estaban haciendo el primer vuelo de Goku. Al parecer Vegeta era buen maestro y Goku era un estudiante destacado.

—¿Vamos a comer ya?.—el joven Goku estaba muerto de hambre, el entrenamiento del saiyan era demasiado agresivo y muy demandante, jamás había tenido que trabajar así, su cuerpo le dolía y estaba seguro de tener al menos una costilla rota.

Un amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora