Entrégame tu corazón

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—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Bulma, feliz cumpleaños a ti.— La señora Panchy y el Dr. Briefs entraban a la habitación de Bulma con un pastel de cumpleaños y una vela, era la tradición de cada año. La peli azul despertaba con una ligera sonrisa en la boca, a pesar de estar cumpliendo 28 años aún sentía que era La Niña pequeña de sus padres. —Gracias mamá, papá.— la mujer se sentaba y apagaba la vela de su pequeño pastel.

—Felicidades mi princesa, apenas puedo creer que ya casi llegas a los 30.— la señora Panchy se reía mientras Bulma fruncía el ceño —¡Mamá!  ¡NO SOY UNA ANCIANA, LA GENTE SE DETIENE A FELICITARME POR SER TAN JOVEN Y HERMOSA!.— el berrido de Bulma se escuchaba en toda la corporación cápsula mientras sus padres reían, —Bulma, te gusta mucho cumplir años pero siempre ocultas tu edad...Ya no frunzas así porque te vas a arrugar, el colageno después de los 25 ya no se produce igual.— El Dr. Briefs tampoco ayudaba mucho al ego de la cumpleañera quien se enfurecía como era costumbre con sus padres.

—¡AY NI POR QUÉ ES MI CUMPLEAÑOS PUEDEN SER AMABLES!.— la mujer gritaba y el primer regalo de cumpleaños de Bulma aparecía justo en el centro de su habitación. —Hola Bulma, soy Goku.— El joven sonreía y saludaba, portaba su doji anaranjado como si nada pasara. Bulma se emocionaba pero a la vez se emberrinchaba, se levantó de su cama, tomó su pantufla y la arrojó directamente a la cabeza del saiyajin —¡Ay pero que agresiva!.— Goku se sobaba la cabeza mientras Bulma se incorporaba.

—Eso es por desaparecer de pronto, ¿Tienes idea de lo preocupados que estábamos todos?... Ni siquiera le avisaste a tu novia... si no fuera por que tu hermano nos dijo que fuiste a buscar no se que cosas a otro planeta, pensaríamos que estás muerto.—  La científica regañaba a su amigo, pero después de un momento soltaba una sonrisa y corría a abrazar a Goku, a pesar de su molestia se sentía muy feliz de verlo, era algo que no esperaba.

Goku también estaba muy feliz y reía —Ay, perdón Bulma, era algo muy importante y no tuve tiempo... jiji... oye por cierto ¿Donde están Milk y los demás?.— el saiyajin miraba fijamente a Bulma quien recordaba las ubicaciones de todos. —Bueno, Milk se fue a entrenar con Piccoro al tempo de Kamisama, algo importante iban a hacer con Dendé allí, Krillin y Lázuli ahora son novios y se fueron a entrenar juntos a la capital del sur, Krillin quiere hacer su examen de oficial de policía... 17  se fue a entrenar por su cuenta, Nappa me ayuda a mejorar los robots y Radditz está en Ciudad Satan, va y viene todos los días, se cree súper héroe, se hizo amigo de unas niñitas que le confeccionaron un horrible traje. Se lo modifiqué para que nadie sepa su identidad.— Bulma subía los hombros y buscaba su cajetilla de cigarros en su cómoda.

Goku abría sus ojos como platos, todas las noticias eran impactantes pero una destacaba. —¿Qué que?, no me sorprende tanto lo de Krillin y 18, mi hermano siendo un payaso tampoco... pero .. ¿Nappa ayudándote?... creí que te odiaba.— El saiyajin no daba crédito a que el amargado de Nappa hubiera cedido ante Bulma, el mismo hombre que había jurado que haría todo para mantener alejados a Bulma y Vegeta, ahora estaba ayudando a la mujer con su tecnología.

Bulma lograba encontrar el objeto de su mal hábito, sacaba un cigarrillo y lo ponía en su boca —Bueno, Nappa y Radditz han entrenado mucho y se hicieron mas fuertes gracias a mi inteligencia, no me sorprendería que se convirtieran en súper saiyajin en cualquier momento. Después de ver al misterioso saiyajin, están como locos para no quedarse atrás.— Bulma se ponia las manos en la cintura muy orgullosa.

Goku aprovechaba para quitarle el cigarillo de la boca y negaba con la cabeza, sin dudas era la mujer que lograba todo lo que se proponía... todo menos conservar el amor o dejar malos hábitos como el tabaco. Estar en su cumpleaños número 28 le recordaba que el tiempo pasaba en un abrir y cerrar de ojos. —Apenas puedo creerlo, hace ya más de 10 años que pedí aquel deseo... ¿Te acuerdas?.— Bulma reía, había entendido la indirecta y no hizo por recuperar su cigarrillo, en su lugar se sentaba en su cama, Goku se recargaba en la cómoda de la peli azul y sonreía.

Un amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora