Un amor de verdad

Prisionera

5 horas antes

—¡Aaaaaay no quiero comer esto se ve asqueroso!.— Milk lloraba en los carritos de comida callejera, el lugar se veía muy peligroso, la noche era muy oscura y había poca iluminación. Había hedores muy particulares, lo que hacía más desconfianza a la hora de consumir un alimento que además de todo tenía mal aspecto. De pronto se escuchó un grito a lo lejos. —¡REDADAAAAA HAY REDADAAAAA!.— el caos lleno el lugar la gente corrió a esconderse donde pudo, Bulma vió un montón de papeles y basura y se escondió. Milk corrió pero fue rodeada por luces. —¡Arriba las manos, te tenemos rodeada!.— anuncio la patrulla galáctica mientras aprendían a la chica de tez clara y cabello oscuro.

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—Bueno regresamos a donde me encontraste genio, ¿Qué más hacemos? ¿Donde encontramos a los demás?.— Bulma se tronaba los dedos tratando de pensar en donde podrían estar los demás, de pronto alguien se acercó a Bulma y Piccoro. —¿Buscan al pelón?.— proponía un alienígena anciano de aspecto desalineado, Piccoro y Bulma asintieron y el anciano señaló un camino. —Al fondo a la derecha, corrió y se metió allí, no lo vi salir, puede ... que ya nunca salga de allí.— Bulma y Piccoro pusieron cara de pánico y corrieron hacia la dirección que supuestamente Krillin tomo la noche anterior. Llegaron a una "casa de citas". —Este sitio es peligroso, no te despegues de mi Bulma.— ordenó el Namek señalando la entrada a tal sitio a la chica. Bulma renegó. —¡Pero que anticuado eres Piccoro! ¡¿Que podría pasarme?!.— Bulma entraba confiada, mientras Piccoro negaba con la cabeza. —No lo sé, ¿Morir? ¿Quedarte secuestrada?—, Piccoro trataba de razonar con Bulma, —Ash, Esta bien.— la chica acepto de mala gana.

Ambos se adentraron en el lugar, Piccoro iba al frente y preguntaba a todas las personas que veía por el enano pelón, hasta que una señora le señaló una habitación sobre las escaleras, subieron corriendo y abrieron la puerta, había una cama grande y estaba Krillin durmiendo. —Krillin  ¡Que bueno que estás vivo!.— Gritaba Bulma, Krillin despertó y se sentó. —Mi cabeza...— se quejó, entonces un alíen con peluca se descubrió al lado de Krillin. —Despertaste guapo.— el Alíen era de lo más feo y tosco, tenia una peluca rubia y maquillaje excesivo. —¡Aaaaaaaaaaaaaaahh! .— gritó Krillin con terror y salió de la cama de un salto.  Bulma se puso a reír, Piccoro cargo a Bulma como costal de papas y salieron volando del lugar. —Díganme que era hembra por favor, díganme que era hembra.— Gritaba Krillin, Bulma se reía tanto. —Te dire lo que quieres escuchar, jajajaja.— y seguía riendo.  —Ya solo nos falta encontrar a los androides y rescatar a Milk.—  comentaba Piccoro en lo que sobrevolaba el lugar con Bulma y Krillin.

A lo lejos se escuchó un terrible estruendo, entonces Piccoro intensificó el vuelo para llegar al lugar del disturbio, como era de esperarse; 17 acorralando a un séquito de mafiosos con 18 arreglando su maquillaje, mirándose al espejo , sentada en una banca. La rubia volteó a ver a sus amigos y saludó muy alegremente, mientras Piccoro más disgustado que antes se acercó fungiendo el ceño para dar tremendo regaño a los androides malcriados.

17 y 18 no pudieron aguantar la risa. —Mírate al espejo Piccoro.— Lazuli volteaba su espejo y por primera vez en el día Piccoro miraba su reflejo. Su piel verde se tornó pálida al ver su maquillaje, tenia las cejas pintadas con marcador, lentes, bigote y en su frente decía "Ecológico". —Fue Lapis — de inmediato Lazuli acusaba a su hermano, entonces Piccoro no se aguanto y le lanzó un tremendo Makankosappo, fue cuando 17 notó el verdadero poder de Piccoro, pues lo saco volando.

Los criminales que tenía acorralados 17 vitorearon a Piccoro, sin embargo éste no les hizo ningún caso. Para ese instante entre tanto ruido llegó la patrulla Galáctica. Calamis, un alienigena color turquesa bajo de la nave. Todos voltearon a ver al patrullero y detrás de él descendieron varias naves más. —¡Arriba las manos!, por orden de la patrulla galáctica y siguiendo los protocolos de detección, quedan arrestados.— miraba a la pandilla que había acorralado 17. —Disculpe joven, usted... ¿apoyo en la detención de estos canallas? . Todos ellos contaban con órdenes de aprensión.— Lapis subió los hombros y asintió varias veces. —¡Siii ellos nos robaron nuestro dinero!.—Acusó Lazuli.